Soldados ucranianos exhiben un carro de combate ruso modelo T-90 que el ejército de Putin perdió durante la contraofensiva de otoño, cerca de Kupiansk

Soldados ucranianos exhiben un carro de combate ruso modelo T-90 que el ejército de Putin perdió durante la contraofensiva de otoño, cerca de Kupiansk María Senovilla Kharkiv

Mundo

Ucrania ya tiene los 2.000 vehículos de combate de sus aliados, listos para una contraofensiva inminente

El toque de queda decretado en el frente sur coincide con la llegada de los vehículos de combate occidentales para la gran batalla de primavera.

8 mayo, 2023 02:37
Donetsk

En agosto del año pasado nadie imaginaba que se estaba cocinando –a fuego lento– el golpe de efecto más sonado que ha dado el Ejército de Zelenski hasta la fecha: la contraofensiva de otoño, con la que logró liberar casi un tercio del territorio que estaba ocupado por Rusia. Fue una jugada maestra, de las que se estudiará en los libros de historia militar durante los próximos años. La planificación –en la que sin duda participaron los servicios de inteligencia de los países que apoyan a la Defensa ucraniana–, no dejó nada al azar.

El estudio previo del terreno al otro lado de las líneas rusas –mapeado minuciosamente por las fuerzas de operaciones especiales durante los meses previos a la operación–, les permitió avanzar a gran velocidad, sin dar tiempo al enemigo para que se reorganizara o presentara batalla.

Y como guinda del pastel, el señuelo lanzado por Zelenski –que hizo creer al Kremlin que el ataque se produciría en Jersón, para luego abrir brecha por Kharkiv– funcionó a las mil maravillas y consiguió que Rusia retirara a parte de sus tropas del este, facilitando así la ofensiva ucraniana.

Un soldado ucraniano durante la contraofensiva de otoño, en el este de Kharkiv, donde lograron liberar todo el territorio que estaba ocupado por las tropas rusas

Un soldado ucraniano durante la contraofensiva de otoño, en el este de Kharkiv, donde lograron liberar todo el territorio que estaba ocupado por las tropas rusas María Senovilla

Uno de los movimientos que precedieron a esta campaña militar –que se planeó y ejecutó con un secretismo absoluto– fue la imposición de un toque de queda prolongado de tres días, durante el cual el Ejército ucraniano aprovechó para mover tropas, vehículos de combate y armamento hasta los puntos por los que iba a iniciar el ataque.

El caso es que se acaba de vivir otro toque de queda similar en el Oblast de Jersón –en el frente sur–, donde su población civil ha estado confinada en casa desde el pasado viernes por la tarde y hasta este mismo lunes por la mañana. Un total de 58 horas en las que no se podía pisar la calle, y que las autoridades justificaban con el incremento de ataques rusos que se estaba produciendo.

Despliegue militar masivo

Pero lo cierto es que los bombardeos llevan meses siendo una constante; lo que no es habitual, en cambio, es la movilización generalizada de tropas ucranianas que se está produciendo desde hace aproximadamente dos semanas.

Aunque las rotaciones ya eran muy intensas en lugares como Bakhmut, Avdiivka o el frente de Soledar, había un gran número de efectivos en fase de instrucción en otros puntos más alejados de primera línea. Además del personal que estaba siendo adiestrado fuera del país, y que también ha regresado en los últimos días. En estos momentos, la mayor parte de la fuerza está concentrada con sus respectivas brigadas a la espera de órdenes, y muchos han desplegado ya en las posiciones que les han designado en los frentes de combate del este, del sur y en la frontera con Bielorrusia.

[Así se vive la guerra desde un T-64: Ucrania mueve ficha con sus carros de combate en Bakhmut]

Y junto con este despliegue de miles de soldados –a los que se presupone formados, entrenados y bien pertrechados–, se están terminando de poner a punto las nuevas brigadas que se han constituido el pasado mes de febrero: nueve en total, enfocadas a operaciones ofensivas, que están entrando en fase operativa a contrarreloj por orden expresa de Zelenski.

Si bien en un principio se habló de la necesidad de crear doce cuerpos nuevos que engrosaran las filas de las Fuerzas Armadas ucranianas, y redistribuyeran mejor sus capacidades y especialidades, finalmente son tres menos. Pero al haber recibido a tiempo el armamento, los vehículos de combate y a los soldados formados durante meses en distintos países aliados, estarían muy bien equipadas.

