Image: Cristina Lucas traza el mapa de la guerra

Image: Cristina Lucas traza el mapa de la guerra

Arte

Cristina Lucas traza el mapa de la guerra

La artista inaugura en la Sala Alcalá 31 Manchas en el silencio, una muestra historiográfica que reúne todos los bombardeos aéreos perpetrados contra la población civil

15 septiembre, 2017 02:00

Cristina Lucas

Uno de los sueños del hombre fue volar pero Goya decía que los sueños producen monstruos y cuando en 1912 se consiguió la hazaña nada hacía presagiar que también llegaría la barbarie. O sí. La aviación se convirtió en arma destructiva a través de bombardeos aéreos contra la población civil. Desde entonces, por más tratados de paz que se hayan firmado, las guerras siguen siendo un mal endémico. Este es el argumento que erige la muestra Manchas en el silencio que Cristina Lucas (Jaén, 1973) exhibe en la sala Alcalá 31 hasta el próximo 5 de noviembre.

Se trata de una muestra "triste" en la que ha estado investigando durante cinco años. Sin embargo, el estudio seguirá su curso mientras las heridas, y las guerras, sigan abiertas. Se trata de un proyecto artístico que utiliza sus propias herramientas como medio de investigación histórica y que sirve también para hacer memoria. De este modo los conflictos que han causado víctimas inocentes son vistos desde una perspectiva tanto intelectual como sensible a través de un mapa interactivo que marca cada lugar afectado. Una de las piezas más imponentes, El rayo que no cesa, es un tríptico con una duración de cinco horas y media: La pantalla a mano izquierda aporta datos concretos, la central recoge la cartografía del terror y la que está a mano derecha presenta fotografías reales de los ataques y sus víctimas. Aquí el arte hace historiografía y Lucas crea "la Wikipedia de los bombardeos".

Imagen de la proyección El rayo que no cesa

Esta pieza en concreto cuenta con tres capítulos divididos en tramos históricos. El primero va desde "1912 hasta la II Guerra Mundial y las imágenes son en blanco y negro, como era la vida entonces. Fue un momento en el que la tecnología fue de 0 a 1000". El segundo capítulo arranca con la "Guerra Fría y nos lleva hasta la caída del Muro de Berlín en 1989", continua la artista. "Yo estudié con los tipos de mapas que aparecen en las imágenes de este apartado. Se puede ver también el cambio tecnológico y las guerras protagonistas son las de Corea, la del Pacífico, la de África...", especifica. El último nos traslada a la actualidad con imágenes de Google Maps, de satélites y de drones. "Son instantáneas que muestran que la tecnología cambia pero la imagen sigue siendo la misma". La imagen de la guerra y de la destrucción pero también de la memoria.

Y la memoria es otro de los elementos que configuran esta exposición en la que Lucas sigue trabajando. Ejemplo de ello son los tapices creados para la ocasión en los que borda los nombres de los lugares devastados. "En ocasiones no se lee el nombre de la ciudad y se crea una mancha, un borrón, una arruga", detalla. "Aún no hay guerra en Siria pero Palestina, Israel y Líbano ya son una cicatriz". Piper Prometeo, otra de las instalaciones, es un vídeo en el que se ve "cómo una avioneta con una cartel que contiene una fórmula sobrevuela la ciudad de Badalona". Se trata de la fórmula física que hizo posible la aviación y, al mismo tiempo, la destrucción. "Aquí empezó todo", dice la artista.

Imagen de la proyección Piper Prometeo

Al fondo de la sala un mural de 12 metros ordena alfabéticamente los lugares que se muestran en la proyección y las fuentes consultadas para su realización. Aquí entra en juego el papel del espectador: si encuentra un fallo o incongruencia lo puede reportar o si encuentra un vacío lo puede llenar. Y es que Cristina Lucas y su equipo estarán los jueves, viernes, sábados y domingos trabajando en la misma sala expositiva. Un proyecto vivo y en ciernes que el comisario Gerardo Mosquera califica como un "activismo estético" que termina con el sufrimiento del propio espectador. Y, por supuesto, también es la manera de Cristina Lucas de unirse a las conmemoraciones del bombardeo de Guernica.

La planta de arriba auspicia Clockwise, una instalación compuesta por 360 relojes que dan la hora y acercan al espectador a la noción del tiempo a partir del tic-tac de cada uno de ellos. "El primero da la hora de Madrid y a partir de ahí se van sumando cuatro minutos en cada uno hasta completar el tiempo global" creando una experiencia cercana a la teoría de la relatividad. El título de la muestra, Las manchas en el silencio, tampoco es casual. Tan solo el sonido del motor de la avioneta y el sutil tic-tac de los relojes nos traen de vuelta a la realidad y es entonces cuando se entiende que esta exposición es "un silencio a favor de las víctimas".

@scamarzana