Image: Josefina de la Torre

Image: Josefina de la Torre

Poesía

Josefina de la Torre

La última voz del 27

9 mayo, 2001 02:00

Residencia de Estudiantes Madrid, hasta el 15 de mayo

Pedro Salinas dijo de Josefina de la Torre que era una isla. Una isla que, rica en vida y versos, se sentía desierta. "Ignoro en qué ciudad/y si llegará el día/en que vuelva a sentirme descubierta", escribió. Josefina de la Torre intentó descubrirse a sí misma, en los versos, en los escenarios, en el celuloide junto a su hermano Claudio de la Torre.

Mientras se buscaba a sí misma, encontró a algunos de los protagonistas del siglo: Alberti (que le dedicó un poema subidito de tono) o Luis Buñuel, por quien afirma que sintió una atracción correspondida. También a Ramón Pérez de Ayala, con quien aparece montada en camello en una fotografía. Un camello aparentemente real, aunque en las fotos de otro tiempo todo acaba por ser de cartón piedra, tan inamovible como inalcanzable. Mientras se buscaba en los versos, sus cuadernos de manuscritos se llenaban de encuentros con sus amigos: de versos de Dámaso Alonso, de partituras de Sorozábal, de dibujos de Leandro Navarro y de chistes de Tono.
La Residencia de Estudiantes celebra ahora a la "única superviviente" de su generación. ¿única superviviente? ¿No han sobrevivido acaso los pronombres de Salinas, las campanas del Trastevere que van y vienen por el sueño de un poema de Alberti, Córdoba lejana y sola, cierto arrabal final en que tropieza la luz del campo, un ciprés de sombra y sueño que está en Silos y en la memoria de cualquier lector? También de Josefina de la Torre ha sobrevivido algo más que la persona: esta exposición es la mejor muestra de ello.