Cocina italiana.
La Unesco protege a la cocina italiana por ser "una gastronomía que emociona"
La cocina italiana ha sido reconocida como Bien Inmaterial de la Humanidad por su legado emocional global a través de platos como el 'risotti' en el norte o el 'prosciutto' de Emilia Romagna.
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La cocina italiana no solo se come: se recuerda, se comparte, se hereda. Es un lenguaje silencioso que habla de familia, de territorio y de historia. Lo sabe quien ha puesto pie en el país de la bota, aunque su influencia transciende mucho más que sus fronteras, convirtiéndose en una cocina global y universal.
Ahora, ese idioma culinario universal acaba de recibir un aval que trasciende lo simbólico. El Comité del Patrimonio Inmaterial de la Unesco ha inscrito oficialmente la cocina italiana en su Lista Representativa, destacando su capacidad para emocionar, unir y construir identidad.
El anuncio, hecho desde Nueva Delhi durante la vigésima sesión del organismo, fue celebrado en Italia como un triunfo cultural. La primera ministra, Giorgia Meloni, lo definió como “un reconocimiento histórico que honra al pueblo italiano, que celebra nuestra identidad y que da a conocer nuestro estilo de vida”. Palabras que sintetizan el orgullo de una nación que convirtió su mesa en una embajada sin fronteras.
En el expediente presentado por Roma, la cocina italiana se describe como una “cucina degli affetti”, la cocina de los afectos. Desde las recetas de aprovechamiento nacidas en la llamada “cocina pobre” hasta los rituales familiares transmitidos de generación en generación, la gastronomía italiana ha construido un patrimonio sentimental que supera lo alimentario.
Este legado ha logrado, además, incorporar influencias de otras culturas sin perder su esencia. La Unesco subraya que se trata de una práctica basada en el respeto mutuo, enriquecida durante siglos por migrantes, por intercambios comerciales, por rutas marítimas y por diásporas que llevaron su sabor a Buenos Aires, Melbourne, Nueva York o Caracas.
Un mosaico de territorios y sabores
Hablar de cocina italiana es hablar de diversidad. No existe una Italia a la mesa; existen muchas. Y esa heterogeneidad fue decisiva para su inclusión en la Lista Representativa.
En el norte, los risotti cremosos reflejan una geografía dominada por el arroz; en Emilia Romagna, el prosciutto y los tortellini hablan de técnicas ancestrales de curado y relleno; en el sur, los tomates y el aceite de oliva forman una triada sagrada que es casi un manifiesto mediterráneo.
Cada región funciona como un microcosmos gastronómico, pero todas comparten un hilo conductor: la celebración del tiempo alrededor de la mesa como un acto comunitario. Como subrayó la Unesco, la cocina italiana es “un sistema unificador que transforma el tiempo compartido en la mesa en una herramienta para expresar sentimientos, construir diálogos o compartir ideas”.
El reconocimiento otorgado confirma una tendencia: Italia ha convertido la gastronomía en un motor de salvaguardia cultural. No es la primera inscripción en este terreno. En 2017, el “arte” de los pizzeros napolitanos ya había sido declarado Patrimonio Inmaterial y, en 2021, lo fueron los conocimientos tradicionales para la búsqueda y extracción de la trufa.
Con la nueva incorporación, suman 21 las manifestaciones culturales italianas protegidas por la Unesco. Pero pocas son tan transversales, tan íntimas y tan universales como su cocina.
La decisión de la Unesco no congela la tradición: la protege en movimiento. Reafirma que la cocina italiana no es solo un conjunto de recetas —aunque tenga algunas de las más icónicas del mundo— sino un laboratorio emocional y social donde la historia se cocina cada día.
Y quizá ahí radique su verdadera grandeza. Su capacidad de emocionar a partir de ingredientes humildes, su talento para transformar una mesa cualquiera en un puente entre generaciones, y ese genio sutil que convierte un plato en un recuerdo, son inigualables.
La cocina italiana se reafirma como patrimonio vivo. Y como todo lo vivo, seguirá evolucionando, mezclándose, conquistando nuevos paladares. Pero lo hará protegida, reconocida, celebrada.