Irene Muzás Calpe, primera rabina de España.

Irene Muzás Calpe, primera rabina de España. Javier Corso

LA TRIBUNA

La primera rabina española: un triunfo del igualitarismo religioso

Con la ordenación de la rabina Irene Muzás, el vibrante judaísmo español continúa creciendo de la mano de la igualdad, el pluralismo y la integración.

25 noviembre, 2022 02:41

Irene Muzás Calpe ha sido la primera española ordenada rabina (por la Escuela Rabínica Zacharias Frankel, en Alemania, el pasado domingo 23 de octubre).

Es un hito para el judaísmo español por dos motivos. Primero, porque Irene Muzás forma parte del llamado judaísmo masortí, que es igualitario, plural e inclusivo. Y, segundo, porque devuelve a España su protagonismo en la historia judía.

La presencia judía en la península ibérica se remonta al siglo II d.C. y florece dando grandes frutos en forma de filósofos y poetas como Ibn Gabirol e Ibn Nagrela, traductores como Ibn Tibón, prominentes rabinos como El Rambam o cabalistas como Moisés de León.

Irene Muzás.

Irene Muzás. Javier Corso

Los judíos son expulsados de España en 1492 y de Portugal en 1497. Tras esta trágica fecha se asentarán en el norte de África, en el Imperio otomano, en los Países Bajos, en Inglaterra y en América, llevando consigo todo el legado del judaísmo judeoespañol.

Tienen que pasar varios siglos para que el judaísmo regrese a España con la tenue reapertura de sinagogas de rito español (sefardí) en Madrid, Barcelona y Melilla en los albores del XIX y principios del siglo XX.

La primera mujer ordenada rabina fue la estadounidense Sally Priesand en 1973. Desde entonces, ha habido rabinas al frente de comunidades judías tanto en el continente americano como en Europa, pero no en España.

El judaísmo plural e igualitario aparecerá en 1991 por primera vez en Madrid con la apertura de la comunidad judía masortí o conservadora Bet-El. Luego, surgirá rápidamente en otras ciudades, como Barcelona, Oviedo, Sevilla y Valencia.

España ya cuenta con líderes judías comunitarias, como por ejemplo Yael Cobano al frente de la sinagoga reformista de Madrid. Ahora, Irene Muzás puede sentirse orgullosa de ser la primera rabina española de la historia. 

Convertirse en rabina es una dura carrera de fondo. Durante más de cinco años, Irene Muzás tuvo que aprender alemán y hebreo, obtener la licenciatura y un máster en Teología Judía en la Escuela Rabínica Zacharias Frankel en Postdam, y cursar un año en la Yeshivá Fuchsberg de Jerusalén.

Desde principios de noviembre se ha hecho cargo de la sinagoga masortí Atid de Barcelona.

"La clave del progreso judío fue que, por primera vez, hombres y mujeres se sentaron juntos en los asientos de la sinagoga, plantándose la semilla del judaísmo igualitario"

Hemos hablado de dos movimientos judíos, el reformista y el masortí. Pero ¿qué son exactamente y por qué se consideran igualitarios, plurales e inclusivos?

Hagamos un breve viaje en el tiempo. Hasta antes de la Revolución francesa, la población judía europea había vivido relegada de la esfera pública, atada de pies y manos a capricho de quien gobernase en cada país, desde Rusia hasta Francia.

Durante la emergencia de la Ilustración y la llegada de la Razón como alternativas al mundo religioso, algunos Estados comienzan a otorgar gradualmente derechos y libertades a la población judía, como el acceso a la universidad, la obtención de la ciudadanía o la libertad de residencia.

Esto produjo el aceleramiento del secularismo y del asimilacionismo dentro de las propias comunidades judías. Hay que recordar que, durante siglos, los judíos de la Europa central y del este habitaban en sus propias villas, también llamadas en yiddish shtetl, o en barrios tipo gueto dentro de las grandes ciudades, apartados de la vida del país por su falta de derechos y libertades.

[El camino de Irene para convertirse en la primera mujer rabina de España: "En Barcelona hay que ir con cautela con un kipá"]

El movimiento reformista nace como resultado de la dicotomía entre la modernidad y la tradición para explicar el mundo, la vida y la identidad judía. La Reforma ofrecía una oportunidad de regreso a la cultura judía para aquellos que ya estaban desconectados del mundo religioso. La historia sería el motor de ese nuevo movimiento.

