La Maestría (Sevilla).
El restaurante de Sevilla convertido en refugio para el verano con platos como los langostinos en salpicón
La Maestría, ubicado en el hotel Querencia de Sevilla, Autograph Collection, se ha consolidado como un auténtico refugio estival para vecinos y visitantes de la capital andaluza.
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Cuando el termómetro se dispara y las calles de Sevilla se tiñen de esa luz cegadora que solo el sur sabe regalar, encontrar un lugar donde el calor se transforme en placer se convierte en misión prioritaria.
Justo frente a la Catedral y la Giralda, en pleno corazón histórico, el restaurante La Maestría, ubicado en el hotel Querencia de Sevilla, Autograph Collection, se ha consolidado como un auténtico refugio estival para los amantes de la buena mesa.
La clave de su éxito reside en algo tan sencillo y tan complicado de conseguir como reinterpretar la tradición andaluza para adaptarla al ritmo del verano.
Aquí, la frescura no es solo una promesa, es el hilo conductor de una carta que respira producto de calidad, texturas suaves y sabores reconocibles que invitan a quedarse.
La carta de La Maestría
Para abrir boca, La Maestría ofrece una sucesión de entrantes diseñados para encender el apetito sin renunciar a la ligereza.
El salmorejo con bacalao ahumado y manzana verde es una versión refrescante y matizada de un clásico cordobés, mientras que la ensaladilla de ventresca con piparras y mayonesa de encurtidos reinventa el tapeo veraniego.
Pero si hay un plato que se ha convertido en protagonista de esta temporada es el salpicón de langostinos, que llega acompañado de lechugas vivas y una vibrante vinagreta de piriñaca, un bocado fresco, marino y jugoso que resume la filosofía del lugar.
Langostinos en salpicón.
En los principales, la carta se sumerge en el litoral gaditano con propuestas como la lubina de Barbate con camarones a la sanluqueña y un delicado jugo de sus espinas, o el pulpo asado que, maridado con papas revolconas y migas extremeñas, rinde homenaje a la cocina del interior.
Otro de los platos dentro de la propuesta de La Maestría.
Los carnívoros encuentran su bálsamo en la presa ibérica de bellota, jugosa y con carácter, escoltada por un mojo verde y una milhoja de patata y panceta que roza lo goloso sin empalagar.
El final dulce mantiene la coherencia con una selección que acaricia el paladar sin resultar pesada. Postres como la lemon pie, la ensalada de fruta fresca o los helados artesanales se disfrutan bajo la luz tamizada de Sevilla.
Para los más golosos hay tentaciones de altura, como la tarta cremosa de queso con pistacho y helado de rosco de anís, o el irresistible soufflé de chocolate negro 70 % cacao, clásicos revisados que ponen el broche de oro a una siempre apetecible propuesta.
El equipo de sala, atento y cercano, se encarga de que la experiencia sea redonda, ayudado por una cuidada selección de vinos nacionales que armoniza cada plato con la misma naturalidad con la que Sevilla abraza el verano.