El nuevo mercado gastronómico que está revolucionando Gandía
El mercado gastronómico que está revolucionando Gandía: platos caseros de premio y ni rastro de 'fast food'
El mercado histórico de Gandía, el Mercado del Prado, renace como un gastromercado abierto todo el año, con once propuestas culinarias, música, planes familiares y un objetivo claro, devolver vida a la Plaza del Prado.
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Gandía estrena por fin el mercado que se merecía. En pleno corazón de la ciudad, el histórico Mercado del Prado, un espacio que llevaba años buscando una segunda vida, acaba de reabrir convertido en un gastromercado de primera, lleno de producto, buen ambiente y propuestas de calidad que miran más allá de la picaeta tradicional.
Lo hace tras una remodelación integral de 2,1 millones de euros financiada en parte con fondos europeos y públicos, que recupera un edificio emblemático y lo adapta a una nueva etapa que une ocio, gastronomía y vida de barrio.
El espacio, que conserva su esencia de mercado municipal, ahora despliega alma contemporánea, al igual que sucede en otras ciudades, donde los mercados de abastos se han reconvertido en gastronómicos. Barras abiertas, una plaza central climatizada para sentarse y disfrutar y un modelo operativo que apuesta por operadores elegidos con lupa.
El resultado ha sorprendido incluso a quienes gestionan el proyecto. “Era un espacio brutal en el centro de Gandía, pero no estábamos seguros de si la gente se desplazaría. Y en cuanto entran, todo el mundo dice ‘ostras’, les encanta”, asegura Vicente Flor, responsable junto a Rubén Santos, de este nuevo renacer.
La reapertura se hizo coincidir con el encendido navideño del 3 de diciembre y el efecto fue inmediato: un lleno absoluto que confirmó que Gandía tenía hambre de algo así. Desde entonces, el Mercado del Prado no descansa: está abierto 365 días al año, desde los desayunos hasta los tardeos con música en directo, con actividades para familias los fines de semana.
Todo para devolver a la Plaza del Prado un pulso más diurno. “Queremos ser el punto de encuentro desde la mañana hasta la noche. La zona estaba muy centrada en el ocio nocturno y aquí hacía falta un lugar para vivir la ciudad a todas horas”, explican.
Un mercado con vocación gastronómica
Durante años, este mismo espacio trató de funcionar como gastromercado, pero el modelo no terminó de cuajar. La nueva etapa se apoya en un concepto clave: criterio privado para seleccionar a los operadores.
“Había que hacerlo con cabeza: calidad por encima de cantidad y un mix comercial sin solapamientos”, comentan sus gestores. En el Mercado del Prado no hay fast food, no hay pizzas ni hamburguesas. Lo que sí hay son bocados apetecibles para ir saltando de puesto en puesto, tapas muy buenas, producto fresco y elaboraciones cuidadas.
Además, cada operador mantiene su propia “identidad exclusiva”: quien hace croquetas no hace tortillas -aunque en este caso sí, porque las firma la misma casa-, quien domina el sushi no se mete a vender tacos y quien trae carne excelente no compite con mariscos.
Ese equilibrio ha permitido reunir once propuestas muy distintas y dos barras de bebidas, que reflejan nuevas tendencias gastro, apoyan el producto local y aportan diversidad cosmopolita a una ciudad que llevaba tiempo pidiéndolo. “Todos están contentos de la compañía que hay. Se respira calidad en conjunto, y eso el cliente lo nota enseguida”.
Incluso la campaña de marketing previa fue innovadora. Utilizaron el perfil de Instagram @manolo.influ, un personaje ficticio y humorístico de un influencer local de Gandía que planeaba una fiesta de jubilación para su hermano Pepito.
Esta narrativa viral, con reels que acumularon miles de vistas, generó expectación y reveló la apertura del mercado el 3 de diciembre, amasando alrededor de 30.000 seguidores en solo dos semanas. Actualmente, el perfil está en transición para convertirse en la cuenta oficial del mercado, manteniendo a Manolo como imagen para contar historias en primera persona.
