Si hay una cosa que me he traído de mi estancia en Italia han sido recetas. Puede que sea un poco monotemática, pero de verdad que la cocina italiana me ha hipnotizado por completo. No sé si será por los ingredientes o por la forma simple pero efectiva de preparar los platos, pero cada vez que preparo algo italiano triunfa. Ésta receta de ragú de carne a la boloñesa es quizá de las pocas que aunque sencilla, no es nada rápida de hacer, requiere hacerla con tiempo pues si no, el resultado no es igual.

Éste ragú a la boloñesa es la auténtica receta 100% italiana, no es sólo carne con cebolla y tomate. Como se hace a fuego lento y se dejan reducir y concentrar los ingredientes, el sabor que queda es intenso, perfecto para acompañar un buen plato de pasta. No tiene complicación alguna, pero si sois de los que no tienen paciencia, ¡os costará aguantar las ganas de comérosla a cucharadas!

Ya os contamos cómo hacer una salsa boloñesa perfecta de 7 horas de cocción, pero hoy apostamos por algo incluso más rico.

Preparación

  1. Con ayuda de un cuchillo, retirar las hebras del apio (en la foto que os dejo se ve exactamente a lo que me refiero), de modo que al picarlo quede limpio.
  2. Picar la cebolla, la zanahoria y el apio muy finito. Si, como yo, no sois muy hábiles picando, os aconsejo que utilicéis un robot de cocina, tardaréis menos y quedará mejor.
  3. En una sartén profunda y grande echar tres cucharadas de aceite y la mantequilla, poner a fuego medio, y esperar a que la mantequilla esté totalmente disuelta. Acto seguido, incorporar el picadillo de cebolla, zanahoria y apio.
  4. Dejar sofreír las hortalizas hasta que estén blanditas, sobre todo la zanahoria. Esto es importante si queremos que el resultado final sea homogéneo y no notemos los trocitos de verdura crujir cuando lo comamos.
  5. Picar el bacon en trozos pequeños, de modo que se integre bien con la carne picada. Mezclarlo con la carne e incorporarlo al sofrito cuando éste esté listo. Subir el fuego para que la carne se fría y no se cueza, hasta que haya perdido el tono rosado por completo.
  6. Añadir el vaso de vino tinto y dejar evaporar por completo. Una vez haya evaporado por completo, añadir la sal y la pimienta al gusto.
  7. Calentar el caldo y mezclarlo con el concentrado de tomate (esto se hace para que esté a una temperatura similar a la carne que se está friendo en la sartén y no baje la temperatura de la preparación al echarlo). Bajar el fuego e incroporar el caldo a la carne, removiéndolo bien para que se mezcle.
  8. Y aquí viene el quid de la cuestión: es muy muy importante que lo mantengáis a fuego suave, que borbotee muy flojito moviéndolo de vez en cuando para que se vaya consumiendo el caldo. ¿Y cuánto tiempo tarda esto? Pues aproximadamente una hora y media. Pacieeeencia 🙂
  9. Cuando lleve 45 minutos de cocción, añadir el vaso de leche y mezclar bien hasta que se consuma el líquido. Se puede dejar con más o menos líquido en función de para lo que queráis usarlo.

Resultado

Os aseguro que tanta espera merece la pena. Lo bueno que tiene es que si queréis, podéis hacer el doble de cantidad y después congelarlo sin problemas. Ésta carne vale como salsa para unos tagliatelle o para el relleno de una rica lasaña. Yo en ésta ocasión la he utilizado para rellenar unos ravioli caseros, para lo cual después de hecha, trituré la carne con la batidora para que quedara como un paté y pudiera llenar los ravioli sin problemas. Os la recomiendo de verdad, si queréis sorprender a vuestros invitados con una deliciosa salsa auténticamente italiana.