Una granja en Suecia convertida en destino de peregrinaje gastronómico

Una granja en Suecia convertida en destino de peregrinaje gastronómico Jimmy Linus

Reportajes gastronómicos

Dos estrellas Michelin en medio del campo sueco: la granja que revoluciona la gastronomía con un cordero y caviar únicos

Tras cerrar su célebre Krog en 2020, Daniel Berlin ha creado en Skåne un lugar total: restaurante con dos estrellas Michelin, hotel boutique, wine bar y un invernadero convertido en cocktail bar.

Más información: El restaurante sueco en plena naturaleza para desconectar de todo a sólo 15 minutos de Chamartín

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Hay viajes que uno debe hacer al menos una vez en la vida. Unos dicen que hay que visitar las Pirámides de Giza o la Torre Eiffel. Otros, que la paz se encuentra en retiros espirituales en lugares remotos.

Yo, en cambio, creo que la verdadera revelación está en alquilar un coche y recorrer la costa sur de Suecia. El destino es un lugar donde gastronomía, paisaje y hotel boutique se unen para convertir la visita en un viaje inolvidable.

Eso es lo que ocurre al llegar a VYN, el proyecto más personal del chef sueco Daniel Berlin. A orillas de la costa de Skåne, este espacio transforma una antigua granja señorial en un universo donde se mezclan alta cocina, hospitalidad escandinava y una nueva manera de entender un viaje en el que todo suma.

Cuando la vista lo domina todo

El nombre no es casualidad: VYN significa “vista” en sueco, y es lo primero que impacta nada más llegar. Desde la carretera, el edificio rehabilitado domina la vista sobre campos que se extienden hasta el mar Báltico.

Los paisajes de Österlen, con su luz cambiante y horizonte abierto, forman parte esencial de la experiencia. Berlin lo resume así: “Vyn es realmente todo acerca de este lugar, de la naturaleza misma. Explorar su potencial, crear algo auténtico y en armonía con su esencia y entorno”.

Jimmy Linus

En este espacio, el chef y su equipo han conseguido ofrecer una experiencia total: restaurante con dos estrellas Michelin, hotel boutique, wine bar y un invernadero que se convierte en cocktail bar. De ahí que sea tan importante coger el pack completo, para vivirlo en todo su esplendor.

No sorprende que, pocos meses después de abrir, VYN recuperara dos estrellas Michelin. Y que en junio de 2025 entrara directamente en el puesto 47 de The World’s 50 Best Restaurants. Un reconocimiento fulgurante para un lugar con apenas un año y medio de vida.

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Tampoco nos cabe duda de que pronto sean tres las estrellas que luzca este lugar. El propio René Redzepi, alma mater de Noma, comentaba en una publicación reciente del Instagram de VYN, que iba a ser el próximo triestrellado de los Países Nórdicos.

Una cocina de raíces y precisión

La experiencia gastronómica comienza antes de sentarse a la mesa. La gran puerta de entrada, convertida ya en icono, se abre y revela un espacio inesperado, con techos altos y un diseño que mezcla lo rústico con lo moderno. Y es aquí, en esta antesala que te deja boquiabierto, donde se sitúa la cocina abierta y donde se sirven los primeros aperitivos.

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Desfilan por la mesa bocados como cangrejo de río con algas y eneldo, el preciado Kalix Löjrom, conocido como el caviar sueco, que son las huevas de un pescado de la familia del salmón, que se funde con una crema de apionabo y algas.

Macarena Escrivá

El recorrido avanza hacia la sala principal, un espacio con ventanales que enmarcan la vista al mar que multiplica esa sensación de calma y de estar en un lugar mágico. Allí, se descubre más sobre la precisión de Berlin en platos creativos y, al mismo tiempo, arraigados en la tradición escandinava.

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El menú, de 14 a 16 pases, es estacional y profundamente personal. Berlin lo describe como “un lugar de alegría, donde tenemos la oportunidad de crecer lo que hacemos con un sentido casi infinito de posibilidad”. Ingredientes cultivados y recolectados por él mismo forman parte de platos que deleitan.

