Image: Edipo furioso y el talento de Julie Delpy

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Cine

Edipo furioso y el talento de Julie Delpy

La actriz, guionista y directora estrena Lolo, una revisitación contemporánea del mito eterno del hijo enamorado de su madre

22 julio, 2016 02:00

Dany Boon, Julie Delpy y Vincent Lacoste en Lolo.

Julie Delpy (París, 1969) es esa actriz maravillosa que nos enamoró en la fantástica Antes del amanecer (1995). Fue también, siendo una adolescente, actriz en películas de maestros como Godard, Tavernier o Saura, que supieron ver el mucho talento de esta artista francesa. Si Julie Delpy hubiera sido "simplemente" actriz nadie se lo hubiera podido reprochar pero es que, además, ha resultado ser una inspirada directora y guionista, una autora con personalidad y carisma que después de Le Skylab (2001) nos convence con la fantástica Lolo, revisitación contemporánea del mito eterno de Edipo, el hijo enamorado de su madre.

  El Edipo de Delpy vive en París y es un chaval de 19 años que expone en galerías importantes, arrogante y petulante como quiere el tópico de los franceses y sobre todo enemigo de cualquier romance que pueda tener su madre, a la que adora con devoción. Un amor correspondido por la entregada madre (que cree con ese entusiasmo típico de los padres que es "el futuro de la humanidad") mucho más peligrosa de lo que podría parecer si nos quedamos con las primeras pinceladas de comedia más o menos costumbrista con las que empieza el filme. Como en Le Skylab, Delpy es capaz de comenzar su película con un tono ligero e incluso alegre para ir descubriendo los contornos más oscuros sin perder la frescura y el sentido del humor.

  Gracia y profundidad a la vez son dos virtudes poco frecuentes en una película y es lo que consigue Delpy con esta Lolo. Ella misma interpreta a una mujer de 45 años que ha triunfado en el mundo de la moda y se codea con Karl Lagerfeld y que ha renunciado, haciendo de la necesidad virtud, al amor. Mantiene, se ha dicho, una intensa relación con su hijo adolescente y ese precario equilibrio se rompe cuando aparece un señor provinciano (del País Vasco francés) que le roba el corazón siendo exactamente lo contrario de lo que está acostumbrada en su entorno profesional, un hombre sencillo y cero mundano pero con la inteligencia suficiente como para no desaprovechar ninguna oportunidad.

  Lo que cuenta Lolo lo conocen muchas mujeres divorciadas con hijos varones que han tratado de rehacer su vida sentimental, o sea, los celos posesivos de los hijos, que con frecuencia llevan mal que sus madres se vuelvan a enamorar. Lolo plantea una historia universal con hechuras modernas y confirma el gran talento de Delpy para hacer películas. 

@juansarda