Silencio administrativo

De momento,, no se pueden avanzar demasiados detalles sobre la dotación de las nuevas brigadas, porque se ha impuesto el silencio ante la prensa por parte de los oficiales militares y portavoces. Desde el ministerio de Defensa lo justifican –como es lógico– con el hecho de preservar la seguridad de las operaciones en curso y venideras.

Pero esto es otro paralelismo con respecto a lo que sucedió durante los días previos a la contraofensiva de otoño, cuando tuvo lugar otro parón de entrevistas y declaraciones que desconcertó a buena parte de los periodistas sobre el terreno.

Dos soldados ucranianos realizan el mantenimiento de su carro de combate T-64, en plena contraofensiva ucraniana, durante el pasado otoño en la provincia de Kharkiv

Dos soldados ucranianos realizan el mantenimiento de su carro de combate T-64, en plena contraofensiva ucraniana, durante el pasado otoño en la provincia de Kharkiv María Senovilla Kharvik

El acceso al frente de combate del Donbás, sin embargo, se ha vuelto a abrir para reporteros y fotógrafos. Sobre todo en posiciones cercanas a Bakhmut, donde ahora los combates son menos intensos –aunque los bombardeos siguen siendo diarios, y la artillería ha reducido prácticamente todo a escombros–.

Y esto podría tener otra lectura interesante: hace unos días, los ucranianos lograban reconquistar unos cientos de metros dentro de la ciudad más disputada de esta guerra, a la vez que se escenificaba el agotamiento del grupo de mercenarios Wagner –que son los que llevan el peso del combate urbano en Bakhmut–.

[Un domingo en las trincheras de Bakhmut: bombardeos y barro a 500 metros de las líneas rusas]

Pero no son los únicos: Wagner está apoyado por otros cuerpos regulares del Ejército ruso, y estos estarían rotando también para fortificar más puntos del frente. ¿Están viendo el ataque ucraniano como algo inminente?

Si Rusia deja de dedicar todos sus esfuerzos bélicos a conquistar Bakhmut –algo que no ha logrado en diez meses de cruenta batalla– no es porque no quiera adjudicarse una victoria tan simbólica, si no porque necesita tener a sus efectivos repartidos a lo largo de todos los frentes de combate –para defenderse ante la anunciada ofensiva de primavera–.

Evacuaciones forzosas

A esta concatenación de coincidencias, se une la última noticia que llega desde los territorios ocupados por el Kremlin en la región de Zaporiya, donde el ejército de Putin estaría retrasando sus líneas defensivas. Para ello ha evacuado –de manera forzosa– a decenas de miles de civiles, que no estaban especialmente cerca de la primera línea.

Las fuerzas de ocupación comenzaron los traslados el pasado viernes, movilizando a unas 70.000 personas procedentes de las 18 localidades ubicadas a lo largo de la orilla sur del embalse de Kakhovka.

Restos de un vehículo de combate de infantería BMP-2 que las tropas rusas perdieron cerca de Kupianks (Kharkiv) durante la contraofensiva del año pasado

Restos de un vehículo de combate de infantería BMP-2 que las tropas rusas perdieron cerca de Kupianks (Kharkiv) durante la contraofensiva del año pasado María Senovilla Kharvik

Según el Instituto para el Estudio de la Guerra, esto es la antesala de una retirada de combate controlada –como ya hizo en Jersón el pasado mes de noviembre–. El Ejército ruso se estaría posicionando así en una línea de defensa retrasada, más fácil de defender en el caso de que empiece el ataque masivo.

A tenor de todos estos elementos, la contraofensiva ucraniana podría comenzar de manera inminente –después de semanas de especulaciones– aprovechando la llegada de armamento occidental, el agotamiento de las tropas rusas intentando conquistar el sitio de Baktmut y el sol que está brillando en el cielo desde hace varios días y que está secando a gran velocidad el barro que había convertido en un lodazal el frente de combate.

De momento, las brigadas ucranianas están movilizadas y esperando la orden –que llegará con sólo horas de antelación– para comenzar su avance hacia las líneas rusas. Nadie sabe dónde se lanzará el ataque, ni cuál es el objetivo principal. Pero lo que está en juego en el campo de batalla podría decidir el futuro de Ucrania.