
Eduard Bloch, el médico judío de Hitler que conocía todos sus secretos y al que la Gestapo protegió del Holocausto
Austríaco como el líder del III Reich, Bloch trató a un pequeño Adolf mucho antes de que ascendiera el poder el régimen nazi. El dictador le estuvo siempre agradecido y facilitó personalmente su traslado a Estados Unidos en medio de la brutal persecución a los judíos.