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La impresionante ciudad a un paso de Galicia con encanto e historia para visitar esta primavera

Su historia está ligada al mar y, con la mejora de las conexiones con Oporto, se popularizó como destino veraniego de referencia en el norte de Portugal
Playa en Póvoa de Varzim.
Playa en Póvoa de Varzim.
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Los españoles y, muy especialmente, los gallegos, tenemos en el país vecino Portugal y en sus numerosos enclaves, ciudades, pueblos, espacios naturales y costas, el motivo perfecto para organizar frecuentes escapadas. Es más probable encontrar a un vigués conocido por las calles de Oporto, que en el centro de Vigo, y es que no es exagerado decir que se trata de una de nuestras ciudades favoritas.

Sin embargo, en el distrito de Oporto hay otros muchos lugares que merece la pena conocer, no solo por su proximidad con el sur gallego, sino por su belleza y posibilidades. Uno de ellos se encuentra en el litoral portugués, a apenas 27 kilómetros de una de las ciudades más importantes de Portugal. Hablamos del municipio de Póvoa de Varzim, con más de 64.000 habitantes y un conjunto de playas de grandes dimensiones entre las que destacan, entre otras, la Praia da Estrela, la Praia de Salgueira, Santo André, Barranha, Praia da Lagoa y Redonda.

Tal y como recoge el Ministerio de Economía, Turismo de Portugal en su portal oficial -Visit Portugal-, Póvoa de Varzim se erigió en el Siglo XVIII como un pueblo pesquero de referencia, contando con un número suficiente de pescadores para crear una consolidada comunidad dentro de este sector.

Un desarrollo económico que partió del litoral

Se puede decir que este municipio, con una extensión de 82.30 kilómetros cuadrados, se ha desarrollado a partir de las posibilidades de su litoral, pues sus playas son consideradas "motor de desarrollo" al haber proliferado una importante red de complejos hoteleros -y es que este entorno se popularizó como destino veraniego de referencia del norte de Portugal, especialmente, tras la mejora de las conexiones con Oporto-. Completan la oferta turística campos de golf, casinos y todo tipo de pistas deportivas.

Casino de Póvoa do Varzim. Foto: Shutterstock

Uno de los enclaves más reconocidos de Póvoa do Varzim es el bautizado como Passeio Alegre, declarado Inmueble de Interés Público por el Instituto Portugués do Patrimonio Arquitectónico, y un lugar de paseo, de encuentro,y de celebración de actividades, entre la zona costera y el centro del municipio.

Monumentos, plazas y patrimonio

En la categoría de monumentos hay que destacar la Fortaleza de Nossa Señora da Conceição, construida en el año 1701, y dentro de la que destaca el retablo de la capilla y la imagen de la Virgen de la Concepción. También son importantes otros templos como la Igreja de São Pedro de Rates, o el Santuário de Nossa Senhora da Saúde.

En el apartado museístico, es posible conocer la historia -especialmente, la ligada a la comunidad marítima- a través del Museo Municipal de Etnografía e História da Póvoa de Varzim. Está ubicado en el número 17 de la Rúa do Visconde de Azevedo, en lo que fue el "Solar dos Carneiros", cimentado en el Siglo XVIII.

En lo tocante a los enclaves y plazas de interés, hay que resaltar la Praza do Almada, centro neurálgico de la ciudad y en donde se encuentra la Cámara Municipal de Póvoa de Varzim, la cual llama la atención, especialmente, por sus arcos y sus azulejos azules típicos. También por las casitas coloridas que se extienden a su alrededor.

Otro de los atractivos de Póvoa do Varzim radica, precisamente, en la posibilidad de ampliar horizontes y conocer otros lugares emblemáticos del norte portugués. Y es que, a tan solo cuatro kilómetros de esta localidad se encuentra Vila do Conde, un municipio costero con casi 80.000 habitantes, y, como Póvoa de Varzim, muy ligado al mar, aunque, en este caso, a la construcción naval. La localidad, además de atesorar un famoso outlet, acoge anualmente la Feria Nacional de Artesanía.

Sin duda, Póvoa de Varzim es un enclave que merece la pena visitar, especialmente, con la llegada del buen tiempo, y con la suerte de no tener que realizar demasiados kilómetros para descubrir un entorno sorprendente y singular.

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