El chef José Andrés con unos pimientos rellenos en un montaje iStock
José Andrés, chef: "En España tenemos las mejores conservas; con un bote de pimientos haces un plato de 10 en un santiamén"
El cocinero español más internacional y el más ferviente embajador de la cocina española en Estados Unidos es también un fan de las conservas y, como muestra, enseña a preparar un sencillo y delicioso plato.
Más información: El pueblo de Andalucía donde el chef José Andrés ha comprado una casa: tiene unas tortillitas de camarones de escándalo
- Total: 10 min
- Comensales: 4
No puedo estar más de acuerdo con el chef José Andrés, tener unas cuantas conservas en la despensa es un recurso fabuloso para salir airosos de cualquier apuro.
Tal como explicaba en uno de los programas de la serie Vamos a cocinar con José Andrés, emitido en RTVE, en muchas ocasiones solo se necesitan "dos latas y un microondas" para preparar un plato delicioso.
Según el cocinero asturiano, las conservas españolas tienen una alta calidad y son altamente versátiles para preparar comidas rápidas y de primera calidad.
Una receta rápida y saludable
Como ejemplo para ilustrar lo que dice, José Andrés prepara unos deliciosos pimientos del piquillo rellenos de setas que, utilizando alimentos en conserva, permiten cocinar "un plato de 10 en un santiamén".
Desde el punto de vista nutricional, que es algo que le preocupa a muchas personas, es una excelente opción como entrante ligero y equilibrado, ideal tanto para las comidas del día a día como para ocasiones especiales.
Los pimientos del piquillo, además de aportar color y sabor, son una fuente notable de vitamina C, antioxidantes y fibra dietética. Como tienen poquísimas calorías, también son una base excelente para todo tipo de rellenos.
Las setas, por su parte, aportan un perfil nutricional que también es muy interesante. Son bajas en calorías, pero ricas en minerales como el fósforo, el potasio y el selenio, así como en compuestos bioactivos con propiedades antioxidantes.
Además, contienen fibra y pequeñas cantidades de proteína vegetal, lo que las hace muy saciantes.
El queso incluido en el relleno añade una dosis moderada de proteínas y grasas, además de calcio.
Dependiendo del tipo de queso seleccionado -mozzarella, queso de cabra fresco o queso cremoso, son los que sugiere el chef- se puede ajustar el aporte de grasa total y de sodio.
El toque de hierbas frescas como el perejil, la menta y el orégano realza el sabor del plato y aporta pequeñas cantidades de micronutrientes y compuestos antioxidantes.
Por último, el uso de aceite de oliva virgen extra, aunque en pequeña cantidad, añade ácidos grasos monoinsaturados beneficiosos para la salud cardiovascular.
Ingredientes para hacer unos pimientos rellenos muy rápido
- Pimientos del piquillo en conserva, 12 ud
- Setas en conserva escurridas, 300 g
- Mozzarella, 100 g (o queso fresco o queso de cabra)
- Fritada de tomate o tomate frito, 100 g
- Sal, al gusto
- Pimienta negra, al gusto
- Aceite de oliva virgen extra, unas gotas
- Hojas de perejil fresco, 5 g
- Menta fresca, 2 g
- Orégano seco, para espolvorear
Paso 1
Abrimos los botes de setas y escurrimos el contenido. Las setas de cardo, que suelen ser de mayor tamaño, las partimos con los dedos en dos o tres trozos, para que resulten más agradables al comer.
Paso 2
Cortamos la mozzarella o el queso que hayamos elegido en cubos pequeños. Colocamos las setas troceadas y el queso en un bol amplio.
Paso 3
Aliñamos la mezcla del bol con una pizca de sal, pimienta negra recién molida y unas gotitas de aceite de oliva. Mezclamos bien hasta que los ingredientes estén integrados.
Paso 4
Picamos finamente unas hojas de perejil, las puntas de la menta y añadimos un poco de orégano seco. Incorporamos estas hierbas a la mezcla de setas y queso. Esto dará como resultado un relleno aromático, sabroso y cremoso.
Paso 5
Sacamos los pimientos del piquillo de la lata. Observamos que muchos de ellos tienen cortes irregulares. Para una presentación más limpia, los cuadramos con un cuchillo, retirando bordes imperfectos. No desechamos estos recortes: los picamos finamente y los añadimos a la mezcla del relleno, aportando sabor y aprovechando todo el producto.
Paso 6
Rellenamos con cuidado cada pimiento con la mezcla de setas, queso y hierbas. Podemos ayudarnos de una cucharilla o de una manga pastelera si preferimos mayor precisión.
Paso 7
Colocamos los pimientos rellenos en un recipiente apto para microondas. Cubrimos con papel apto para uso alimentario (papel de horno o film especial para microondas) y calentamos durante 2-3 minutos, o hasta que el queso se haya fundido y esté todo bien caliente.
Paso 8
Calentamos ligeramente la fritada en una sartén o en el microondas, aunque también podemos servirla a temperatura ambiente, como sugiere el chef.
Paso 9
Servimos colocando una porción de fritada en el centro de cada plato. Disponemos sobre ella tres pimientos rellenos por persona. Espolvoreamos por encima un toque de orégano seco para realzar el sabor.
El origen de las conservas
La preservación de los alimentos ha sido una preocupación constante a lo largo de la historia de la humanidad.
Desde tiempos remotos, se han ido desarrollando métodos de conservación como las salazones para la carne o las mermeladas elaboradas con azúcar para las frutas, técnicas que permitieron alargar la vida útil de los alimentos.
Pero el verdadero impulso hacia el desarrollo de la conserva moderna se lo debemos a Napoleón, un detalle poco conocido por muchos y, cuando menos, curioso.
A finales del siglo XVIII, el emperador Napoleón Bonaparte ofreció una recompensa a quien lograra idear un sistema eficaz para conservar alimentos que pudieran acompañar a sus tropas en campaña.
Su motivación partía de una premisa clara, los ejércitos mejor alimentados serían los vencedores.
Este estímulo condujo, en el año 1810, a la invención del proceso de conservación hermética por parte de Nicolas Appert.
Su método consistía en introducir los alimentos en frascos de vidrio sellados, de los cuales se extraía el aire mediante calor.
Aunque eficaz, este sistema presentaba ciertas limitaciones logísticas, especialmente para el ámbito militar, debido al peso y la fragilidad del vidrio.
El siguiente gran avance en el ámbito de las conservas tuvo lugar en Inglaterra, cuando Peter Durand descubrió que era posible utilizar hojalata, una lámina de acero recubierta con estaño, para contener los alimentos.
Este nuevo material ofrecía claras ventajas, por un lado, era mucho más resistente que el vidrio y, por otro, mucho más ligero.
Sin embargo, el contacto directo entre el metal y los líquidos de los alimentos provocaba fenómenos de oxidación, pero que se solucionó recubriendo el interior de las latas con estaño. Este desarrollo consolidó el sistema de envasado que, en esencia, continúa vigente en la actualidad.
En España, la introducción de las conservas se produjo de manera fortuita hacia el año 1840. Un barco de origen francés naufragó frente a las costas de Finisterre, en Galicia, y varias de sus latas emergieron a la superficie.
Los habitantes de la zona, al examinar aquel ingenioso sistema, comprendieron su potencial y comenzaron a experimentar con él. Como resultado, Galicia se transformó en una de las regiones españolas con mayor tradición conservera.
Apenas ocho años después, en 1848, ya era común encontrar en el país conservas vegetales de productos como espárragos y pimientos, especialmente en áreas con fuerte desarrollo agrícola como La Rioja.