Así se come en el Mercado del Prado
Recorrer el Mercado del Prado es hacer un pequeño viaje gastronómico, donde cada parada aporta algo distinto: tradición mediterránea, influencias globales, producto gourmet o cocina popular reinventada.
Sibarita Bar llega con premios a sus espaldas. Su tortilla de patata fue reconocida como la 2.ª mejor de España en 2024, y en 2025 ganó el premio a la Mejor croqueta de Valencia, con una receta de rabo de toro al Pedro Ximénez.
Esa reputación no se diluye en el mercado. En Gandía ofrecen pinchos de tortilla desde 3,50 €, croquetas de jamón ibérico desde 2,60 €, raciones de tapas clásicas (bravas, ensaladilla) y una tarta de queso que tendrá buena demanda asegurada.
Parte del aire viajero llega con Los Chamacos. Llegan avalados por el título de Mejor Taco de España 2025, gracias a su creación Taco Nayarit, con lubina adobada sobre tortilla de maíz de elaboración artesanal, con salsa de sabores intensos, guacamole, pico de gallo con piña asada y chicharrones de piel de pescado.
Para el mercado apuesta por traer otros tacos ganadores, el de barbacoa de rabo con chiles secos, Segundo Mejor Taco de España 2024 y la birria de cordero, al estilo de Jalisco, que se llevó el galardón al mejor en 2023. Completan la oferta con clásicos como los tacos de suadero, guacamole o quesadillas.
También en clave viajera está Nanami, un lugar ya consolidado en la ciudad. Ofrece bowls, poke, ramen, noodles... Cocina asiática-hawaiana, fresca, saludable y colorida. El sushi rápido sin perder calidad, lo pone Z-Sushi que ofrece nigiris, makis y bandejas listas para llevar con sashimi, temakis y opciones variadas para compartir o disfrutar al momento.
Y si la idea es algo contundente, sabroso y con alma criolla, Barra Brava trae empanadas, milanesas, choripanes y platos generosos pensados para compartir una cocina argentina muy rica.
El mar y el producto fresco se sirven en Lujuria Marina. Ostras, gambitas cristal, mariscos seleccionados, brioches de sepia con mayonesa de lima o atún rojo con foie y pescados de lonja.
La reinterpretación de la fritura mediterránea llega con Syros, que apuesta por pescados, verduras y fritos con toque contemporáneo. De un crujiente de langostino en panko con sweet chili, brotes verdes y sésamo en base de queso crema al bocadillo de sepia frita con picaeta ideal para el esmorzar.
El mundo de la carne lo cubre Sánchez & Co. Carnes premium de corte selecto, de txuleta a picanha o entrecot a platos elaborados como un sándwich de pastrami, croquetas de txuleta o tsukune de vaca. Venden también cortes de carne para llevar al vacío.
San Martín Charcutería por su parte, ofrece ibéricos, quesos selectos, tablas y sándwiches, mientras que El Secreto de Guerola mantiene viva la tradición del mercado y cuenta ya con muchos adeptos a sus aceitunas, encurtidos, vermuts, y piezas clásicas difíciles de encontrar en otro sitio.
La oferta se completa con dos barras de bebidas y con SiS Coffee House, que ofrece café de especialidad, desayunos variados y bollería fantástica ya muy consolidada en la ciudad.
Mucho más que un lugar donde comer
El Mercado del Prado nace como mucho más que un mercado. Es un espacio para vivir y reunirse. Habrá eventos semanales, música en directo y actividades culturales que irán cambiando cada temporada, siempre con el foco puesto en el barrio y en quienes viven la ciudad todo el año. También en las familias: con la plaza peatonal y la amplitud del espacio, es un sitio pensado para que los pequeños puedan moverse con libertad.
La Plaza del Prado vuelve a ser un punto de encuentro, no solo de madrugada, sino a cualquier hora. “Gandía se merecía un espacio así”, concluyen sus gestores. Y el éxito de su apertura confirma que, a veces, las mejores transformaciones llegan cuando un mercado deja de ser simplemente un mercado… para convertirse en el lugar donde todos quieren estar.