Macarena Escrivá

La caballa servida en dos temperaturas es uno de los pases más memorables: una mitad cruda y la otra cocinada, desplegando toda la intensidad del pescado en un contraste inesperado. Con un plato vegetal puede dejarte embelesado, como hace con su brócoli, con grosella y avena fermentada.

Macarena Escrivá

También destacan el que condensa la riqueza del mar Báltico en cuanto a mariscos también se refiere. Otro punto culminante del menú es el cordero local alimentado con leche, cocinado sobre el fuego, que primero presentan en crudo en sala y acompañan con una flor de calabacín rellena de sus mollejas.

El sumiller Joakim Blomster firma la propuesta de bebidas. Propone maridajes clásicos o sin alcohol, ambos pensados para amplificar la experiencia. Su selección incluye vinos muy bien estructurados, pero también fermentados y elaboraciones locales que reflejan la misma cercanía con el entorno que la cocina.

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La experiencia culmina de nuevo en la zona inicial, junto a la chimenea. Allí se sirven los petit fours: grosellas negras con nata, postre típico del verano escandinavo, hasta cerrar con un brioche de mantequilla tostada y caramelo de pollo asado. Un final incluso nostálgico junto al crepitar del fuego, porque nunca quieres que se termine...

A todo esto suman The Atelier, un comedor privado bajo el gran tejado de madera, con capacidad para 24 personas. Allí se sirven dos menús distintos, el largo y otro más breve, con vistas a la sala principal a través de un ventanal interior.

El hotel boutique y un desayuno a la altura

Como decíamos, la granja rehabilitada acoge no solo el restaurante gastronómico, sino también espacios que amplían la experiencia. VYN es también un hotel boutique con 16 habitaciones y dos suites, con desayuno incluido. La idea es que la experiencia no termine tras la cena.

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Te puedes quedar a dormir y prolongar la calma que ofrece un lugar tan apartado como este... Berlin lo explica así: “Vyn es un lugar al que venir a respirar, a echar raíces, seguir creciendo y compartir la belleza de esta parte del mundo”.

Macarena Escrivá

Una de las sorpresas llega con el desayuno del día siguiente. Tras una noche de reposo, se sirve en el Food & Wine Bar. A la mesa llegan embutidos y quesos suecos, vegetales del huerto, un zumo de manzana casero memorable o un pastel de huevo y bacon delicioso.

Un wine bar y el invernadero convertido en cocktail bar

El proyecto no se limita al restaurante ni al hotel. Otro de los grandes reclamos es el Food & Wine Bar, un espacio casual y acogedor que abre también a los locales desde las 16:00 hasta las 21:00.

En verano, su terraza lo convierte en punto de encuentro para vecinos y otros tantos que quieren disfrutar del savoir faire de este genio, en una versión más informal.

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Funciona con carta de snacks y platos de temporada, diseñados en diálogo con el menú principal para aprovechar al máximo los productos locales. Además, ofrecen distintos tipos de menús por estaciones. Desde un menú de cangrejo a uno dedicado a la cosecha, con otras opciones como langosta o ganso en noviembre.

En primavera de 2025, Berlin abrió Växthuset, un invernadero transformado en cocktail bar con vistas al paisaje. Hierbas, frutas y destilados locales se convierten allí en cócteles creativos que ponen, una vez más, el entorno en la mesa.

Macarena Escrivá

El ambiente es más desenfadado, ideal para las largas tardes de verano, cuando la luz escandinava apenas se apaga. En paralelo, los campos y huertos que rodean la finca se han convertido en despensa viva, reforzando la conexión con la tierra.

En un tiempo en el que la alta cocina busca constantemente lo espectacular, Berlin ha apostado por lo esencial. Por un lugar al que se llega tras horas de viaje por carreteras de ensueño y coquetos pueblecitos y donde la recompensa es descubrir algo sencillamente extraordinario.