Image: Pulso latinoamericano en los Solo Projects

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Arte

Pulso latinoamericano en los Solo Projects

27 febrero, 2015 01:00

Armando Andrade Tudela: Nomadismo comienza en casa (Carlos), 2014 (Galería Elba Benítez)

Es la sección de ARCO que más ha crecido en los últimos años, buscando ser un espacio de análisis de la escena artística latinoamericana. Para esta edición, son 24 los proyectos que vemos en los Solo Projects. Anoten: pabellón 7, al fondo a la derecha.

Los Solo Projects es el espacio que garantiza que ARCO quiere seguir siendo algo más que una feria y con el que reitera su vocación de ser el enclave europeo más atento al arte en Latinoamérica. Esta edición, que por primera vez se conecta con los Encuentros profesionales, esta ideada por la neoyorquina Irene Hoffman y la mexicana Lucía Sanromán, que ya remodelaron recientemente la feria SITE Santa Fe. Su propuesta se despliega cara al público en tres núcleos temáticos: "El legado de las vanguardias latinoamericanas", "Repensando el formalismo: abstracción y fuentes vernáculas", y "Performatividad de género y prácticas de investigación en América Latina", que han encargados a un triunvirato de comisarios independientes: el peruano Miguel A. López, la brasileña Kiki Mazzucchelli y el guatamalteco Emiliano Valdés. Quizás, lo más interesante es que las tres líneas no sólo se presentan como vertebradoras de la creación actual, sino que se desarrollan en una perspectiva histórica, con artistas de varias generaciones.

Lo más interesante es que las líneas de investigación se desarrollan con una perspectiva histórica

Así, en el legado de las vanguardias latinoamericanas, destaca el pionero y mutifacético artista y escritor brasileño Montez Magno (1934), que expuso sus cuadros abstractos en Madrid, Gijón y Barcelona en los años 60 junto al argentino Jaime Davidovich (1936), uno de los primeros artistas conceptuales en explorar la televisión como medio. Perteneciente a la generación posterior, Lenora de Barros (1953), hija del pionero del Arte Concreto Geraldo de Barros, llevó su poesía concreta a una obra feminista expresada en poemas visuales y fotoperformances. Artistas secundados hoy, en sus motivaciones políticas, por las propuestas sobre la ciudad del mexicano y residente en Estocolmo Laercio Redondo (1967), y el cuestionamiento de las sociedades del castigo a cargo del chileno Nicolás Franco (1973), que durante los años 90 se formó en la Universidad Complutense de Madrid. A ellos se suma la mexicana Ana Roldán (1977), cuya obra pudo verse en la galería madrileña Formato Cómodo en 2012.

En la relación entre formalismo y fuentes vernáculas, el artista joven más conocido en España, por su exposición hace cinco años en La Capella del MACBA, es Armando Andrade Tudela (1975), frecuente en bienales y museos europeos, tras afincarse en Berlín y ser respaldado por comisarias como Chus Martínez y Eva González-Sancho. Representado aquí por la galería Elba Benítez, muestra fotografías de la serie Nomadismo comienza en casa (2014) y nuevos y sutiles collages. También presente en variadas colectivas en nuestro país, destaca el artista multimedia Otto Berchem (1967), que vive y trabaja entre Ámsterdam y Bogotá.

Una de las fotografías de Yeguas del apocalipsis (D21 Galería de arte)

La indagación sobre performatividad de género, aun siendo la temática más actual en Latinoamérica (y fuera), es la que acumula más nombres inscritos ya en la historia del arte contemporáneo, comenzando con la brasileña Anna Maria Maiolino (1942), a la que se ha rendido el medio artístico en sus grandes citas internacionales en los últimos años y de la que ya pudimos disfrutar una retrospectiva en la Fundación Tàpies en 2010. En los Solo Projects la vemos en la galería italiana Raffaella Cortese, con fotografías de la serie Photopoemaction, un acrílico sobre papel de la serie Codificaciones matéricas y una pieza informe reciente, en bronce sobre mesa.

Otro histórico es el peruano Sergio Zevallos, perteneciente al Grupo Chaclacayo (1982-1994) que, con sus acciones, fotografías y collages, desarrolló un trabajo visceral y provocador, evidenciando la discriminación sexual y racial. Frente a los posicionamientos políticos, contrastan artistas más jóvenes como el chileno José Pedro Godoy (1985), con sus esteticistas pinturas neobarrocas, que retoman composiciones históricas en paisajes sexuales homoeróticos; y la pintora dominicana Hulda Guzmán (1984), representada por la galería Lyle o. Reitzel.

Además, la galería austríaca Charim presenta el trabajo de la brasileña Roberta Lima (1974), con una serie de fotografías que tratan la relación amor/dolor, algunas de carácter performativo subvirtiendo los roles de género. Una teoría queer que compatre con el chileno Felipe Rivas San Martín (1982), quien ya en su etapa universitaria fundó el Colectivo de Disidencia Sexual y tres años más tarde, la revista La torcida. Vinculado a la red Conceptualismos del Sur, su trabajo aborda el arte desde su intersección con política y tecnología; algo en lo que coincide el artista Hernán Marina (1967), cuya obra ya ha visitado nuestro país en anteriores ediciones de ARCO y LOOP.