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El castillo abandonado en Galicia enclavado en un peñasco y rodeado de precipicios 

Situado a orillas del río Castro en el municipio coruñés de San Sadurniño, el Castillo de Narahío fue construido durante la Edad Media y su abandono definitivo se produjo ya en el siglo XVII
Castillo de Narahío (siglo XII), San Saturnino, A Coruña.
Castillo de Narahío (siglo XII), San Saturnino, A Coruña.
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Torres, castillos y fortalezas forman parte del enorme patrimonio cultural asociado a las diferentes construcciones erigidas en Galicia durante la Edad Media o Moderna. Los restos de estos antiguos bastiones defensivos ―algunos en ruinas y otros muy bien conservados o rehabilitados― esconden en su pasado historias de guerras y revueltas, pero también de auténticos símbolos del poder señorial de la época y la opresión ejercida sobre los habitantes de las tierras pertenecientes a dichos señoríos. Hoy en día estos castillos permiten a sus visitantes viajar atrás en el tiempo hacia la Galicia más medieval, recorriendo el interior de sus murallas y visualizando cómo habría sido la vida de hace varios siglos dentro de cada una de sus estancias. 

En el presente podemos encontrar en todo el territorio gallego un gran número de vestigios de ese pasado medieval y defensivo, sobre todo en la provincia de A Coruña donde se conservan varias de estas antiguas fortalezas. De hecho, una de las más singulares y sorprendentes de la región se encuentra abandonada a orillas del río Castro, dentro del espacio natural de Xuvía-O Castro en la localidad de San Sadurniño. El Castillo de Narahío hunde sus raíces en el siglo XIV, enclavado desde entonces sobre un prominente peñasco rodeado de frondosos bosques y pequeños precipicios. A pesar del desamparo y el estado ruinoso en el que se conserva la fortaleza desde su abandono en el siglo XVII, sus restos todavía guardan muchas historias por contar pues el castillo coruñés sirvió como puesto de vigilancia y espacio defensivo durante su época.   

Breve historia de la fortaleza de Narahío

Vista del Castillo de Narahío. Foto: Asociación Española de Amigos de los Castillos

En el horizonte salvaje de las tierras de San Sadurniño todavía hoy se dibuja la silueta entrecortada de lo que en tiempos más gloriosos fue una importante fortaleza de la Edad Media: el Castillo de Narahío, una construcción defensiva que continúa desafiando al paso del tiempo y el abandono con la esperanza de que las huellas visibles de su pasado no hagan desaparecer su historia junto a la última piedra de su estructura. Una historia que, según las referencias históricas conocidas, comenzó a escribirse alrededor del siglo XIV, en una época también marcada por el feudalismo y los señoríos en Galicia

Más allá de su fecha estimada de construcción, el origen de este castillo coruñés resulta ser una verdadera incógnita. Lo cierto es que poco se sabe sobre quién ordenó construir la fortificación o cuál fue su finalidad exacta, aunque investigaciones recientes abren una nueva hipótesis que situaría sus raíces ya en el siglo XII. En cualquier caso, de lo que sí tenemos certeza es que el Castillo de Narahío se encuentra situado en territorio del señoría de Pontedeume, tal y como sucede con su vecino de Moeche. Los hechos más concretos de la historia de la fortaleza sugieren que esta pudo haber pertenecido a la familia de los Piñeiro, al menos hasta que el castillo les fue arrebatado por el rey Pedro a favor de los señores de Andrade en torno al año 1364. Es entonces cuando la propiedad pasó a manos de Fernán Pérez de Andrade "O Boo" (El bueno), noble caballero del siglo XIV y figura central en la guerra que enfrentó a Pedro I el Cruel y Enrique de Trastámara, conocido también por la construcción de numerosos puentes, iglesias, palacios y conventos entre otros hitos. 

En algún momento de su historia las paredes del Castillo de Narahío también llegaron a albergar en su interior una cárcel para malhechores e infractores. Pero sin lugar a dudas, lo que ha hecho más famoso a esta fortaleza coruñesa es el haber sido escenario de la primera Revuelta Irmandiña de 1431, dirigida, sin éxito, por Roi Xordo contra Nuno Freire de Andrade, más conocido como "O Mao"; y más tarde también contra Fernán Pérez de Andrade "O Mozo". En este último levantamiento, el ejército de Alonso de Lanzós (primo de Andrade) derribó el castillo que más tarde tuvo que ser reconstruido más tarde como castigo por los propios revolucionarios. En su relato de vida más reciente, el castillo coruñés y sus propiedades acabaron en manos de Diego de Andrade (hijo de "O Mozo"), después en la Casa de Alba. Lo cierto es que esta última propietaria cedió al Concello de San Sadurniño la titularidad del castillo por un período de 30 años. 

El abandono de un referente histórico 

Detalle de la torre de Narahío. Foto: Turismo de Galicia

El abandono total de esta joya arquitectónica de la Edad Media tuvo lugar a principios del siglo XVII. De hecho, al poco tiempo la estructura del castillo fue utilizada como cantera de la que poder obtener de forma fácil material para construcción. Ese lento proceso de desmantelamiento de la fortaleza provocó que hoy en día tan sólo queden en pie una pequeña parte de los muros superiores, la torre y unos arcos. A pesar de todo, en el año 2007 el arqueólogo Anxo Felpeto inició un proyecto de investigación y rehabilitación del castillo. 

Cabe destacar que durante las excavaciones más recientes llevadas a cabo sobre el terreno se llegaron a encontrar un buen número de elementos de épocas pasadas, entre ellos cerámicas y monedas que podrían llegar a formar parte en un futuro de un proyecto expositivo sobre la historia del Castilla de Narahío. Además, a finales del 2019 se completó la tercera fase de consolidación de la fortaleza, asegurando la zona y mejorando su accesibilidad a través de senderos así como también en el interior del castillo. Además, una de las obras realizadas sobre la estructura permite a los visitantes acceder al patio de armas y subir al punto más alto de la torre da homenaxe para disfrutar de una panorámica perfecta del bonito valle del Castro.

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