La terraza del restaurante.

La terraza del restaurante. María Algara

Actualidad gastronómica

El restaurante en una masía de un pueblo medieval a una hora de Barcelona donde comer buenas carnes a la brasa

Dos familias catalanas están al frente de este proyecto inspirado en la cocina tradicional de la región.

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Un nuevo restaurante abre sus puertas en el pueblo medieval de Llagostera (Gerona). Llenya (Leña, en catalán) nace fruto de la unión de dos familias catalanas muy arraigadas a la hostelería: la familia Soler del Grup Travi y la familia Gay de Montellá.

En una masía de piedra catalana del siglo XVII muy singular, propiedad de los Gay de Montellá, se juntaron sus caminos y su ilusión por arrancar un proyecto común en el interior de la Costa Brava. Eduard Soler, hijo de Josep Soler, presidente de Grup Travi, es quien lidera el negocio apoyándose en su equipo y la experiencia del chef Amaro Motos.

Llenya nace de la pasión por la tradición de la cocina mediterránea tal y como se ha hecho durante muchas generaciones. Cada plato es un homenaje a las técnicas ancestrales, preservando el sabor auténtico de la cultura catalana para crear momentos que perduren alrededor de una mesa compartida. Los ingredientes se seleccionan con mucho cariño priorizando la calidad y la proximidad con el objetivo de crear una experiencia que despierte los cinco sentidos y que conecte con la tierra, el mar y el fuego.

El restaurante basa su propuesta gastronómica en la leña (de ahí su nombre): carnes a la brasa, arroces a la leña, y pescados al espeto. Con raíces en la cocina clásica catalana, con guisos y recetas tan tradicionales como los canelones asados con demi-glace de trufa, el bacalao con callos caseros, la cola de ternera con cebollitas y setas o el costillar, entre otros platos.

El restaurante Llenya se divide en dos grandes espacios: la parte interior y la espléndida terraza. Flanqueado por una imponente barra central, el interior del restaurante se distribuye en torno a cinco espacios, cada uno con sus particularidades. Desde la acogedora sala con una majestuosa chimenea del s. XVII, pasando por la del pozo de piedra que capitanea la estancia, así como las contiguas habitaciones, hasta llegar a la más íntima: un reservado con un aforo de 16 comensales que ofrece la máxima privacidad.

Una de las carnes a la brasa de Llenya.

Una de las carnes a la brasa de Llenya. María Algara

En cuanto a la terraza, la protagonista es, sin duda, la cocina exterior, donde todo ocurre alrededor de la leña. Y, a través de la cristalera de esta cocina, se disfruta de una terraza techada, bajo unos arcos de piedra; o una terraza a cielo abierto, pero recogida por unas moreras que protegen del clima en verano (ofreciendo sombra) o en invierno (permitiendo aprovechar los rayos de sol). El restaurante también goza de una zona chill out en la parte externa de la masía que permite disfrutar al máximo de las tardes, siempre amenizadas con música, copas y gin-tonics.