No hay Navidad sin Poinsettias.
El peligro de poner la flor de Pascua cerca de un frutero: este lugar puede acabar con ella
El calor es uno de los mayores enemigos de esta planta navideña, pero no el único.
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En cuanto llega diciembre, las tiendas se llenan de ellas: decenas de flores de Pascua brillantes, perfectas, casi deslumbrantes. Son, sin duda, uno de los iconos vegetales de la gastronomía navideña: se colocan presidiendo mesas, acompañando centros decorativos e incluso formando parte del paisaje que envuelve las comidas festivas.
Pero detrás de su apariencia impecable (y en ciertos casos tan efímera) hay secretos que muchos desconocen, especialmente uno que suele pasarse por alto: no debes colocarla cerca del frutero. Y no, no es una superstición ni una manía de experto: es pura ciencia vegetal.
Las poinsettias —esas brácteas rojas, cremas, rosadas o incluso color albaricoque que confundimos con pétalos— no son originarias de climas fríos. Aunque hoy florecen en pleno invierno español, son plantas tropicales que necesitan condiciones muy concretas para mantener su espectacularidad. De ahí la importancia de elegirlas bien, transportarlas con mimo y colocarlas en el punto exacto del hogar.
Los expertos de Stars for Europe insisten a la hora de elegir la tuya: la calidad se aprecia a simple vista si sabemos dónde mirar. Un follaje denso, sin hojas amarillentas, y esos pequeños botones florales en el centro de las brácteas son señales inequívocas de que estamos ante una planta sana.
También conviene evitar todo ejemplar que haya estado expuesto al frío o a las corrientes de aire en la tienda: el daño puede no verse al momento, pero aparecerá días después, justo cuando más necesitamos que luzca perfecta.
Poinsettia decorando un salón.
En casa: luz, calma… y nada de temperaturas extremas
Una vez elegida, llega el punto crucial: ¿dónde colocarla? La flor de Pascua necesita luz abundante y temperaturas suaves, entre 15 y 22 °C. Un alféizar luminoso puede ser el paraíso, siempre que no la sometamos a corrientes repentinas al ventilar.
Sin embargo, uno de los errores más comunes —especialmente en hogares donde la gastronomía es protagonista— es ubicarla cerca de radiadores, estufas o chimeneas. El aire demasiado seco y caliente la deshidrata y acorta su vida decorativa. Por el contrario, situarla en habitaciones moderadamente frescas y luminosas —sí, incluso en la cocina si está bien ventilada— puede hacer que luzca impecable durante semanas.
El enemigo silencioso que vive en el frutero
Y aquí llega el motivo principal de este reportaje: el frutero es uno de los peores compañeros posibles para una flor de Pascua. No por estética ni por espacio, sino por química.
Frutas como manzanas, plátanos o tomates liberan etileno, un gas natural de maduración. Este compuesto acelera procesos internos en los vegetales: madura las frutas, sí, pero también provoca el marchitamiento prematuro de las brácteas de la poinsettia. En pocas palabras: ese frutero repleto y fragante que preside muchas cocinas puede ser el responsable de que tu flor de Pascua pierda color y vitalidad antes de tiempo.
Poinsettias de todos los colores.
En una casa donde la gastronomía marca el ritmo y el frutero está siempre lleno y visible, este detalle puede significar la diferencia entre una planta esplendorosa durante toda la Navidad o una decepcionante flor marchita apenas una semana después de comprarla. Si quieres que ilumine tus comidas y cenas navideñas sin perder un ápice de color, recuerda: el frutero, mejor lejos. Tu poinsettia —y tus invitados— te lo agradecerán.