Esta no es una receta cualquiera de pollo guisado. Sí que es una forma fácil más para cocinar pollo y triunfar y también para utilizar guisantes y menta, una combinación que en ciertas zonas de España (Cataluña) es muy utilizada.

Los guisantes son muy versátiles, nos valen para saltearlos o sofreírlos con jamón pero también para hacer cremas o incluso para crear sorprendentes hummusEn este caso los incluimos en un guiso de pollo que conseguimos que sea tremendamente jugoso (si queréis ver todos los trucos para que el pollo quede jugoso no dejéis de pinchar aquí) porque lo marcamos primero a fuego fuerte y luego lo cocinamos tapado a fuego muy suave, dentro de su propia salsa.

El pollo es una alternativa fácil, económica y que suele gustar a todo el mundo pero además es tremendamente versátil, ¡va bien con casi todo! Se nos puede ocurrir hacerlo al ajillo como es típico en muchas casas de comidas pero también con una salsa de cerveza o guisado con verduras. Podemos hacer pollo frito estilo KFC pero también como hacen los japoneses, en karaage, y por supuesto podemos asarlo relleno o sin rellenar.

Esta receta tiene como base la de muchos guisos, un buen sofrito a partir de ajo y cebolla, y después la gracia de incorporar algunos condimentos como la mostaza o el jengibre en polvo, regarlo con brandy y después hacer un estofado a fuego lento y suave, con un chup chup controlado tapando la olla. El secreto para que el pollo quede jugoso es, sin duda, cocinarlo a fuego muy muy suave con el vaivén de la propia olla.

En este caso hemos utilizado guisantes congelados pero también podríamos utilizar guisantes frescos. En caso de utilizarlos frescos es muy recomendable añadirlos sólo en los últimos dos minutos, tiempo suficiente para que el guisante se ablande pero que no se pase, que aguante el verdor intenso y que no empiecen a arrugarse para que puedan explotar en la boca. 

Cómo hacer pollo guisado con guisantes y menta

Ingredientes

  • Pollo, 1/2 ud
  • Guisantes congelados, 150 g
  • Dientes de ajo, 3 ud
  • Cebolla morada, 1 ud
  • Mostaza de Dijon, 1 cucharadita
  • Brandy, 100 ml
  • Harina, 200 g
  • Aceite de oliva virgen extra, 4 cucharadas
  • Jengibre en polvo, 1/2 cucharadita
  • PImienta negra molida, 1/2 cucharadita
  • Sal, c/s
  • Menta fresca, 2 ramitas
  • Miel de caña, 1 cucharadita
  • Agua, 400 ml

Paso 1

Trocear el pollo aprovechándonos de las articulaciones del mismo para cortar por ellas. Quitar la carcasa de la parte de la pechuga. Aunque también podríamos dejarla pues nos ayudará a que la pechuga quede más jugosa, pero será más difícil comerlo después. 

Paso 2

Añadir un poco de sal a cada pieza y enharinar por todas partes. Freír en la olla donde vayamos a hacer el guiso, con aceite a fuego alto, para que se dore el pollo por todas partes. Queremos que se dore rápido. Una vez dorado por todos los sitios retirar a un plato y apagar el fuego. 

Paso 3

Laminar los dientes de ajo finamente y picar también la cebolla en juliana, añadir en la olla con un poco más de aceite y sal y dejar que se poche todo a fuego medio, tapado, durante aproximadamente unos 10 minutos. 

Paso 4

Agregar el jengibre en polvo y también la mostaza. Mezclar bien e incorporar el brandy, dejar que evapore el alcohol y añadir los guisantes congelados. Tapar y dejar cocinar dos minutos a fuego medio. 

Paso 5

Añadir el agua, o si tenemos caldo de pollo mejor, y tapar dejando cocinar 10 minutos siempre a fuego suave. Si vemos que tenemos demasiado caldo podríamos destapar. Tenemos que tener en cuenta que la harina que ha soltado el pollo al freírse al principio servirá de ligazón para todo.

Paso 6

Añadir entonces la miel, poner a punto de sal y de pimienta negra y mezclar bien. Incorporar de nuevo el pollo al guiso, tapar y dejar cocinar a fuego mínimo durante 10-15 minutos. 

Paso 7

Tras este tiempo, destapar y probar si está bien condimentado, en este punto corregir. Por último, incorporar unas hojas de menta repartidas por todo el guiso que serán perfectas para hacer de contrapunto.