'Don Giovanni'. Foto: Mats Backer

'Don Giovanni'. Foto: Mats Backer

Ópera

El salto de la ópera: del estoicismo al gozo

Los directores del Teatro Real (Joan Matabosch), Liceo (García de Gomar), Zarzuela (Daniel Bianco) y Palau de les Arts (Iglesias Noriega) ofrecen su perspectiva ante una temporada crucial

27 septiembre, 2021 09:16

“Una nueva temporada es siempre una nueva ilusión, una promesa de futuro, un horizonte que ofrece esperanza. Y más ahora”. Es una afirmación de Daniel Bianco, director del Teatro de la Zarzuela, pero que representa a todo el gremio lírico, tan castigado por el embate pandémico, acaso el que más dentro del sector escénico, dados los ingentes recursos humanos que debe movilizar en cada función. "Después de atravesar la más catastrófica situación que podemos recordar, contamos con una felicidad renovada porque hemos recuperado la esencia misma del teatro: el espectáculo en vivo. La comunión directa, prodigiosa e irreemplazable entre el público y los artistas. La música y la escena son capaces de cambiar el mundo o al menos de mejorarlo; de servir de alimento al alma, ese tesoro que nos convierte en personas”, añade, aliviado, Bianco.

Es algo que comprobamos en medio del desaguisado. Al contrario de lo que sucedió en Europa, las instituciones escénicas en España se mantuvieron abiertas. El Teatro Real fue pionero en la reapertura de sus puertas y mandó así un ejemplo claro e inspirador a la sociedad: la normalidad hay que conquistarla. Entre sus paredes lo hicieron. Con respeto a los protocolos de seguridad, con pruebas PCRs y de antígenos a tutiplén, pero sin rebajas artísticas, porque sobre sus tablas se pudieron disfrutar los descomunales despliegues de Sigfrido y Peter Grimes, por ejemplo. “Tuvimos el convencimiento de que estábamos haciendo lo más sensato, lo más responsable y lo mejor para el teatro y para la cultura”, apunta Joan Matabosch, director artístico del coliseo de la Plaza de Oriente. “Después de la experiencia acumulada durante la temporada anterior, en la que hemos tenido que reaccionar ante situaciones de una enorme complejidad, las aguas más calmadas de esta temporada me llenan de ilusión”.

Hay pues expectativas elevadas para el porvenir inmediato, más cuando, por fin, los teatros podrán llenar sus butacas sin cortapisas. Pero Matabosch prefiere no incurrir en la euforia: “La recuperación de la ‘normalidad’ va a ser un proceso en el que los teatros van a tener que jugar sus cartas con determinación pero también con habilidad, y seguramente con paciencia. No nos vamos a encontrar con un mundo ‘normal’ de la noche a la mañana. Sino con que se han recuperado los aforos completos de los teatros pero también con que una parte del público muestra iniciales reticencias a volver. Serán solo durante un tiempo, y los teatros van a tener que aguantar el tipo durante ese periodo”.

La estabilización de la relación previa con el público -entre el que habrá personas todavía con reticencias y miedos- resultará más costosa de conseguir en aquellos templos que mayor tiempo estuvieron cerrados. Por ese motivo, España tiene una ventaja a la hora de remontar. “A nosotros la gente no nos ha abandonado en ningún momento”, señala Víctor García de Gomar, que nada más llegar a la dirección del Liceo de Barcelona se dio de bruces con la realidad pandémica, y, en consecuencia, ha tenido que poner a prueba sus buenos oficios como gestor, ya acreditados en su mandato al frente del Palau de la Música. “Las sensaciones que estamos recibiendo es de que hay muchas ganas de venir al teatro. De hecho, la temporada anterior, en alguna ocasión, por desgracia, se tuvo que quedar parte del público fuera. No creo que nadie quiera renunciar a la magia del arte en vivo”.

