La sala de Macambo.
Roberto Sihuay trae la alta cocina peruana a Barcelona con ingredientes como el zapallo loche o maíces andinos
Macambo es el nuevo restaurante del chef peruano que nace con la intención de visibilizar un país que es mucho más que ceviche, pisco y ají.
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En Sant Gervasi ha abierto sus puertas Macambo, el primer restaurante propio del chef peruano Roberto Sihuay, quien regresa a Barcelona donde se le espera con brazos abiertos tras una sólida trayectoria internacional en cocinas de Lima, Ibiza, Londres y Barcelona, y como asesor gastronómico en más de diez países.
Con una propuesta que combina técnica, memoria e identidad, Macambo se posiciona como un nuevo referente de alta cocina peruana de autor, sin los códigos tradicionales del lujo, pero con una clara ambición gastronómica.
El nombre del restaurante remite a una fruta amazónica poco conocida fuera del Perú. Esta elección es la excusa conceptual de un proyecto que nace con la intención de visibilizar una Perú diverso y profundo, más allá del ceviche y el ají.
Roberto Sihuay, chef al frente de Macambo.
Inspirado por ingredientes ancestrales como el propio macambo, que en la Amazonía se tuesta y se come como una almendra, el restaurante toma esta fruta como símbolo de sofisticación natural y biodiversidad.
Desde la identidad gráfica hasta la carta, todo en Macambo está pensado para hablar de un Perú menos evidente, pero igualmente auténtico. Su logo, una semilla de Theobroma bicolor, nombre científico del macambo, subraya la idea de alimento divino y cocina con alma.
Una carta pensada para compartir y explorar territorios
La carta de Macambo está diseñada con platos de tamaño medio que invitan al comensal a probar varias elaboraciones en una misma visita. El recorrido gastronómico abarca los tres grandes ejes del Perú: costa, sierra y selva. Cada plato parte de una receta tradicional o de un sabor arraigado, pero se presenta con técnica contemporánea, reinterpretado con respeto y creatividad.
Algunos platos destacan por su capacidad de síntesis: un pastel de maíz inspirado en el rocoto relleno arequipeño; un anticucho de cerdo ibérico con ecos de pachamanca; dados de cochinillo confitado con salsa de escabeche que reformulan tradiciones limeñas desde una mirada propia.
Los ingredientes son seleccionados con precisión: ajíes frescos peruanos, zapallo loche, maíces andinos y productos amazónicos dan forma a una cocina de raíz, sin concesiones, pero adaptada al paladar contemporáneo.
Algunos de los platos que se pueden probar en Macambo.
La carta incluye elaboraciones con referencias nikkei, afroperuanas, criollas y chinas, sin caer en fusiones forzadas. Estas influencias aparecen integradas con coherencia en platos como el nigiri de causa andina con wagyu y papada de cerdo, la croqueta de pato con quinoa suflada o el uramaki con salsa anticuchera.
La propuesta dulce de Macambo ha sido desarrollada por las hermanas del chef, reposteras formadas en Espai Sucre y el Basque Culinary Center.
Los postres combinan frutas autóctonas, como la guanábana, la lúcuma o la chirimoya, con técnicas modernas y una mirada refinada. La mousse de guanábana con macambo garrapiñado es un buen ejemplo.
En el apartado líquido, la coctelería acompaña con acierto la experiencia gastronómica. Clásicos como el pisco sour conviven con creaciones propias que integran ingredientes peruanos, como el ají amarillo o el mango. La carta de vinos, elaborada junto a Vila Viniteca, incluye también etiquetas peruanas, menos frecuentes de encontrar.
Con un espacio cálido y capacidad para 75 comensales, entre sala interior y terraza, ofrece una experiencia cuidada, pero cercana. El ticket medio ronda los 50-60 euros, con una propuesta que combina calidad de producto, técnica culinaria y atención al detalle.