Los portavoces del PP y de Vox en el parlamento aragonés, Ana Alós y Alejandro Nolasco, este viernes tras la firma del pacto de gobierno.

Los portavoces del PP y de Vox en el parlamento aragonés, Ana Alós y Alejandro Nolasco, este viernes tras la firma del pacto de gobierno. Europa Press

Política los pactos del 28-M

La negativa de Azcón a la foto con su vicepresidente, nueva prueba de los pactos vergonzantes con Vox

Feijóo ha evitado acudir a la toma de posesión de los nuevos presidentes autonómicos del PP que gobiernan mediante acuerdos con Vox.

5 agosto, 2023 02:35

La decisión de Jorge Azcón de no acudir este viernes a la firma del acuerdo de coalición con Vox en Aragón, para evitar la foto con el futuro vicepresidente primero de su Gobierno regional, Alejandro Nolasco (Vox), es la última prueba de que el PP considera vergonzantes sus pactos de gobierno con el partido de Abascal.

No sólo porque estos acuerdos están muy alejados del modelo ideológico centrista que defiende para el PP Alberto Núñez Feijóo (quien apostaba por la geometría variable abriendo el abanico de posibles socios). También porque la premura por cerrar pactos con Vox en Comunidad Valenciana y Extremadura antes del 23-J ha tenido un elevado coste electoral para el PP en términos de imagen en las elecciones generales.

Durante toda la campaña electoral, Pedro Sánchez utilizó los acuerdos entre el PP y Vox (sellados también en numerosos ayuntamientos tras el 28-M) como instrumento para agitar el miedo a la llegada de la "extrema derecha" contra Feijóo. 

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Una estrategia con la que colaboró activamente el partido de Abascal, imponiendo en estos ayuntamientos prioridades como la eliminación de las concejalías de Igualdad, la retirada de la bandera LGTBI y los discursos contra la inmigración.

Desde su llegada a la sede de la calle Génova, Alberto Núñez Feijóo ha asistido al acto de toma de posesión de sus presidentes regionales que gobiernan con mayoría absoluta: Juanma Moreno en Andalucía, Isabel Díaz Ayuso en Madrid y Alfonso Rueda en Galicia.

Precisamente en la toma de posesión, el pasado 23 de junio, Feijóo recalcó que su modelo de gobierno es el de "las grandes victorias, las grandes mayorías" absolutas de Madrid, Andalucía, Galicia y La Rioja.

El PP estaba a las puertas de la campaña de las elecciones generales, y el político gallego quiso dejar claro una vez más que aspira a gobernar con una amplia mayoría, sin tener que apoyarse en fuerzas políticas con Vox. No ha sido posible, a pesar de que el PP ha crecido en tres millones de votos y 48 escaños en los comicios del 23-J.

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Sin embargo, Feijóo no ha asistido ahora a la toma de posesión de ninguno de los nuevos presidentes regionales del PP que gobiernan mediante pactos con Vox: ni a la de Carlos Mazón en Comunidad Valenciana, ni a la de María Guardiola en Extremadura, ni a la de Marga Prohens en Baleares (donde gobierna con un pacto programático con Vox, que se ha quedado fuera de su Ejecutivo). 

Feijóo tampoco asistió a la toma de posesión de Alfonso Fernández Mañueco (Ayuso sí asistió al acto), después de que se viera obligado a dar entrada a Vox en su Ejecutivo tras las elecciones del 13-F de 2022.

Es la forma del líder nacional del PP de mostrar su distanciamiento con el partido de Santiago Abascal, quien anclado en las posiciones más radicales ha lastrado las expectativas del PP en los comicios ante el miedo a los pactos con la "extrema derecha". 

También el Gobierno ha ninguneado a los nuevos presidentes autonómicos del PP, al no mandar a ningún ministro al acto de su toma de posesión (rompiendo lo que constituía una cierta tradición de cortesía política). La ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, acudió el pasado 28 de julio a la toma de posesión del presidente del Principado de Asturias, el socialista Adrián Barbón. Y también asistió, junto a la ministra de Economía, Nadia Calviño, a la investidura de Emiliano García-Page como presidente de Castilla-La Mancha.

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En cambio, el Gobierno de Pedro Sánchez ha enviado a representantes de tercer nivel a la toma de posesión de los nuevos presidentes regionales del PP. La de María José Sáenz de Buruaga en Cantabria contó con la presencia de la secretaria general de Coordinación Territorial del ministerio de Política Territorial, Míriam Álvarez Páez.

La de Carlos Mazón en Comunidad Valenciana y María Guardiola en Extremadura tuvieron la presencia de los delegados del gobierno en sus respectivas regiones. La investidura de Marga Prohens en Baleares contó con la presencia, al menos, de un secretario de Estado.

De este modo, tras salir triunfantes de las elecciones del 28-M, los nuevos barones regionales del PP han saboreado su propia amarga victoria en forma de soledad institucional.

El caso de Extremadura ha sido el más problemático para el PP en términos de imagen. Tras intentar en vano la abstención de Vox, María Guardiola compareció en rueda de prensa para anunciar que en ningún caso gobernaría con un partido que "tira a la basura la bandera LGTBI".

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Pero tras la intervención de Génova, y ante el riesgo de que el socialista Guillermo Fernández Vara fuera reelegido presidente de la Junta, Guardiola tuvo que desdecirse y metió en su Ejecutivo a representantes del partido al que acababa de tachar de machista, homófobo y xenófobo.

Hay una excepción que confirma la regla. Alberto Núñez Feijóo tampoco acudió, el pasado 28 de junio, a la toma de posesión de Gonzalo Capellán, que ganó las elecciones en La Rioja por mayoría absoluta (y por tanto gobierna sin Vox). Pero la presencia del líder nacional del PP habría hecho aún más evidente su decisión de no arropar a Carlos Mazón, María Guardiola y Marga Prohens en sus respectivos actos de investidura.

Feijóo ha prodigado otros gestos para escenificar su distanciamiento con Vox. El pasado mes de enero decidió no acudir a la manifestación contra el Gobierno de Pedro Sánchez organizada por varias entidades ciudadanas (como Convivencia Cívica Catalana, la asociación juvenil S'ha Acabat o Dignidad y Justicia) para evitar la foto junto a Santiago Abascal. Tampoco asistieron Isabel Díaz Ayuso ni Cuca Gamarra, pero sí la entonces líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas.

Del mismo modo, Feijóo decidió no acudir al debate electoral a cuatro (al final fue a tres) emitido por RTVE el pasado 19 de julio, porque temía que iba a convertirse en una encerrona: Pedro Sánchez y Yolanda Díaz lo utilizarían para mostrar su complicidad, frente al bloque formado por PP y Vox.

Poco antes, el PP había acusado a la dirección de RTVE de falta de "neutralidad". Pero la no comparecencia del candidato al que todas las encuestas daban como seguro ganador de las elecciones (un pronóstico que se cumplió, pero sin suficiente mayoría para gobernar) puedo convertirse en uno de los más graves errores de Feijóo durante la campaña.