Hacer estos crackers es una labor sorprendentemente sencilla. Además, son sin harina por lo que pueden disfrutar de ellos los intolerantes al gluten o celiacos. 

Muchas de las cosas que se compran hechas no pasan por la idea de replicarlas en casa quizá por pensar que tienen más complejidad de la que en realidad tienen, y especialmente porque parece mucho más fácil ir a la tienda a comprar cualquier cosa que venga ya hecha y sea medio decente. Pero preparar estos “panecillos” es una de las recetas más fáciles que existen.

Semillas, agua y sal serán los pocos ingredientes necesarios para conseguir unos crackers caseros. Sin amasar, sin levaduras ni tiempos de reposo. Son perfectos para tomar como aperitivos tanto salados, untados en cualquier dip como el paté de atún ahumado, un hummus de remolacha, un paté de chorizo como dulces. Con queso crema, algo de miel y la fruta favorita según el gusto de cada uno. Pero son también aptos para acompañar una comida o cena en sustitución del pan.

La textura es crujiente, pero con un tiempo menor de horno quedarán blanditos si se prefieren así. Por el contrario, dejándolos unos minutos más de cocción de horno (siempre vigilando que no se quemen) se conseguirá un cracker extracrujiente.

Las semillas y cereales enteros empleados son fáciles de encontrar en grandes superficies. Sin embargo, pueden no serlo tanto si se buscan molidos; por esa razón nos ayudaremos de un molinillo de café para conseguir el lino (o chía) molido, aunque se pueden hallar en herbolarios.

En cuanto a la mezcla de semillas, se puede ir variando; perfectamente se pueden añadir más cantidad de unas y menos de otras (para que el conjunto de todas ellas siempre pese lo mismo) si, por ejemplo, se prefiere un gusto a sésamo más acentuado que a pipas de calabaza. Las semillas más grandes como son las de calabaza y girasol, se pueden incluso picar groseramente con un procesador de alimentos, o cuchillo, para que quede una masa más fina.

Una vez probada la receta básica, se le pueden añadir también especias al gusto, como pueda ser ajo en polvo, orégano, romero, o tomillo. Las posibles combinaciones son infinitas.

Cómo hacer crackers de avena y semillas

Paso 1

Precalentar el horno a 200 ºC.

Paso 2

En un molinillo de café, triturar las semillas de chía.

Paso 3

Mezclar en un bol grande todas las pipas/semillas y la sal. Y terminar con el agua.
Remover hasta que el agua quede completamente absorbida.

Paso 4

Colocar papel de horno en la bandeja del horno, y verter la masa.
Ayudándonos de una espátula, repartiremos bien llegando hasta los bordes, para que quede lo más liso y homogéneo posible. Si se ve que queda demasiado gruesa, extender la mezcla por dos bandejas. Es recomendable que quede lo más fino posible.

Paso 5

Hornear, calor arriba y abajo, altura media, durante 50 minutos a 200 ºC hasta que esté ligeramente dorado. Como cada horno es un mundo, puede que el vuestro necesite un poco más de tiempo o menos; habrá que ir vigilando para que no se queme.

Paso 6

A media cocción, lo sacaremos del horno para marcar secciones con un cuchillo, que nos ayudarán a hacer las porciones que serán después los crackers.

Paso 7

Dejar enfriar un par de horas antes de consumir.