El ángel de fuego, de Prokófiev. Foto: Monika Ritterhauss

En el Palau de les Arts, que también empezó a ofrecer sus primeros espectáculos en junio de 2020, recién levantado el confinamiento duro, las perspectivas son halagüeñas, y tienen una base. “Las encuestas nos confirman que nuestros abonados y espectadores perciben Les Arts como una institución segura. Me remito a las cifras de la pasada temporada, con una situación sanitaria mucho más compleja. Los abonos tan sólo bajaron un 16% y las cifras de ocupación de sala, con un aforo reducido por el coronavirus han sido más que satisfactorias, con llenos en títulos como FalstaffCavalleria rusticana / Pagliacci o en las matinales a precios populares…”, aclara Jesús Iglesias, máximo responsable artístico del teatro valenciano. Una inercia favorable que, en buena lógica, se debería consolidar en los próximos meses en los que Iglesias ha dado máximo protagonismo a figuras femeninas, “como generadoras de sinergias entre protagonistas y antagonistas”. Por su escenario desfilarán Parténope, Cio-Cio-San (Madama Butterfly), Lady Macbeth, Marie (Woozeck), Constance Brigham (Trouble in Tahiti)…

En el Liceo, más allá del caleidoscopio que debe ser una programación completa de temporada, en la que se ensartan épocas, autores y voces, García de Gomar tiene la firme intención de “releer” y, acto, seguido asentar el canon del siglo XX en el repertorio. De ahí la presencia en el cartellone de Las Ramblas de Ariadne auf Naxos de Strauss, Wozzeck de Alban Berg, War Requiem (version operística) y Pelléas et Mélisande de Debussy. “Debemos normalizar estos títulos y para darles la importancia que tienen en la historia de la música, que no es poca. Nos hemos conjurado para lograrlo”, dice el García de Gomar. Muy sugerente es también la idea de presentar del tirón la trilogía antológica de Mozar y Da Ponte: Le nozze di Figaro, Don Giovanni y Così fan tutte. Es decir, podrán las tres óperas seguidas, en distintas tandas, bajo la dirección musical de Marc Minkowski y la escénica de Ivan Alexandre. “Será como asomarse a una enciclopedia de las pasiones humanas”, sentencia el gestor barcelonés. Y no se puede olvidar La flauta mágica con un tándem hispanoamericano en la cúspide: el tenor mexicano Javier Camarena y el maestro venezolano Gustavo Dudamel.

Matabosch, por su parte, ha preparado un jugoso menú que abarca cinco siglos de ópera: desde el siglo XVII (King Arthur de Purcell, Le Ballet Royal de la Nuit, las dos misas de Joan Cererols que confirman Extinción); al siglo XVIII (Partenope de Haendel y Le nozze di Figaro de Mozart); el siglo XIX (La Cenerentola de Rossini, Nabucco de Verdi, Lakme de Delibes, La Bohème de Puccini y El ocaso de los dioses de Wagner); el siglo XX (Siberia de Giordano, El ángel de fuego de Prokofiev y Juana de Arco en la hoguera de Honegger); y el siglo XIX (El abrecartas de Luis de Pablo, Las horas vacías de Ricardo Llorca y Hadrian de Rufus Wainwright).  “Es evidente que atraviesa por la temporada el tema de la brujería, la magia, la ocultación, desde perspectivas antagónicas”, explica Matabosch. “¿Son santas o diablesas Renata (El ángel de fuego) y Juana de Arco?”. La pregunta queda abierta. Habrá que acercarse al Real para sacar conclusiones propias.

Y para ver el debut en esta plaza principal de varios registas: Stefan Herheim (La Cenerentola), Christopher Alden (con su montaje de Partenope, que es un clásico), Xavier Albertí (al frente del estreno absoluto de El abrecartas de Luis de Pablo y Vicente Molina Foix), la Agrupación Señor Serrano (con Extinción, en colaboración con el Teatro de la Abadía), José Luis Arellano García (con Las horas vacías, en colaboración con Teatros del Canal) y Andreas Homoki (con Nabucco). Una alineación inédita de la que se siente muy orgulloso Matabosch.

Idéntica sensación experimenta Daniel Bianco al recuperar piezas como Circe y Tabaré, “dos obras que nadie ha escuchado desde hace más de cien años”. Otro motivo para su satisfacción es el Proyecto Zarza, diseñado para acercar la zarzuela a las nuevas generaciones y recientemente galardonado por Ópera XXI con el Premio a la Mejor Iniciativa de Fomento de la Lírica. "En definitiva -concluye Bianco-, todos los títulos de la temporada 21/22 transmiten desde su propia naturaleza un encanto y una fascinación que desde aquí invito a descubrir y a compartir con nosotros. Nuestro deseo, e incluso nuestra misión (una de tantas), es despertar la pasión y la fantasía. Y siempre con nuestra música como banda sonora”.

@alberojeda77