Hotel El Grifo, Lanzarote.

Hotel El Grifo, Lanzarote.

Vinos

La bodega más antigua de Canarias estrena hotel: descanso en una casa familiar entre viñedos volcánicos

El Grifo, uno de los lugares más visitados de Lanzarote e icono del paisaje volcánico de la Geria, ahora es también destino para el descanso.

Más información: La Vendimia de Invierno en el mes de abril de Bodegas El Grifo

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En el corazón de Lanzarote, allí donde la lava se transforma en fértil cuna de cepas retorcidas que desafían al viento y la aridez, se ubica un lugar que lleva siendo destino para los amantes del vino y de la calma, y ahora del descanso con El Grifo Hotel.

El proyecto es un apéndice más de la histórica bodega El Grifo, la más antigua de Canarias y una de las pioneras en España. Más que un alojamiento, se ofrece como una inmersión en la cultura vinícola de la isla, una invitación a vivir su paisaje, su gastronomía y su historia con una autenticidad difícil de encontrar en otros rincones turísticos.

Durante décadas, la bodega El Grifo fue uno de los lugares más visitados de Lanzarote. Su museo, que cuenta historias de Saramago y Manrique, y sus vinos ejercían un magnetismo especial sobre miles de viajeros que la incluyen en su itinerario cuando se visita la isla.

La casa que albergas las diferentes habitaciones del hotel.

La casa que albergas las diferentes habitaciones del hotel.

Sin embargo, los hermanos Juan José y Fermín Otamendi, herederos de esta tradición vitivinícola, decidieron hace apenas dos años dar un giro a su propuesta. Apostaron por la calidad frente a la cantidad, por un enoturismo más íntimo, pensado para quienes buscan experiencias singulares, lejos de las multitudes.

Hoy, la visita a El Grifo no se entiende solo como un recorrido por barricas y catas de vinos. Se ha transformado en una experiencia completa: desde degustar sus Malvasías en el wine bar acompañado de productos locales, hasta descansar en un pequeño hotel boutique situado en el mismo paisaje volcánico de La Geria, epicentro vinícola de la isla.

Una casa familiar convertida en refugio

El Grifo Hotel ocupa una construcción cargada de memoria. La casa, levantada a finales del siglo XVIII sobre tierras de lava, fue durante generaciones el hogar de la familia. En 1998 se transformó en el hotel Caserío de Mozaga, y hoy renace bajo una nueva identidad que refuerza su vínculo con el vino y el territorio.

Uno de los patios del Hotel El Grifo.

Uno de los patios del Hotel El Grifo.

El hotel cuenta con nueve habitaciones dobles y dos suites, todas diferentes, pero unidas por la misma filosofía estética: sobriedad elegante, detalles cuidados y la posibilidad de contemplar un paisaje lunar cubierto de viñas que parecen resistir al tiempo.

Otro de los pilares de la propuesta es su restaurante, El Grifo Mozaga, abierto también al público externo de martes a sábado por la tarde. La cocina es un homenaje a la tradición canaria, pero reinterpretada con creatividad que se suma a los vinos de la casa, desde blancos frescos hasta tintos volcánicos.

El restaurante El Grifo Mozaga, dentro del hotel.

El restaurante El Grifo Mozaga, dentro del hotel.

Experiencias con denominación de origen

El huésped de El Grifo Hotel no solo duerme entre viñedos, sino que vive el vino desde dentro. A su llegada, es recibido con una copa de la bodega y disfruta de una visita guiada con cata. Pero además, el hotel ofrece experiencias exclusivas:

Finca Testeina: un recorrido que comienza en el propio hotel, atraviesa los viñedos y culmina en el wine bar con armonías de bocados y vinos tras visitar el museo y la casa familiar.

Apasionados por el vino: una inmersión más profunda que incluye catas en los históricos chabocos (hoyos de piedra volcánica donde se protegen las cepas), acceso a la biblioteca y una degustación de seis vinos con quesos locales.

Parte del porfolio de vinos que elabora El Grifo.

Parte del porfolio de vinos que elabora El Grifo.

El Grifo Hotel se antoja un destino imprescindible en su apuesta por un turismo sostenible, de calidad y en sintonía con la viticultura heroica de Lanzarote. Dormir en sus dominios es hacerlo en una casa con siglos de historia, caminar entre viñedos que nacen de la ceniza y brindar con vinos que expresan la identidad única de un territorio volcánico.