Muchas veces las recetas más fáciles son las más resultonas y las que más nos demandan nuestros comensales y nuestros estómagos. Si os pasa que compráis un melón o una sandía y es demasiado para vosotros, para no estar comiendo todos los días lo mismo de postre, una salida estupenda será emplearlos para vuestras recetas saladas.

Por ejemplo, una ensalada de melón con jamón o una crema de melón con virutas de jamón o un gazpacho de sandía, una ensalada de cuscús, lentejas y sandía, una sopa fría de sandía o una ensalada de sandía asada y pollo confitado.  Las posibilidades van mucho más allá de lo que planteamos normalmente en nuestra cabeza y, por supuesto, nos separan de la exclusividad del apartado dulce. 

En esta ocasión, la propuesta incluye una mozzarella, el queso italiano por excelencia, que aporta un toque lácteo y esa textura jugosa pero con mordida tan característica que chocará con el crujido de las dos frutas. El aderezo nos llevará un poco a Perú o México alejándonos de España gracias a la presencia de lima y también de chile, con un poco de hierbabuena, una vinagreta que ensalzará el resultado juntándose con la cebolla morada.

Es una ensalada perfecta como entrante o como acompañamiento en comidas pesadas que cansen y saturen pero también para llevársela a la playa o a la montaña en días en los que comamos fuera de casa. 

La mozzarella no es imprescindible ni mucho menos, pero queda muy bien en el conjunto y mejor quedaría si hicierais vuestra mozzarella casera de forma sencilla. De verdad que no es tan complicado y cuando le coges el truco te aficionas a intentar eliminar de la dieta productos elaborados de los que desconocemos sus añadidos. Ya sabéis para vuestra ensalada caprese el consejo, aunque también sería bueno si evolucionáis a la caprese con pollo y aguacate; ahí lo dejo. 

Pero si no queréis usar queso podéis añadir algunas hojas verdes como rúcula, canónigos o espinacas y también frutos secos como nueces, pecanas y macadamias. Otra opción sería un poco de maíz, unos croutons de pan para acercarnos un poco a una panzanella o también alguna proteína cárnica como fiambre de pavo o jamón en taquitos pequeños.

Cómo hacer ensalada de melón, sandía y queso

Ingredientes

  • Rodaja de melón de grosor 4 cm, 1 ud
  • Rodaja de sandía de grosor 4 cm, 1ud
  • Lima, 1 ud
  • Cebolla morada, 1/4
  • Mozzarella, 1 ud
  • Polvo de chile, al gusto
  • Sal, c/s
  • Hierbabuena fresca, 5 hojas
  • Aceite de oliva virgen extra, 2 cucharadas

Paso 1

Cortar la cebolla en juliana muy fina, habiéndola pelado previamente. Lo más fácil es, una vez pelada, cortarla a la mitad y en ese momento hacerla en juliana. Remojar la cebolla en agua con hielo durante 10-30 minutos para que pierda la fuerza y no repita tanto, sobre todo si las cebollas son viejas. 

Paso 2

Cortar tanto la rodaja de sandía como la rodaja de melón, gruesa pero no mucho, y quitar la parte de la cáscara. No queremos ningún trozo de carne blanca ni de sandía ni de melón, que normalmente son más insípidas. Trocear la sandía y el melón en cubos de bocado, ni muy pequeños ni muy grandes y mezclar en un plato. Añadir un chorrito de lima para que no se oxiden.

Paso 3

Escurrir bien la mozzarella, secándola un poco con la ayuda de un papel de cocina, y trocearla también para mezclarla con el melón y la sandía. 

Paso 4

Añadir la lima, el polvo de chile o los chiles frescos picados y la sal a la ensalada. Incorporar también la cebolla morada y mezclar muy bien.

Paso 5

Terminar con un poco de hierbabuena fresca y también de pimienta negra si se desea y, por supuesto, con un buen chorro de aceite de oliva virgen extra para completar esta deliciosa ensalada de mozzarella, sandía y melón.