
Una tarta de queso.
Teresa Millàs y María Regás, obradoras: "Hay un ingrediente clave para mejorar las tartas de queso que poca gente conoce"
El libro Mermeladas y Confituras de Teresa Millàs y Maria Regás recoge entre otras historias y recetas, la de limón y jengibre, que alegra tantas elaboraciones como la tarta de queso.
Más información: Cómo hacer mermelada casera fácil y con menos azúcar que la comprada
Las tartas de queso son ese tipo de postres que raramente fallan. Clásicas, reconfortantes y versátiles, han conquistado desde las mesas más humildes hasta los menús de la alta cocina Sin embargo, como toda receta icónica, también pide ser revisada. Y es ahí donde entra una inesperada pero brillante protagonista: la mermelada de limón y jengibre… no como cobertura, sino como ingrediente.
Tradicionalmente usadas para cubrir tartas o rellenar bizcochos, las mermeladas pueden ser un perfecto ingrediente para darle ese toque diferente. La de de limón y jengibre da un paso más y se integra directamente en la mezcla de queso, logrando un efecto refrescante.
Un pequeño giro que no solo añade profundidad al sabor, sino que juega con la textura y despierta el paladar con notas entre lo ácido, lo dulce y un toque especiado. La receta puede recordar a su 'prima' anglosajona, el clásico lemon curd, una crema espesa y sedosa que en el Reino Unido, pero esta viene de Cataluña.
Tradición y modernidad en un tarro

Mermelada de limón y jengibre.
En un momento en el que buscamos reconectar con la tradición sin renunciar a la innovación, este cítrico mediterráneo ha recuperado protagonismo en nuestras cocinas. Tal como cuenta el libro Mermeladas y Confituras del Museu de la Confitura de Torrent, que firman las manos que están detrás de esta receta, Teresa Millàs y Maria Regás.
A esto se suma el jengibre, una raíz milenaria de uso global que ha dejado de ser un ingrediente exótico para convertirse en un aliado habitual en la despensa contemporánea. Su calor suave, su picor elegante y su capacidad para realzar sabores lo han convertido en el complemento perfecto para el ácido vibrante del limón. Juntos, dan ese toque de acidez refrescante que contrasta con el dulce de la tarta.
La receta no es complicada, pero sí requiere mimo. La clave está en preparar una buena mermelada casera —con limones frescos, jengibre rallado y azúcar justo— y mezclar una parte con el queso crema antes de hornear o refrigerar la tarta. Otra porción puede reservarse para coronar el postre. El contraste entre lo untuoso del queso y la vivacidad de la mermelada convierte esta propuesta en un verdadero espectáculo para los sentidos.
Ingredientes
- Limones limpios, 2 kg
- Jengibre rallado, 200 gr
- Zumo de limón, 50 cl
- Sal
- Azúcar, 2 kg
Paso 1
Limpia debajo del grifo frotando con un cepillo fuerte la piel del limón para quitar todas las impurezas, corta los extremos y deséchalos.
Paso 2
Corta el limón en rodajas muy finas, ponlas en un táper cubiertas de agua y sal, deja en la nevera hasta el día siguiente, vuelve a cambiar el agua, añade sal y deja en la nevera una noche más. El tercer día, retira de la nevera y escurre, corta las rodajas del limón en cuatro mitades y saca las pepitas.
Paso 3
Por otro lado, prepara los 50 cl de zumo de limón, y reserva.
Paso 4
Pon en el fuego una cazuela con 4,5 litros de agua y el limón cortado, tapa y deja hervir unos 30 minutos a fuego bajo.
Paso 5
Destapa, y cuando la piel esté blanda, añade el jengibre y hierve destapado unos 10 minutos. Transcurrido ese tiempo, si el agua se ha evaporado, sube el fuego y añade el azúcar. Remueve bien para que se integre y continúa la cocción unos 15 minutos.
Paso 6
Añade el zumo de limón, deja cocer 5 minutos más, y ya tendrás la mermelada.
Paso 7
Apaga el fuego, y envasa en tarros de inmediato.
Paso 8
Tapa para esterilizar en una olla con agua durante 35 minutos a 90 ºC.