El Sombrerito (Murcia).

El Sombrerito (Murcia).

Actualidad gastronómica

El espectacular chiringuito escondido en una playa salvaje de Murcia que tiene como chef al Mejor Cocinero de Madrid

Julio Miralles ha encontrado su paraíso al frente de los fogones de El Sombrerico, un tesoro a descubrir en la playa del Hoyo de Águilas (Murcia).

Más información: El mejor chiringuito de Alicante donde comer este verano, según ChatGPT: mariscos frescos y arroces desde 15€

Publicada

Con sus 650 metros de longitud y 90 metros de ancho, la playa del Hoyo, ubicada en Parque Regional de Cabo Cope -Calnegre, guarda muchos encantos. Pero más allá de su arena fina y aguas limpias, lo que se ha convertido en un tesoro es también su gastronomía.

Este espacio que tiene para sus visitantes la función de área de descanso, es también, desde que abriera hace cosa de un año, un sitio de peregrinaje para todos los que planeen sobre la Región de Murcia.

Así lo ha conseguido Julio Miralles, chef al frente de El Sombrerito, y lo ha señalado Guía Repsol, en su nueva oleada de Soletes con más de 260 establecimientos para descubrir el interior y las costas de España este verano.

Reconocido como el Mejor Cocinero de la Comunidad de Madrid en 2019, Miralles recala en Murcia tras un recorrido internacional envidiable y una filosofía que combina excelencia culinaria, sostenibilidad y respeto absoluto por el entorno.

Un rincón salvaje con estrella propia

El Sombrerico no es fácil de encontrar, ni quiere serlo. Se ubica en la playa del Sombrerico, tras pasar Calabardina y la histórica Torre de Cope. A solo un kilómetro, entre dunas, silencio y cielo azul, se erige este chiringuito que parece fundirse con la tierra.

El Sombrerico y sus vistas.

El Sombrerico y sus vistas.

Es un enclave virgen, protegido, hogar de tortugas moras, cormoranes y lagartos, donde el chef ha decidido levantar un templo culinario que respeta la vida en todas sus formas.

El proyecto nace del amor por el entorno, como predican desde el restaurante, con la pasión del que cocina con las manos y el alma. Por eso el compromiso con el paraje natural que les rodea es su prioridad, de ahí que eviten el uso de plásticos y recurran el compostaje de los residuos orgánicos.

Alta cocina con los pies descalzos

Pese a su estética informal y de espíritu libre, El Sombrerico dista mucho del chiringuito al uso. Su cocina, sin pretensiones pero repleta de intención, se basa en el producto fresco y de temporada, trabajado con técnicas y sabores que Miralles ha ido atesorando en sus años por los fogones del mundo.

Los arroces de El Sombrerico.

Los arroces de El Sombrerico.

La cocina por la que apuestan es de mercado, humilde pero llamada al disfrute, cuenta el chef. Y vaya si lo consiguen. Llevan el producto por bandera, presente desde los entrantes a platos más contundentes pero todos en clave veraniega.

Desde pescados recién traídos por proveedores locales hasta patatas cultivadas por agricultores de generaciones, pasando por helados artesanales elaborados en Águilas, todo en El Sombrerico habla de kilómetro cero, calidad y respeto.

No falta un buen tomate, como el que se come en Murcia, ni un buen plato de gamba roja de Águilas, o una ensaladilla rusa, pero también sugieren otros bocados de distinto acento como es el sashimi de pescado de estilo japonés bailando con salmorejo.

A sus mejillones a la Calabresa con tomate y albahaca, se suman las chirlas en salsa verde de cilantro, y sus arroces, que rinden homenaje a "lo que el mar nos da".

El Sombrerico cuando cae la noche.

El Sombrerico cuando cae la noche.

El Sombrerico se impone como una propuesta singular: un chiringuito de autor, enclavado en plena naturaleza, que honra el mar, la tierra y la buena mesa.

Visitarlo no es solo comer bien: es vivir una experiencia sensorial entre el rumor del Mediterráneo, el aroma a hinojo salvaje y la certeza de estar en un lugar donde cada detalle tiene un propósito. Y donde el lujo no está en la ostentación, sino en la verdad del producto, en la sabiduría del cocinero y en el privilegio de sentir que el tiempo, por fin, se detiene.