Un vaso de agua para hidratarse.

Un vaso de agua para hidratarse.

Actualidad gastronómica

El nutricionista Jaume Giménez alerta sobre los síntomas de deshidratación que pasan desapercibidos

Tener sed no es el único indicador y el agua no es la única manera de combatirla.

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El verano es sinónimo de terrazas llenas, gazpachos frescos, frutas coloridas y largas jornadas bajo el sol. Pero, mientras disfrutamos de esta temporada, a menudo olvidamos que nuestro cuerpo necesita más que nunca un aliado vital: el agua.

Así lo advierte Jaume Giménez, nutricionista de Dia, quien recuerda que la hidratación adecuada es clave para mantenernos saludables cuando el calor aprieta y comparte una serie de advertencias para reconocer rápidamente los síntomas de la deshidratación.

“Muchos de los síntomas que asociamos al calor, como el cansancio o los mareos, tienen que ver directamente con una hidratación insuficiente, aunque no lleguemos a sentir sed”, explica Giménez. Y es que, a diferencia de lo que solemos pensar, la sed no es el único —ni siempre el mejor— indicador de que necesitamos líquidos.

Señales que pasan desapercibidas

La lista de síntomas silenciosos que delatan una posible deshidratación es más amplia de lo que imaginamos: piernas hinchadas, sequedad de boca, estreñimiento, piel apagada, calambres musculares e incluso fatiga prolongada. Factores como la pérdida del reflejo de la sed en personas mayores o la actividad física intensa en jóvenes pueden agravar el riesgo, sin que nos demos cuenta.

Giménez subraya la importancia de ser proactivos: “En verano, deberíamos beber más de lo habitual y hacerlo de forma regular, incluso sin tener sed”. Para un adulto sano, se recomienda entre 1,5 y 2,5 litros de líquidos al día, aumentando la cantidad si se realiza deporte o cuando las temperaturas son especialmente elevadas.

Para quienes confiesan que “beber agua se les olvida” o simplemente no les gusta, el nutricionista propone alternativas refrescantes y llenas de sabor. Las frutas de temporada como sandía, melón o cítricos son perfectas aliadas: además de hidratar, aportan vitaminas y fibra. Verduras frescas como pepino, tomate y lechuga, junto a caldos fríos como gazpachos o smoothies naturales, también suman puntos.

La limonada o aguas saborizadas son una estupenda alternativa para hidratarse.

La limonada o aguas saborizadas son una estupenda alternativa para hidratarse.

“Una buena ensalada o un gazpacho pueden aportar casi un vaso de agua al cuerpo”, destaca Giménez. En este sentido, productos como el gazpacho fresco 100% natural de Dia se convierten en un recurso práctico y sabroso para hidratarse mientras se disfruta de lo mejor de la huerta.

Pequeños gestos, grandes diferencias

La clave está en integrar la hidratación en nuestra rutina diaria: llevar siempre una botella reutilizable, beber un vaso de agua antes de cada comida, programar alarmas o usar apps para recordarlo. Incluso infusiones frías o aguas saborizadas con frutas pueden hacer que la tarea sea más apetecible.

En definitiva, beber agua —y comerla— es una inversión en bienestar. La hidratación no solo regula la temperatura corporal o ayuda a la digestión: también previene problemas más serios como cálculos renales y mantiene la piel radiante, algo que la gastronomía saludable no puede pasar por alto.

Este verano, recordemos que, además de platos frescos y coloridos, lo que no debe faltar nunca en la mesa —ni en la mochila— es un vaso de agua. Porque como bien resume Jaume Giménez, “el agua es esencial para el correcto funcionamiento del organismo y está presente en procesos vitales que a menudo olvidamos”. Una verdad simple, pero indispensable para disfrutar de cada bocado y cada rayo de sol sin sustos.