María Canaleta (105 años), la anciana centenaria famosa por el licor que se fabrica con la receta que conserva de su abuela

María Canaleta (105 años), la anciana centenaria famosa por el licor que se fabrica con la receta que conserva de su abuela EFE

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María (105 años), la anciana que ha guardado la receta del licor de su abuela durante un siglo: ahora una empresa lo fabrica

A sus 105 años, María Canaleta revive la receta ancestral de ratafía de su abuela, guardada durante generaciones en los bosques del Montseny.

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María Canaleta, con sus 105 años, guarda entre sus recuerdos una historia que huele a las hierbas que crecen en el bosque.

Vive en Riells i Viabrea, en Girona, y desde niña ha sido la encargada de custodiar un tesoro: la receta que su abuela Joaquima le enseñó para preparar la ratafía, ese licor tan ligado al alma de Cataluña.

Hoy, casi un siglo más tarde, esa fórmula ha vuelto a la vida bajo el nombre de Cabrera, en homenaje al antiguo vizcondado que se extendía por los mismos caminos donde la pequeña María recogía hierbas junto a su abuela.

Aquellos paseos eran toda una clase de botánica en las que la niña aprendió a reconocer las 39 plantas distintas que hacen falta para dar forma a esta bebida. Todas ellas quedaron anotadas en un cuaderno que el padre de María, Pere, cosió a mano para protegerlo del olvido.

Plantas curativas

Joaquima no era solo una abuela; era una remeiera, una mujer sabia, de aquellas que conocían cada rincón del bosque y sabían qué planta aliviaba qué dolor. A falta de médicos o farmacias, ella curaba con lo que la tierra ofrecía.

María aún recuerda cómo su abuela la cuidaba cuando el cuerpo se le llenaba de nervios. Recuerda también aquella ratafía espesa, aromática, que hacían con anís, azúcar, nueces y todas esas plantas que dejaban macerar con paciencia hasta que el licor tenía cuerpo y hasta su propia alma.

Dice que estaba "buenísima", tanto que se decía que "retornaba a los muertos", una frase que le quedó grabada porque eran los propios conductores de autobús -los que pasaban entre Barcelona y Sant Hilari- quienes la repetían al detenerse en su casa solo para probar un sorbo.

Una receta guardada durante un siglo

El cuaderno con las notas antiguas de Pere Canaleta se conserva ahora en Santa Coloma de Farners, en la sede de la Cofradía de la Ratafía. Allí se protege con el mismo cariño con el que lo guardó su familia durante décadas.

Junto a los Amics del Castell de Montsoriu han empezado a comercializar la bebida bajo el nombre de Cabrera, no solo como un licor, sino como un homenaje a una tierra y una época. A mujeres como María y Joaquima, que supieron guardar en silencio un trocito de la historia gastronómica del entorno.

María recuerda que durante la Guerra Civil no se podía hacer ratafía. No había licor. No había nada. Pero la receta siguió esperando, paciente, a que llegaran tiempos mejores.

Ahora, sus hijas Neus y Maite están a su lado en esta nueva etapa. La bebida que solo había vivido en la memoria familiar, por fin sale al mundo. María apenas la ha probado -"cosas de la edad", dice-, pero asegura que sabe como aquella de su infancia.

"La yaya estaría bien si viviese y viera que he conservado su receta", dice con orgullo mientras recuerda cómo la botella se dejaba sobre el tejado, cubierta con una saca, para que el sol hiciera su parte sin que el granizo la estropeara.

Hoy, camino de los 106 años, María sigue siendo más que una abuela centenaria. Es la guardiana de una herencia que no se mide en años, sino en raíces. Y en recuerdos que, como esta ratafía, tienen el poder de mantenerse vivos mucho después de que todo lo demás haya cambiado.