Camarera sirviendo vino en botella mágnum.

Camarera sirviendo vino en botella mágnum.

Vinos

Por qué es mejor comprar una botella mágnum para Navidad aunque sea más cara

Es una cuestión de evolución y calidad más que de precio, según explican estos expertos.

Más información: El espumoso que ha sido elegido mejor champán del año y otras exclusivas burbujas para acompañar la Navidad

Publicada
Actualizada

Navidad es, ante todo, una cuestión de mesa. De mesas grandes, de platos que se comparten, de brindis repetidos y de sobremesas que se alargan más de lo previsto. Y aquí, una vez más, la elección del vino, importa; en este caso su tamaño.

Hay un formato que, aunque todavía suene a consejo de iniciados, cada vez convence a más profesionales. Coinciden en las catas, en los restaurantes y sus catas, sumilleres, enólogos y hosteleros. El mágnum, es el indicado.

Sí, es más caro. Y sí, pesa más y ocupa más espacio. Pero quienes trabajan con vino, en bodega y en sala, coinciden en que pocas decisiones mejoran tanto una comida navideña como apostar por una botella de litro y medio.

Un vino que envejece mejor (y se bebe mejor)

La razón principal es técnica, pero sus efectos se perciben en la copa. Como explican en cualquier cata comparativa, el tamaño mágnum es ideal para la evolución del vino. En una botella grande, el vino envejece más lentamente y de forma más controlada.

Así lo sostiene François Lurton, viticultor francés al frente de la bodega Campo Elíseo (Toro), quien vino a Madrid a presentar su vino más novedoso Contracorriente y lo sirvió, para un grupo de periodistas, en formato mágnum, en este caso por cuestiones de logística obvias.

En caso de que se vaya a tener por un cierto tiempo en casa, recomienda "es mejor guardarlo en mágnum, porque se desarrolla mejor con el tiempo por la oxigenación del vino. Generalmente, la misma añada, envejece mejor en mágnum que en la normal".

Como coincide Lurton, el motivo está en la relación entre el oxígeno y el líquido. El corcho es el mismo que en una botella estándar, por lo que la cantidad de aire que entra es idéntica, pero el volumen de vino se duplica. El resultado es una oxidación más lenta, una mejor conservación de aromas y sabores y, en muchos casos, una mayor complejidad.

Nombres de las botellas según su tamaño

Nombres de las botellas según su tamaño

Este efecto es especialmente apreciable en blancos, espumosos y vinos de crianza biológica —finos y manzanillas—, donde el formato aporta frescura y equilibrio extra. Pero también en tintos con carácter, que en mágnum suelen mostrarse más afinados y amables.

Joan Parera Mariné, comercial de Celler Kripta, una de las 19 bodegas bajo el sello Corpinnat, extendidas por la región del Penedés, en Cataluña, también defiende que el mágnum “alarga la vida” del vino.

En el caso de esta icónica bodega que en 2024 cambió su nombre de Agustí Torello al actual, lo suyo son las burbujas. Elaboran un Gran reserva 2018 solo en mágnum por 38€, "perfecto para Navidad. Si fuera francés pagarías 100€ o más".

Sabe que la estabilidad es otro factor clave en celebraciones largas. Al contener una mayor masa de líquido, el mágnum es menos sensible a los cambios de temperatura. Esto significa que el vino mantiene mejor su punto óptimo durante la cena, algo fundamental cuando se descorcha al principio y se sigue sirviendo horas después.

El Pacto, formato mágnum.

El Pacto, formato mágnum.

Para el sumiller Jano Pérez Rosa, responsable del grupo Fandango, “el mágnum mantiene mejor el vino, estabiliza el servicio y aporta una presencia que convierte cualquier cena en una ocasión especial”.

No es casualidad que lo recomiende a partir de cuatro comensales: en una cena navideña, dos botellas estándar suelen caer sin esfuerzo. El mágnum, en cambio, ofrece una evolución más elegante y homogénea durante toda la noche.

¿Es más caro? Sí. ¿Menos rentable? No siempre

Aquí aparece la gran objeción del consumidor. El mágnum no cuesta el doble que una botella normal, sino más. Se debe a que fabricar vidrio en gran formato es mucho más caro. Mientras una botella estándar puede costar céntimos, una mágnum puede acercarse al euro solo en envase.

Pero el análisis cambia cuando se piensa en grupo. Para cuatro o más personas, una sola botella de litro y medio simplifica el servicio, evita abrir varias referencias y garantiza que todos beban exactamente el mismo vino en su mejor momento.

En restauración, de hecho, el formato se ha extendido por su rentabilidad y por la calidad constante que ofrece copa tras copa y Bodegas como las de la Compañía de Vinos Vintae han encontrado en este formato una expresión especialmente gastronómica de sus vinos.

Ejemplos como El Pacto del Alto Najerilla Magnum, un blanco riojano de viñedos viejos de Viura, o Matsu El Viejo Magnum, un tinto profundo de la D.O. Toro, demuestran cómo el gran formato potencia equilibrio, finura y capacidad de guarda. Son vinos pensados para acompañar platos complejos y sobremesas largas, justo lo que define a las comidas navideñas.