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Un desierto en la costa de Galicia: el paisaje único entre mar y montaña

El Parque Natural de Corrubedo alberga en su territorio varios ecosistemas de gran importancia biológica, el mayor número de túmulos megalíticos de Galicia y la duna móvil más grande del noroeste peninsular
Vista aérea de las Dunas de Corrubedo.
Vista aérea de las Dunas de Corrubedo.
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La diversidad natural y paisajística de Galicia convierte a la región en uno de los destinos más bonitos y mejor valorados no sólo de España, sino de todo el mundo: cientos de kilómetros de arenales paradisíacos, bosques atlánticos y de ribera, majestuosas montañas y sí, también desiertos. Y es que la costa gallega también esconde en su territorio la duna móvil más grande del noroeste peninsular y uno de los enclaves más destacados del patrimonio natural en Galicia. El complejo dunar de Corrubedo y las lagunas de Carregal e Vixán se enmarcan en pleno corazón de la península do Barbanza, en un lugar privilegiado de la localidad de Ribeira situado a medio camino entre el mar y la montaña, y las rías de Arousa y Muros e Noia. 

Este espacio natural protegido se compone en toda su extensión por un sistema dunar de más de cuatro kilómetros de longitud, 250 metros de ancho y otros 20 metros de altura, así como también varias marismas y lagunas de agua dulce y salada con un enorme valor ecológico. De hecho, las diferentes áreas del espacio han sido declaradas como Zona especial de conservación (ZEC), Zona de especial protección para as aves (ZEPA), Zona húmida protexida galega y Zona húmida de importancia internacional Ramsar. En definitiva, un lugar de gran variedad de flora y fauna en el que conviven en su mayoría especies endémicas de la costa gallega

La riqueza natural y ecológica de Corrubedo 

Parque Natural de Corrubedo, Ribeira. Foto: Turismo de Galicia

El paisaje de la costa de O Barbanza se encuentra dominado desde la distancia por un gran desierto de arena blanca y fina. Lo cierto es que en este Parque Natural gallego no hay lugar a dudas de que el mayor atractivo turístico lo conforma la gran duna móvil con vistas al océano Atlántico, un lugar que se ha convertido con el tiempo en uno de los rincones más visitados de toda Galicia. En todo el espacio natural se pueden observar distintos ecosistemas, destacando como decíamos el complejo dunar que se extiende a lo largo de cuatro kilómetros entre playas, lagunas litorales, restos megalíticos y naturaleza autóctona. Además, en el horizonte más próximo a la zona el paisaje se encuentra acotado por bosques de pinares y otros árboles autóctonos como los robles. 

Es importante destacar asimismo que el grueso de este gigante de arena presenta diferencias bastante notables entre algunas de sus zonas. Sin ir más lejos, el entorno más próximo a Corrubedo está formado por los arenales de Ladeira y As dunas, dos playas de arena fina y de corrientes marinas mucho más sosegadas que sus vecinas del sur. Por otro lado, tras la desembocadura de la laguna do Carregal se emplazan las playas de O Castro, Vilar y Anquieira, todas ellas formadas por arenas más gruesas y corrientes laterales que llegan a la orilla con mucha más fuerza. 

Dunas de Corrubedo. Foto: Turismo de Galicia

Lo cierto es que las dunas de Corrubedo se encuentran envueltas por una vegetación repleta de especies únicas y escasas, muchas de ellas endémicas del noroeste peninsular y catalogadas como vulnerables o en peligro de extinción. En todo el Parque Natural se pueden encontrar más de 240 taxones vegetales, con muchas variedades adaptadas a la gran aridez que presenta la arena de las dunas como pueden ser el cardo marino o la ammofila. En las superficies de terreno por las que se extienden los humedales, los juncos, carrizos o ranúnculos son sólo algunas de los géneros más destacados. 

Al margen de la flora, la riqueza faunística de las dunas de Corrubedo también resulta digna de mención, pues alrededor del 70% de las especies de anfibios y reptiles de Galicia se localizan en este punto de la península do Barbanza. En el caso particular de las aves, los datos más recientes que se manejan estiman que más de 3.000 aládos de 35 especies diferentes conviven entre estas dunas y humedales de Ribeira. Nutrias, zarapitos, garzas reales, corremolinos e incluso cisnes han hecho de las Dunas de Corrubedo y las lagunas de Carregal e Vixán su hábitat natural perfecto. 

El origen de un desierto en Galicia

Playa de Corrubedo en Ribeira. Foto: Shutterstock

A día de hoy las dunas de Corrubedo conforman un complejo natural de gran riqueza paisajística y un enorme valor biológico en Galicia. Sin duda uno de los mayores tesoros de las Rías Baixas… pero, ¿cuál es el origen exacto de este gran desierto de la costa sur de la región? Según apuntan los expertos, este singular paraje y conjunto geológico a orillas del mar habría empezado a formarse en el período cuaternario, concretamente hace unos 12.000 o 15.000 años atrás. Una época que se conoce por la desaparición de especies como los mamuts y mastodontes y en la que aparece el Homo habilis y se desarrollan los humanos anatómicamente modernos.  

A lo largo de los años, especialmente entre el período de 2008 a 2015, el gran gigante de arena de Ribeira ha ido perdiendo más de 400.000 toneladas de arena y hasta 2,5 metros de altura. Una lenta agonía producida por factores como la extracción de arena hasta principios de la década de los 90 y el incremento en el número de visitantes del Parque Natural. Lo cierto es que según se estima, las dunas de Corrubedo todavía alcanzaban los 60 metros de altura a principios del siglo XIX, un dato que contrasta con el desgastado semblante actual de la lengua de arena, cuya elevación máxima actual es tres veces inferior que entonces. 

Con el objetivo de poner fin a la degradación del gigante de arena y proteger el entorno, las autoridades medioambientales han habilitado una red de senderos y pasarelas de madera para que los visitantes puedan aproximarse al entorno de una manera cómoda y respetuosa. En toda la superficie del espacio podemos encontrar tres rutas señalizadas: el Camino del Viento avanza hasta la duna móvil a lo largo de 1,5 kilómetros; el Camino del Mar conforma un itinerario de seis kilómetros hasta la laguna de Carrexal, mientras que el Camino del Agua recorre apenas dos kilómetros para alcanzar la laguna de Vixán y los restos de un castro en Porto Baixo. Además, aquellas personas que quieran disfrutar de un vistazo panorámico del complejo dunar y las marismas pueden ascender hasta los miradores de Pedra de Rá, en A Curota, o el de Castrocidá, dos puntos estratégicos desde los que disfrutar de la naturaleza y la historia de la zona. 

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