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Un balneario abandonado en Galicia: el declive de un referente termal

El edificio fue construido en 1892 y vivió su época dorada durante las primeras décadas del siglo XX, famoso por unas aguas minerales ferruginosas de las que se decía que incluso podían curar la anemia
Antiguo Balneario de Ferrería do Incio.
Antiguo Balneario de Ferrería do Incio.
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Galicia puede presumir de ser una de las regiones que atesoran una mayor tradición termalista, con unos orígenes que se pierden incluso más allá del tiempo. Lo cierto es que una parte de la historia gallega no se entendería sin la historia particular de sus aguas mineromedicinales, cuyas propiedades preventivas y curativas recorren todo el territorio de norte a sur. De hecho, los antiguos pobladores ya eran conocedores de dichas propiedades y beneficios, utilizadas en los baños celtas y las grandes termas públicas de la época romana. Así, la creación de los balnearios más modernos terminó de dar valor ―más si cabe― a estas virtudes medicinales suministradas por la tierra, convirtiendo a estos espacios termales en auténticos templos del bienestar, la salud y la cultura del agua

Son muchos los balnearios que todavía hoy destacan en Galicia (y en activo) por su dilatada historia y tradición, si bien en los inicios del termalismo en la región uno de los grandes referentes del sector se escondía al sur de la provincia de Lugo, en la parte meridional de la comarca de Sarria. El antiguo Balneario de Ferrería de O Incio vivió su época dorada durante las primeras décadas del siglo XX, aunque en el presente su enorme silueta, demacrada y en ruinas, hace imposible ocultar a la vista los largos años que sus aguas medicionales han sido relegadas al olvido. Con todo, y a pesar de su completo estado de abandono, son muchas las personas que todavía recuerdan la fama de unos baños termales de los que se decía que eran capaces de curar anemias.  

Breve historia del balneario de O Incio

Vista aérea del antiguo Balneario de O Incio, Lugo. Foto: Shutterstock

Enmarcado entre dos valles formados por los regos do Antiguo y dos Lameiros, el lugar de A Ferrería conforma el santo grial de las aguas mineromedicinales en Galicia. Este rincón del interior de Lugo se localiza a unos 615 metros sobre el nivel del mar, envuelto por montañas cuyas cumbres casi rozan los 1.000 metros de altura. En mitad de este paraíso de ensueño se esconde el antiguo balneario de O Inciio. Para descubrir los orígenes de estos famosos baños tenemos que remontarse más de un siglo atrás en el tiempo, concretamente hasta el año 1892. En aquella época, la familia Gasset-Dorado decidió aprovechar las virtudes medicinales de las aguas en la zona para crear uno de los mayores balnearios de Galicia. Y lo cierto es que hasta mediados del siglo XX, el Balneario de Ferrería de O Incio pudo presumir de ser uno de los grandes referentes del universo termal en la región. 

Más allá de su trayectoria dentro del mundo termal, sobre el lugar de A Ferrería es importante destacar su pasado vinculado a la industria del hierro ya desde la Edad Media, pero sobre todo durante los silgos XVII y XVIII. De hecho, la toponimia de esta parroquia lucense habla por sí sola, pues como cabe esperar antiguamente existía una herrería de la cual A Ferrería do Incio heredó su nombre. Este dato en la historia de la parroquia, pero sobre todo en la historia del balneario, resulta vital por una sencilla razón: la abundancia de las vetas de hierro en la zona y el desnivel de los valles colindantes propiciaron que el agua que se filtraba desde las montañas más altas pasara por estas dando lugar a unas aguas minerales ferruginosas y ferromagnesianasfamosas en toda Galicia. Lo cierto es que se tiene constancia de la existencia de dicho manantial milagroso desde el siglo XVI, cuando pertenecía a la Orden de San Juan de Jerusalén. Tiempo después sería cuando el Conde de Campomanes se haría con el dominio y mandaría crear el Gran Balneario y que por iniciativa del mismo también contaba con un pazo a escasa distancia para dar hospedaje a los visitantes. 

El complejo termal de O Incio ocupó en su época más gloriosa un majestuoso caserón construido por Nemesio Cobreros que contaba con una planta baja con salón-comedor y unos pisos superiores que daban cabida a más de un centenar de habitaciones. Durante los últimos años del siglo XIX, el balneario empezó a ganar fama como en tantos otros lugares de Galicia donde el agua suponía un remedio milagroso para casi todos los males. La repercusión del manantial y sus baños era tal que varios diarios de la época ―incluso de otras zonas de España― se hacían eco de la composición de dichas aguas y los beneficios de las mismas: "únicas para la anemia, clorosis, paludismos, etc", firmaban desde un periódico madrileño tan sólo unos años antes del estallido de la Guerra Civil española.  

El declive de un referente termal

Vista de la fachada principal del Balneario de O Incia en ruinas. Foto: Google Earth

Del apogeo al olvido más absoluto en apenas un par de décadas, pues las guerras civiles y mundiales marcaron el porvenir de este referente termal en Galicia, sumido en las ruinas y el abandono durante los conflictos y hasta finales del siglo XX. Lo cierto es que tras su cierre sí que hubo un intento de reconstruir el balneario para devolverle todo el esplendor que en su día tuvo y recuperar la tradición de las aguas mineromedicinales en la zona. Sin embargo, el propósito se quedó en un simple intento fallido debido a unas malas gestiones durante la obra. Fue entonces cuando la naturaleza empezó a ganar terreno sobre la propiedad, la cual permanece cerrada definitivamente desde el año 1995 a la espera de ser rescatada in extremis del completo abandono o bien a ser sentenciada a un futuro (casi presente) de ruinas sin retorno. 

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