Montaje con una imagen de archivo de un restaurante y una imagen de Wilmer.

Montaje con una imagen de archivo de un restaurante y una imagen de Wilmer. iStock

Sociedad

Wilmer (36), dueño de un restaurante en España: "Abrirlo nos costó 80.000€ y espero recuperarlo en 5 años"

Wilmer Hernández es un empresario de origen venezolano que decidió poner su propio restaurante en Barcelona.

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Las claves

Wilmer Hernández, venezolano, abrió el restaurante Marabina en Barcelona tras fracasar en un primer emprendimiento por desconocer las leyes locales.

La apertura del restaurante costó alrededor de 80.000 euros, financiados en un 70% con ahorros propios y un 30% con apoyo bancario.

Wilmer diseñó un local pequeño y una cocina ágil para reducir costes de personal y poder gestionar el negocio de forma eficiente.

Calcula que recuperará la inversión en unos 5 años, con un punto de equilibrio diario de 400 euros y un ticket medio de 17 euros.

Las calles de Barcelona todavía se están organizando por la mañana cuando Wilmer Hernández llega a Marabina, su propio restaurante en Barcelona.

Este emprendedor de origen venezolano lleva cerca de dos años con su negocio y con el que trata de superarse día a día.

Desde que empezó con el restaurante ha tenido que aprender a gestionar la sala, atender a los clientes, encargarse de las compras, coordinar con la gestoría y crear contenido para las redes sociales.

"Esto tiene que funcionar sí o sí. O sea, no hay un no por respuesta... Nunca debemos colocar en la mente 'Bueno y si esto no funciona hago tal cosa' porque es como un llamar un poco al fracaso", reconoce Wilmer en el canal de Luis di Pietro.

El emprendedor llegó a España en 2017 en busca de oportunidades y de fundar su propio negocio de cerveza y comida. Sin embargo, su desconocimiento de las leyes, permisos y funcionamientos acabaron rápido con su sueño...hasta que renacieron con la Marabina.

El arte de emprender

"No hay margen de error cuando tú emprendes, hay que entender que todo cae en uno y que uno siempre tiene que entrar entre la espalda y la pared cuando va empezando, y no se puede rendir", confiesa Wilmer.

Después de su fracaso con su primer emprendimiento, decidió formarse y tratar de entender la manera que funcionan los negocios en España. A pesar de haber estudiado ingeniería eléctrica, Hernández siempre tuvo especial pasión por la cocina y la cerveza.

"La pregunta que le digo a los emprendedores que se la tienen que hacer antes de emprender ¿Hasta qué punto estoy dispuesto yo a lograr los objetivos? ¿Hasta qué punto estoy yo a sacrificar tiempo y dinero para lograrlo?", contaba.

Para sacar su nuevo restaurante, Wilmer quería que esta vez saliese bien y por eso decidió juntar dinero así como apoyarse con los bancos.

"Inicialmente tuvimos que gastar alrededor de 80.000 euros más o menos entre el lavado de cara, las licencias, la transmisión de licencia...", indicaba. "Porque aquí año a año todo aumenta".

Así, la financiación se tradujo en un 70% de su propio dinero y un 30% de dinero del banco.

"Me parece siempre que es inteligente trabajar con el dinero del banco. No es tan aconsejable que te quedes en bancarrota al abrir un negocio nuevo", apuntaba Wilmer. "Te va a permitir tener otro capital si lo requieres en un futuro o una especie de colchón".

En ese sentido, para no fallar, Wilmer quiso empezar con algo que pudiese gestionar con mayor facilidad, por eso eligió un local pequeño. "Diseñé una cocina bastante dinámica y ágil en términos de práctico, no necesito tanto personal", recordaba.

"Eso es uno de los puntos que estaba buscando, no quería algo de gran envergadura que necesitase más personal", afirmaba Wilmer. "La mano de obra en España es bastante costosa y los impuestos que se pagan son bastante altos. Mientras más personal necesite, no compensa tanto".

Con ya el restaurante en funcionamiento, el emprendedor hizo los cálculos hasta prever que podría recuperar su inversión en unos 5 años. "Siempre dije a 5 años vista. Ese es un escenario realista", reconocía.

Esto se traduce en que atienda entre 30 y 120 personas al día y que su ticket medio sea de 17 euros. "Mi punto de equilibrio diario es de 400 euros", aseguraba Wilmer. "Tengo que vender 400 euros sí o sí. Si vendo menos de eso estoy perdiendo dinero".

"También es relativo porque puedes vender 100 euros porque pasó algo pero al otro día hiciste 1.000 euros. Entonces, de media son 400 euros".

A día de hoy Wilmer sigue adelante con Marabina y califica como "bonita" la experiencia de abrir y gestionar el restaurante en el día a día, a pesar de los retos que le sirven de aprendizaje.

"Intento siempre cubrir mis gastos y eso es lo prioritario", afirmaba. "Si de repente se cubrieron los gastos y no hubo nada más, no importa porque igual estamos haciendo crecer un negocio y creando una marca".