La vermutería donde despedir el verano junto al Mediterráneo: fartons de sobrasada, cocas y gildas
La mejor vermutería junto al Mediterráneo que tiene fartones de sobrasada: famosa por sus cocas y gildas
La parte de arriba del restaurante Daimuz se reinventa, de un espacio de sobremesas, copas y tardeo a vermutería con toque gourmet y una selección de tapeo fino.
Más información: Esta vermutería escondida en un hotel de Jerez se ha convertido en el nuevo templo del vino
El verano se nos escapa entre los dedos. La vuelta a la rutina, a la ciudad, al cole... Septiembre marca el fin de una época que luego añoramos durante todo el año. Pero todavía queda tiempo para disfrutar y, ¿qué mejor que hacerlo junto al Mediterráneo?
La paella de los domingos, el baño de última hora, los paseos por el paseo marítimo... A esa lista de liturgias a las que no estamos preparados para decir adiós, se suma ahora otra tradición: la hora del vermut. Ese momento de parar, tomar algo fresco y disfrutar.
Desde hace apenas unos meses, hay un lugar en la playa de Daimuz que se ha ganado a pulso ser uno de los más deseados de esta época. Se llama La Competencia, y es la nueva vermutería del Restaurante Daimuz. Un espacio en manos de buenos amigos de la familia, manteniendo el buen hacer del restaurante.
Daimuz, una historia que empieza en 1967 y sigue con una vermutería actual
Hablar de La Competencia es hablar también del Restaurante Daimuz, toda una institución frente a la playa. La historia se remonta a 1967, cuando Antonio Hernández, abuelo de las actuales propietarias, compró un pequeño chiringuito de camping que pronto se convirtió en un referente.
Hoy lo dirigen Irene y Beatriz González, nietas de Antonio, que han sabido mantener la esencia de cocina de playa, añadiendo un sello diferenciador: aquí todos los platos son aptos para celíacos. Irene, madre de dos hijos con celiaquía, decidió dar un paso adelante y adaptar la carta completa.
Durante años, la parte de arriba del restaurante Daimuz ha sido uno de esos espacios donde todos han querido estar. Siempre que pasabas por allí estaba animado, con música, gente tomando copas... Era la reina del tardeo, de las sobremesas.
Las dueñas, conscientes de lo que significaba ese lugar, se resistían a imaginarlo en otras manos. Hasta que Dolores, buena amiga del proyecto, propuso ceder ese rincón a sus hijas, María y Paula, para hacer algo nuevo. En este caso, una vermutería con mucha personalidad.
Lo cuentan ellas mismas en sus redes: “Hay decisiones que se toman con la cabeza… pero esta la tomamos con el corazón”. Más que un negocio, es un traspaso emocional. Una forma de mantener vivo el espíritu de esa terraza que ya era un icono en Daimuz y, al mismo tiempo, abrir una nueva etapa.
Un vermut frente al mar
Así montaron un local con zona interior y esa icónica terraza frente al mar y en primera línea de la playa, que abrió sus puertas el pasado mes de mayo. Y lo hicieron de la mejor forma posible: estableciendo La Hora del Vermut, disponible sábados y domingos de 12:00 a 13:00, con vermut y gilda por 4 euros.
Para ello, apostaron por una carta con referencias para todos los gustos. Desde marcas muy conocidas hasta otras más gourmet. Entre los clásicos está Espinaler, con más de un siglo de historia y ese punto cítrico que lo convierte en el rey de las conservas, con las que también trabajan en la vermutería.
También aparecen Yzaguirre Reserva, Cinzano o Picofino, este último con un toque de ginebra. Con otro perfil están Lustau y La Copa, ambos con base de Jerez, o La Quintinye, un vermut francés elaborado en la región de Charente. Incluso hay Picofino de naranja, con ese punto dulce y refrescante tan propio de la terreta.
No faltan otro clásico del aperitivo, el spritz, ni una cuidada carta de vinos que viaja de los albariños gallegos al moscatel alicantino, pasando por garnachas y tempranillos. Y, por supuesto, una selección de cervezas bien frías.
Tapeo que acompaña a la perfección
Aunque lo que más apetezca tras leer estas líneas sea coger un vaso de vermut frío con hielo, La Competencia no se queda solo en la bebida. Han creado una carta que marida a la perfección con esta extensa propuesta líquida.
Arrancan con el acompañamiento por excelencia del vermut: conservas, gildas y papas. Para las primeras y las últimas trabajan con Espinaler: mejillones, berberechos, navajas… y patatas fritas regadas con esa salsa que ya es un icono.
Las gildas merecen mención aparte. Tienen cuatro diferentes: desde la clásica de anchoa o boquerón hasta el matrimonio. La más original es la gilda Picofino, con aceituna, piparra, anchoa y pimiento relleno de crema de queso, bañada en el vermut del mismo nombre.
Siguen con tablas de embutidos ibéricos y quesos y con una selección de tapas que justifica la visita. Las bravas de la casa son un clásico, al igual que las croquetas de chuleta o boletus con trufa. Los torreznos de Soria se presentan con un toque viajero: acompañados de sriracha y lima.
La terreta se pone en la mesa con un fartón crujiente relleno de sobrasada, cebolla caramelizada y brie, y con otra estrella: las cocas valencianas. De sobrasada picante con miel, de cebolla con foie, de titaina con anchoa o de figatell con cebolla y mostaza.
Y para cerrar, la parte dulce: desde una torrija con helado de avellana hasta una tarta tatín, pasando por una coca con Nutella o un coulant de chocolate con helado de vainilla.
La apertura de La Competencia ha sido recibida con entusiasmo por todos. Muchos celebramos que haya sitios así en un pueblo pequeño como Daimuz con una propuesta tan de moda y actual, como celebrar la hora del vermut y el aperitivo. Despedir el verano aquí es un planazo.