El entorno de la bodega Itsasmendi.

El entorno de la bodega Itsasmendi.

Actualidad gastronómica

Bilbao y la época dorada del txakoli: 10 rutas para descubrir el vino más preciado del País Vasco

Blancos tradicionales, txakolis fermentados en barrica, espumosos... de las 35 bodegas que elaboran vino en la Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina, hay uno y una ruta para cada cual.

Más información: Un txakoli con barrica que recuerda a los carpinteros de antaño, el vino favorito de la sumiller de Mugaritz

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Desde Bilbao y el resto de Vizcaya, el txakoli vuelve a brillar con una fuerza renovada. Lo que un día fue un vino humilde, cultivado en pequeñas parcelas familiares, se alza hoy como emblema de una tierra que sabe maridar pasado, presente y futuro en cada copa.

Con el lanzamiento de la Ruta del Txakoli de Bizkaia, la capital vizcaína se convierte en punto de partida de una aventura enoturística que celebra la biodiversidad, la cultura y la hospitalidad de una comarca que nunca ha dejado de reinventarse.

Bilbao, legado vinícola en el corazón de la villa

Hablar de Bilbao es evocar chimeneas, hierro, astilleros y, cada vez más, viñedos en laderas imposibles. La ruta “Bilbao y la época dorada del txakoli” invita a caminar por el Casco Viejo, detenerse entre los aromas del Mercado de la Ribera —donde ostras, queso Idiazabal y pintxos se entienden de maravilla con un buen txakoli— y contemplar la ciudad desde el Monte Artxanda, donde antaño se extendían viñas urbanas.

Es un viaje que conecta el pulso moderno de la metrópoli con una historia rural que aún se saborea en tabernas centenarias.

Una oveja latxa en el viñedo de Gorka Izagirre.

Una oveja latxa en el viñedo de Gorka Izagirre.

Diez itinerarios para vivir Bizkaia a sorbos

Pero Bilbao es solo la puerta de entrada. La Ruta del Txakoli despliega un mosaico de diez itinerarios que recorren todo Bizkaia, cada uno con un carácter singular:

• De puerto a puerto por el Gran Bilbao: de Getxo a Santurtzi, villas marineras y palacetes narran cómo el txakoli acompañó la vida de pescadores y comerciantes.

• Vino, naturaleza y paisajes: Orduña y el Salto del Nervión revelan una fusión mágica entre bodegas y miradores naturales.

• Txakoli y vida rural entre montañas: en Gorbeialdea, la niebla envuelve viñedos escondidos, mientras caseríos ofrecen productos artesanos.

• Naturaleza, mitología y txakoli: Durangaldea conjuga leyendas vascas, templos de piedra y bodegas que huelen a historia.

• Del mar a los viñedos de Lea-Artibai: de Lekeitio a Markina-Xemein, el mar Cantábrico y los viñedos se dan la mano.

• Tradición vinícola y cultural en Enkarterri: Balmaseda y museos como La Encartada recuerdan la industrialización que convivió con la viticultura.

Acantilados, viñedos y playas de surf: Bakio, Barrika o Gaztelugatxe, donde la brisa salina se cuela entre las parras.

Urdaibai, Reserva de la Biosfera: un humedal único donde las marismas se alternan con bodegas familiares.

• Viñedos, torres y castillos: en Uribe, fortalezas medievales como el Castillo de Butrón vigilan cepas centenarias.

Cada ruta ofrece una experiencia que va mucho más allá de la cata: es un viaje sensorial que entrelaza viñedos con gastronomía local, arte, historia y hospitalidad.

Viñedo de Ados, en Bakio.

Viñedo de Ados, en Bakio.

Txakoli de Bizkaia, un tesoro con D.O.

La Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina, nacida hace tres décadas, agrupa a 35 bodegas y más de 170 viticultores. Con apenas 445 hectáreas de viñedos, la diversidad geológica y la influencia atlántica confieren a estos vinos una frescura vibrante y una acidez inconfundible.

Hoy, los estilos se diversifican: blancos tradicionales, txakolis fermentados en barrica, espumosos… Todos fieles a una identidad que celebra la tierra de donde nacen.

Un brindis con txakoli.

Un brindis con txakoli.

Este renacer del txakoli es también una declaración de principios: turismo sostenible, revitalización de zonas rurales y proyección internacional desde lo local. “Queremos mostrar al mundo una forma de viajar que respete, que conecte y que deje una huella positiva”, afirma Leire Sáez, directora de Turismo de la Diputación Foral de Bizkaia.

Mientras tanto, en una bodega con vistas al Cantábrico, una copa de txakoli brilla bajo el sol. Es la chispa de una tradición que ha sabido renovarse, para que cada sorbo cuente la historia de una tierra que se reinventa sin olvidar de dónde viene.