La muerte (por suicidio asistido) de Jean-Luc Godard a los 91 años conmocionó al mundo del cine

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Cine

Tenéis que ir a verlas (al cine)

20 diciembre, 2022 03:18

Pongamos que el martes 13 de septiembre quedó inaugurada la era post-godardiana del séptimo arte, aquella en la que el tumulto audiovisual ya preconizado por el genio franco-suizo durante décadas, representa nuestro común ecosistema de imágenes. En ese batiburrillo de “plataformas”, donde conviven imágenes nobles y bastardas, y una serie como Irma Vep puede cobijar también el “mejor cine” del año, nos despedimos de 2022 con otra suerte de institución referencial: la macroencuesta internacional que Sight & Sound realiza cada década sobre las cien mejores películas de la historia del cine.

El resultado es sorprendente. Jeanne Dielman… de Chantal Akerman escala al primer puesto, desbancando a Ciudadano Kane y a Vértigo. Los cánones se han roto. Superados Welles y Hitchcock, el nuevo canon es político.

Que la tailandesa Memoria sea, según los críticos de El Cultural, la mejor película del año entronca con ese tumulto. El milagroso filme de Apichatpong Weerasethakul, en el que decanta y sofistica la comunicación fantasmagórica de su cine para conectarnos con un cosmos arcaico, seguramente ha sido visto (experimentado) por más espectadores en el catálogo de Movistar que en las salas de cine. A su vez, el trabajo de Santiago Mitre Argentina, 1985, con su capacidad para articular con jerarquía humanista y política la historia oficiosa de uno de los episodios más oscuros de su pasado reciente, también encontró en otra plataforma, Prime Video, el lugar desde el que promulgar su justicia histórica.

Tres países asiáticos –Tailanda, Japón y Corea–, tres europeos –Reino Unido, Portugal, Austria–, tres estadounidenses y Argentina… el espectro de los cines representados es amplísimo en una lista apenas colonizada por gustos, convenciones y propuestas académicas. Es un top 10 fácilmente consignable por los amantes del cine.

Mientras Hollywood está justamente representado por tres sublimes propuestas que enaltecen su tradición y la hacen suya (Licorice Pizza, Nop y Armageddon Time), lo mejor del cine europeo lo lideran tres funambulistas que encuentran en el atrevimiento sus propiedades comunes, sea desde la relectura del biopic mediante la hibridación de formatos (Benediction); desde un cine que se inventa mientras se hace (Diarios de Otsoga), o a partir de la poética del desparpajo de una princesa ampliamente (re)tratada con anterioridad por el cine: La emperatriz rebelde.

Albert Serra e Isaki Lacuesta se consagran como autores europeos estrechamente vinculados a los traumas, temores y angustias de la contemporaneidad

La propuesta de la vienesa Marie Kreutzer es la única película internacional dirigida por una mujer entre las preferencias de nuestros críticos –al margen quedan Claire Denis, Joanna Hogg, Patricia Mazuy, etc.–, si bien el cine nacional, incluso más allá del fenómeno Alcarrás, no podría explicarse este año sin la irrupción de jóvenes cineastas que redefinen la autoficción mediante el drama intimista y familiar , con el espaldarazo de festivales internacionales como Berlín, Rotterdam o Cannes.

Como el debut de Elena López Riera, también en la gran cita francesa se presentó As bestas de Sorogoyen y, a competición, la asombrosa Pacifiction. Aunque más respaldados por la industria francesa que por la española (ninguneados en los Goya), tanto Albert Serra como Isaki Lacuesta (Un año, una noche) se consagran como autores europeos estrechamente vinculados a los traumas, temores y angustias de la contemporaneidad.

La desconexión entre las verdaderas conquistas fílmicas y las apuestas de la Academia de Cine se espeja también en las estimulantes obras de Carlos Vermut (Mantícora) y Fernando Franco (La consagración de la primavera), que entregan sus mejores películas al abordar temas extremadamente desafiantes. La orfebrería narrativa que construye Jonás Trueba en la delicada Tenéis que ir a verla, acaso su retrato generacional más pesimista, nos invita a todos a la experiencia de la gran pantalla, convencidos de que es ahí donde tenemos que ir a ver todas las películas.