Queso fundido en una cazuela de barro.

Queso fundido en una cazuela de barro.

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El queso español que es tan bueno como el italiano para fundir: especial para aperitivos

En Asturias se elabora un queso que nada tiene que envidiar a la próvola napolitana, tan versátil para fundir como para gratinar. 

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El otoño llega con aromas intensos, mesas acogedoras y esa búsqueda del sabor reconfortante como el que el queso fundido puede ofrecer. Y no uno cualquiera, sino uno que en forma y sabor unen a España y Nápoles ,ciudad que desde1503 hasta 1707 fue administrada como un virreinato español.
Para sorpresa (tal vez de pocos), ambas comparten más de lo que parece: el amor por el horno, el respeto por los ingredientes y esa pasión por reunirnos alrededor de una mesa. 

Así lo refleja también (y tan bien) GROSSO Napoletano, el grupo que ha traído la auténtica pizza napolitana a España, han vuelto a rendir homenaje a la tradición italiana con una novedad que huele a bosque y horno de leña: la Provola Tartufata.

Un entrante irresistible donde el queso ahumado napolitano se funde lentamente con salsa tartufata, champiñones y un toque de parmesano.

Sin embargo, más allá de sus hornos, que alcanzan temperaturas de hasta 450 °C, hay pequeños atajos que se pueden tomar si uno no puede viajar hasta Italia o a cualquiera de sus restaurantes y que todo amante de la cocina casera se alegría conocer.

El que hoy hemos tomado lo protagoniza el queso español capaz de sustituir a la provola italiana sin perder ni un ápice de encanto.

El queso asturiano que habla el mismo idioma que la provola

El queso ahumado de Pría (Asturias) es, según los expertos de GROSSO, el mejor sustituto nacional del clásico queso napolitano. Este queso artesanal, elaborado en el corazón verde del norte, comparte con la provola una textura semiblanda y un sabor delicadamente ahumado que se derrite con una suavidad casi idéntica.

Su corteza dorada y su aroma a humo natural lo convierten en un ingrediente versátil: funde sin apelmazarse, mantiene la cremosidad y aporta ese toque rústico que transforma cualquier aperitivo en un pequeño festín mediterráneo.

Para quienes prefieren un sabor más suave, el queso de tetilla gallego es otra opción perfecta. No está ahumado, pero su textura elástica y su sabor mantecoso hacen que se comporte de manera muy similar al fundirse. Ideal para quienes buscan una versión más ligera o menos intensa.

Cómo preparar el aperitivo perfecto en casa

Recrear la magia de la Provola Tartufata con acento español en casa no es complicado. Solo se necesita una buena cazuela de barro, que "conserva el calor y evita que el queso pierda forma", un horno bien caliente y una dosis generosa de ganas de disfrutar.

La provola italiana de Grosso Napoletano.

La provola italiana de Grosso Napoletano.

  1. Precalienta el horno a máxima potencia durante 10 minutos. 
  2. Coloca el queso de Pría (o de tetilla) en una cazuela con un chorrito de aceite de oliva o unas gotas de vino blanco.
  3. Añade una cucharada de salsa tartufata, unos champiñones laminados, una hoja de albahaca fresca y un toque de parmesano rallado.
  4. Hornea a 250 °C durante unos 8 minutos. Si el queso aún no está completamente derretido, déjalo 2 minutos más.
  5. Comprueba con la punta de un cuchillo: si entra sin resistencia, está en su punto.

El resultado: una mezcla sedosa y aromática, con el equilibrio perfecto entre el sabor ahumado y la intensidad terrosa de la trufa. Servido con una focaccia o pan artesanal, este aperitivo está llamado a convertirse en la estrella de cualquier reunión entre amigos. Así que este otoño, cuando el frío empiece a colarse por las ventanas, no hará falta volar al sur de Italia para disfrutar de ese placer fundente. Bastará con un horno encendido, un buen vino y el sabor del queso derritiéndose lentamente.