Llum i sal, el chiringuito del hotel Four Seasons Formentor

Llum i sal, el chiringuito del hotel Four Seasons Formentor

Restaurantes

El chiringuito de lujo en Formentor que arrasa en Mallorca: con platos a partir de 12 € y un arroz de escándalo

El nuevo chiringuito refinado de Mallorca que despliega rica cocina Mediterránea desde la idílica playa de Formentor

Más información: El restaurante que recorre la historia del Mediterráneo desde una terraza con las mejores vistas de Mallorca

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Las estrellas en la isla grande de las Baleares casi se cuentan con los dedos de las manos. Existen 11 restaurantes en Mallorca que lucen algún florón de la Guía Michelin. Estrellas, a veces fugaces, que hay que cogerlas al vuelo y pulirlas para que sigan brillando.

Cometido que, seguramente, el nuevo Four Seasons Formentor no pasó por alto al sumar a sus filas al chef belga-mallorquín Javier Hoebeeck, que obtuvo una estrella Michelin en Fusión19 de Playa de Muro, cuenta con un proyecto propio en la capital mallorquina y quiere volcar su esfuerzo en un gastronómico con el que alistar al legendario hotel entre los estrellados.

De momento, desde que abrió el ambicioso complejo hotelero la temporada pasada, es el segundo encargado de toda la parte gastronómica del Formentor, que este verano ha sumado una nueva apertura para ir cerrando el círculo que lo convertirá por sí mismo en un destino gastronómico.

Otro de los espacios de Llum i sal.

Otro de los espacios de Llum i sal.

El último invitado a la idílica playa de la isla, recogida entre pinos que acarician una fina arena blanca, se llama Llum i Sal, y aunque se presenta con la sencillez evocadora de la luz y la sal que dan nombre al litoral, lo cierto es que tras su aparente naturalidad se esconde un proyecto de alta ambición gastronómica.

Con una de las postales de fondo, forma parte del Four Seasons Resort Mallorca, que tras una inversión cercana a los 100 millones de euros ha convertido el legendario hotel Formentor en un complejo de lujo contemporáneo, frecuentado por una clientela internacional –con gran presencia de estadounidenses– en busca de sofisticación mediterránea.

Un chiringuito que tontea con la alta cocina

Su carta despliega la esencia del mar balear con una mirada refinada: desde la Super Gilda (12€) de atún marinado, gamba, anchoa y aceituna gordal, hasta los carabineros apenas marcados a la plancha, que concentran en cada bocado la intensidad marina.

"El cliente te pide cosas diferentes, originales y que les sorprendas con producto que no pueden conseguir en Londres o en Nueva York, y un buen servicio" manifiesta el chef a Cocinillas El Español, consciente de la exigencia que supone dirigir una plaza así.

El recetario se articula en torno a pescados y mariscos que llegan cada día desde la bahía de Pollença, faenados al alba.

La Super Gilda y cap roig.

La Super Gilda y cap roig.

Así, conviven propuestas de chiringuito reinterpretadas –patatas bravas de Sa Pobla, gambitas crujientes con limón– con platos de autor como las vieiras laminadas con aceite arbequina de Aubocassa o el jamón de atún curado durante tres meses, bautizado con acierto como “jamón de mar”.

Uno de los hits de la casa es el arroz negro, elaborado con un fondo de bogavante y rape, enriquecido con tuétano de hueso de vaca a la brasa y coronado por vieiras tiernas. Un plato que resume bien el espíritu del lugar.

Ventresca de atún y arroz con bogavante.

Ventresca de atún y arroz con bogavante.

Entre la arena y la copa

El restaurante se extiende en una terraza con vistas panorámicas a la playa de Formentor. A pocos metros, las hamacas frente al mar –disponibles con suplemento si no estás alojado en el hotel– permiten vivir la experiencia de un almuerzo sin moverse de la arena, con servicio directo y vinos seleccionados.

Llum i sal, el chiringuito del hotel Four Seasons Formentor.

Llum i sal, el chiringuito del hotel Four Seasons Formentor.

La bodega merece mención aparte. Llum i Sal ofrece referencias singulares procedentes de los propios viñedos del resort, cultivados entre olivos centenarios a un kilómetro del mar. La propuesta vinícola refleja tanto el terruño mallorquín como la voluntad de ofrecer rarezas a los paladares más inquietos.

Como suele ocurrir en las inauguraciones en plena temporada alta, en julio, el engranaje del servicio aún requería ajustes. Con un equipo joven y nutrido –más de 450 personas en todo el resort, 70 en cocina–, la coordinación busca alcanzar la excelencia que se espera de la marca Four Seasons y quizás este verano les haya servido de rodaje.

Lo que no se pone en duda es la calidad del producto y el talento de Hoebeeck, que marcan la diferencia. Más que un simple chiringuito, Llum i Sal encarna la fusión entre el espíritu relajado del Mediterráneo y la sofisticación internacional que caracteriza a Four Seasons.

Su propuesta invita a disfrutar del mar no solo con la vista, sino también con el paladar, en un viaje que va de la gamba roja de Pollença al vino nacido entre olivos centenarios.