El rabino alemán Abraham Geiger (1810-1874), padre de la Reforma, proponía un judaísmo compatible con el progreso y el humanismo. Los pilares fundamentales, como la Torá o el Talmud, no iban a ser cambiados. Sí se ajustarían ciertas leyes que frenaban el desarrollo de una vida moderna y judía al mismo tiempo.

La primera sinagoga reformista abrió sus puertas en 1810 en Sassen, Alemania, donde la lengua alemana y el hebreo se usaron conjuntamente en las oraciones. También se añadió música de órgano, un gran avance para el momento.

Pero el gran salto, la clave de este progreso, fue que, por primera vez, hombres y mujeres se sentaron juntos en los asientos de la sinagoga.

Aquí se plantó la semilla del judaísmo igualitario.

"Como respuesta a la gran apertura de la Reforma, algunos rabinos empezaron a plantear una especie de Contrarreforma, proponiendo una vuelta al tradicionalismo judío religioso"

Se modificaron, entre otras normas, algunas regulaciones de alimentación (kashrut). Se aceptó el matrimonio mixto, es decir, entre una persona judía y una persona no judía. La circuncisión ya no era obligatoria. Y se reconoció la identidad judía también por línea paterna, pues, de acuerdo con la ley judía (halajá), uno es judío o bien al nacer de madre judía o bien por conversión. 

Al calor de estos debates y como respuesta a la gran apertura de la Reforma, algunos rabinos empezaron a plantear una especie de Contrarreforma. Más bien proponían una vuelta al tradicionalismo judío religioso.

Irene Muzás delante de las 12 tribus de Israel.

Irene Muzás delante de las 12 tribus de Israel. Javier Corso

Así irrumpe, también en Alemania, el movimiento conservador o masortí. Su precursor fue el rabino Zacharias Frankel (1801-1875). Los conservadores hicieron de la educación el motor del judaísmo y realizaron un viraje para recolocar a Dios y a los ritos como parte estructural y esencial del día a día de la vida judía, así como el respeto al día de descanso o Shabat y a la kashrut.

También propusieron seguir y cumplir con la halajá, pero teniendo en cuenta el entorno cambiante y frenético, como era la sociedad de entonces, y como lo es hoy en día.

El movimiento conservador retomó la obligatoriedad de la circuncisión, mantuvo el matrimonio solamente entre dos personas judías y sólo consideraba judíos a los nacidos de vientre judío o bien a aquellos que se sometían a una conversión religiosa.

A pesar de que existan ciertas diferencias entre estos movimientos, la consecución de la igualdad entre hombres y mujeres es un logro que debemos destacar en España. Si el judaísmo de por sí es poco conocido, estas congregaciones son aún más desconocidas para la sociedad española.

Las mujeres reformistas y conservadoras son líderes comunitarias, coordinadoras de movimientos juveniles, profesoras de bar y bat mitzvah, y son llamadas a leer la Torá en público. Son cantoras y dirigen los rezos, algunas llevan kipá, otras se envuelven en el manto de oración (talit) o se atan los tefilines, tradiciones y costumbres antes reservadas a los hombres.

Ahora también, con Irene Muzás, las mujeres son rabinas. Las congregaciones igualitarias no sólo han brindado un espacio de igualdad para hombres y mujeres, sino que también han sido inclusivas desde sus inicios con todas las personas sin distinción de identidad sexual.

Muzás se ha mudado recientemente de Berlín a Barcelona con una libreta cargada de ideas que será la hoja de ruta para los próximos años. Entre sus proyectos, se propone preguntar a los jóvenes qué necesitan de su tradición judía. Quiere escuchar al entorno plural judío que posee Barcelona para hacer de Atid una sinagoga abierta.

Pero, sobre todo, para ella es central ofrecer respuestas desde las fuentes judías antiguas y modernas a las necesidades de su congregación de hoy.

Con la rabina Irene Muzás, el vibrante judaísmo español continúa creciendo de la mano de la igualdad, el pluralismo y la integración. Ahora toca sacar de los libros y del papel las ideas para ponerlas en marcha.  

*** Iván Gastañaga es investigador de cultura judía.

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