La terraza del Merendero de Mari.

La terraza del Merendero de Mari.

Actualidad gastronómica

El restaurante familiar de cocina tradicional marinera: 30 años como referente en Port Vell de Barcelona con la mejor terraza

El Merendero de la Mari mantiene viva su esencia ahora en manos de la segunda y tercera generación.

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A los pies del Palau de Mar hay un lugar que es historia viva de Barcelona. El Merendero de la Mari celebra este año su 30 aniversario como referente de la cocina marinera tradicional, consolidando su posición como parada obligatoria tanto para los barceloneses de toda la vida como para los visitantes que buscan autenticidad con vistas al mar. Y con una terraza, de la que no nos queremos despegar.

Un siglo de fogones, una terraza insuperable

La historia del Merendero no comienza hace 30 años, sino casi cien, en 1927, cuando la familia Costa comenzó a dar de comer a los vecinos del barrio en una humilde barraca de playa. Aquel primer local, Esport, servía platos sencillos y honestos: sardinas a la brasa, mejillones al vapor y pan con chocolate, aceite y sal. Lo que comenzó como un chiringuito se transformó, con el tiempo, en un proyecto gastronómico que ha sabido crecer sin perder su alma.

Hoy, el Merendero de la Mari ocupa un espacio privilegiado bajo los soportales del Museo de Historia de Catalunya, con una de las terrazas más deseadas de Barcelona. Su enclave es tan estratégico como simbólico: una esquina con 230 plazas desde la que se contempla el perfil costero de la ciudad mientras se degusta un arroz o una zarzuela.

El Merendero de la Mari, a los pies del Museo de Historia de Cantalunya.

El Merendero de la Mari, a los pies del Museo de Historia de Cantalunya.

Cocina con legado y mirada al futuro

El alma del restaurante es familiar. Rosa María Ribera Vellvé, hija de la mítica Mari que da nombre al local, es la heredera del recetario original. Su marido, Jorge Coloma, y sus hijos Guillermo y Jordi, forman parte activa del equipo, asegurando que cada plato que sale de cocina lleve consigo una pizca de historia y otra de evolución.

Guillermo Coloma, chef ejecutivo y tercera generación de esta saga gastronómica, ha traído al Merendero técnicas y sensibilidad aprendidas junto a grandes nombres como Albert Adrià, Alain Ducasse o Ramón Freixa. Esta visión contemporánea se refleja en platos como el ceviche de vieiras, el arroz con rabo de toro y trompetas de la muerte, o sus innovadores canelones de mango y coco.

Arroces, calderetas y zarzuelas de marisco protagonizan su propuesta.

Arroces, calderetas y zarzuelas de marisco protagonizan su propuesta.

Pero lo tradicional no ha sido desplazado, sino reverenciado. El Rape a la Mari, con fideuá, sigue siendo el plato estrella. Le siguen clásicos como la zarzuela de mariscos, las almejas marineras o los famosos Macarrones de la Mari, una receta heredada de Josep María Freixa y que solo se sirve entre semana, como si fuera un secreto bien guardado.

Coquinas, dentro del repertorio marino con el que trabaja el restaurante.

Coquinas, dentro del repertorio marino con el que trabaja el restaurante.

Una clientela que se hereda

Uno de los aspectos más llamativos del Merendero de la Mari es su clientela: un 80% local y, en su mayoría, reincidente. Familias que celebran aniversarios, abuelos que llevan a sus nietos donde ellos fueron por primera vez de niños, generaciones que han hecho de este restaurante un ritual.

La familia al frente de un clásico en Barcelona.

La familia al frente de un clásico en Barcelona.

Este fenómeno de fidelidad no es casual. Tiene que ver con la calidad del producto —merluzas al horno, navajas gallegas, tallarinas salteadas—, pero también con la calidez del servicio. En tiempos de alta rotación en la hostelería, el equipo humano del Merendero destaca por su estabilidad: muchos llevan más de 15 años en la casa, como el director Juan Moreno o el jefe de cocina Dani Moreno.

La bodega y los postres: dos pilares complementarios

La experiencia en el Merendero de la Mari no termina con el plato principal. Con más de 150 referencias en carta y un equipo de sumilleres formados, la bodega es una de las más completas del litoral barcelonés. Ya sea un blanco fresco del Penedès o un cava de añada, siempre hay un maridaje perfecto.

En cuanto a los postres, Guillermo Coloma ha sabido imprimir su sello: el Royal de maracuyá y los canelones de mango dan un giro moderno a la carta dulce. Pero el corazón sigue latiendo fuerte con los “paquetitos de crema”, esa receta casera tan especial que incluso se ha comenzado a elaborar para terceros.