el primer vino blanco de aguja sin alcohol

el primer vino blanco de aguja sin alcohol

Vinos

El mejor vino blanco de Galicia se elabora en una bodega con vistas impresionantes y cuesta menos de 20 €

Para descubrir este Eduardo Peña 2024 hay que viajar hasta la bodega que le da nombre.

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Hay vinos que se explican por sí solos y otros que necesitan ser visitados para entenderlos del todo. El Eduardo Peña 2024, recientemente proclamado Mejor Blanco de Galicia, pertenece claramente a esta segunda categoría. No solo por lo que hay dentro de la botella, sino por el lugar y la filosofía desde el que se elabora.

El reconocimiento llegó en la XXXVII Cata de Vinos de Galicia, celebrada en el Hotel Monumento San Francisco de Santiago de Compostela. Un certamen organizado por AGACAL, la Axencia Galega de Calidade Alimentaria, en el que participaron 442 vinos de 165 bodegas y cuyas catas se realizan a ciegas, con jurados llegados de toda España.

En ese contexto de máxima exigencia, el Ribeiro Eduardo Peña 2024 se alzó con el Acio de Ouro al Mellor Branco de Galicia, confirmando el excelente momento que vive esta histórica denominación.

Se trata de un blanco que huye de estridencias para apostar por la elegancia, la complejidad y el equilibrio. Se elabora a partir de cinco variedades autóctonas —Treixadura, Albariño, Godello, Lado y Loureira— trabajadas por separado debido a sus distintos ciclos de maduración. La vendimia comienza con la Godello y se cierra, como manda el calendario natural, con la Loureira.

Tras una maceración en frío y un suave trabajo sobre lías, el ensamblaje final da lugar a un vino de color amarillo pálido con reflejos verdosos, aromáticamente muy expresivo pero fino: mandarina, melocotón, albaricoque, manzana, flor de azahar, membrillo y cítricos, con un delicado fondo mineral.

Eduardo Peña 2024.

Eduardo Peña 2024.

En boca muestra textura grasa y untuosa, pero sostenida por una acidez vibrante que aporta frescura y tensión. Es largo, sabroso, glicérico y con ese final ligeramente amargo tan característico de los grandes blancos gallegos, capaz de fidelizar añada tras añada. Todo ello, además, con un precio de 16,50 euros.

Escondida entre viñedos y diseñada para respirar

Parte de la magia de este vino está en el lugar donde nace. La Bodega Eduardo Peña, fundada en 2005, se sitúa en la parte occidental de la provincia de Ourense, en plena D.O. Ribeiro, a unos 250 metros de altitud y con vistas privilegiadas al embalse de Castrelo de Miño.

La bodega, literalmente horadada en el monte, es un ejemplo de arquitectura funcional y sostenible. Una chimenea vertical y un sistema de conducciones subterráneas permiten una ventilación natural continua, regulable y sin necesidad de medios mecánicos, manteniendo condiciones óptimas de temperatura y humedad durante todo el año. Una apuesta clara por la eficiencia energética y el respeto al entorno.

Bodega Eduardo Peña.

Bodega Eduardo Peña.

Los viñedos —ocho hectáreas en suave pendiente, orientación oeste y suelos de pizarra, arena y piedra— están perfectamente ordenados para aprovechar al máximo la luz solar, un factor clave en la maduración equilibrada de la uva.

No es casual que el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, destacase durante la gala el rigor del proceso de selección y el papel del sector vitivinícola como motor del rural gallego.

Vinos como Eduardo Peña 2024 demuestran que tradición y modernidad pueden convivir con naturalidad, dando lugar a elaboraciones de altísimo nivel sin perder identidad ni accesibilidad.

Con una producción de entre 25.000 y 30.000 botellas, este blanco se ha convertido en un referente del Ribeiro contemporáneo. Un vino que mira al paisaje del Miño, respira desde la montaña y llega a la mesa con una propuesta clara: el mejor blanco de Galicia no solo es excelente, también es sorprendentemente asequible.