Detalle de la portada de la revista 'Ozono',  núm. 16, enero de 1977

Detalle de la portada de la revista 'Ozono', núm. 16, enero de 1977

Letras

'Ozono', la revista alternativa de la Transición que quiso respirar de otra manera

El libro 'Ozono, un sueño alternativo (1975-1979)' recopila la historia de la publicación que fue un modelo de información y crítica cultural

4 junio, 2023 01:22

La revista Ozono (1975-1979) fue una publicación de crítica social y cultural de periodicidad mensual, que nace en un tiempo convulso de la historia, alentada por el fervor de un grupo de escritores, periodistas y artistas que tenían como propósito respirar de otra manera. Dirigidos por Álvaro Feito y Alfonso González Calero, en sus dos etapas (la primera más musical, la segunda, de horizontes más amplios), “una panda de locos”, como afirma Arturo Lorenzo, que llevaron a cabo una tarea tan original como lo es el mismo título de la revista, Ozono, cuando en la sociedad de aquel tiempo había más preocupación por la producción que por la armonía climática del universo.

La historia de aquella revista se cuenta ahora en un libro memorial, OZONO, un sueño alternativo (1975-1979), coordinado por Alfonso González Calero y Víctor Claudín, que fueron parte de aquel proyecto de ilusiones y realidad cultural. Una revista que contiene no sólo la información y crítica de la cultura y la vida social sino el aliento de unos colaboradores que con sentido progresivo aspiraban a cambiar las cosas, a remover la realidad con un pensamiento divergente.

Aunque en la España del momento existían otras revistas con especial dedicación a la cultura, como Triunfo, Cuadernos para el Diálogo, El Ciervo (desde Cataluña) o Andalán (Aragón, 1972), la aparición de Ozono supuso una ventana de aire distinto, que incorpora nuevos lenguajes en las más diversas materias de la expresión y crítica cultural.

Ozono, un sueño alternativo (1975-1979)

Alfonso González Calero y Víctor Claudín.

Almud Ediciones, 2023. 323 páginas. 

Ozono se adelanta a esa concepción de la revista como ejercicio de crítica e información sobre ideas, movimientos y aspiraciones culturales del mundo que eran una novedad. Surge a la par que otras dos revistas que tenían horizontes, asuntos y lectores comunes, como Ajoblanco (1974-80), El Viejo Topo (1976-1982), publicaciones que nacen y mueren con un rastro de modernidad. De estas dos se habla con más insistencia en los libros de historia cultural que se han publicado en el último medio siglo, pero apenas existen referencias sobre el valor, presencia y contenidos de Ozono.

Ahora se aprecia en este nuevo libro, que recoge las cincuenta portadas de Ozono, los índices de cada ejemplar, y reproducciones facsímiles de páginas selectas, muestra de aquella riqueza aportada a su tiempo. Por demás, la revista ha sido reproducida en su integridad para internet por el Instituto Cervantes, por lo que se puede tener al alcance de todo el mundo.

Muchos son los jóvenes de entonces que coleccionan con primor los ejemplares de aquella original revista, donde el diseño, otro rasgo de la modernidad, con Alberto Corazón a la cabeza, que ahora internet salva del tiempo y del deterioro. El historiador Secundino Serrano se lamentaba de la tarea que los ratones de su pueblo habían tramado contra la colección de una revista que marcó un tiempo y una aspiración al cambio en ese tramo de la llamada Transición.

Con un rigor crítico, que se aprecia más si se considera el tiempo en que nace la revista, con un franquismo en agonía, el rigor de una censura que era impecable en la represión de las ideas, Ozono dio cuenta de todo cuanto abarca el extenso concepto de cultura.

Así, y a lo largo de las 50 entregas de la revista, nos encontramos con crítica, reportajes, informaciones de vida cotidiana (feminismo, ecología), política, pensamiento, arte, literatura, música (la atención a los cantautores españoles fue constante, pero también la música celta, folk, rock y otros sones de lo mejor del mundo), teatro, cine, TV, cómic, diseño, un lenguaje alternativo que en cierto modo estuvo inspirado en los aires de la contracultural, descontentos sus creadores con las tensiones y directrices de los dos bandos enfrentados en la llamada guerra fría, USA y URRS, como denunció el pope Herbert Marcuse en su libro El hombre tridimensional.

Los colaboradores de Ozono conforman una nómina de pensamiento crítico de izquierdas, pero en modo alguno reducido al pensamiento libertario, como se ha insistido en las escasas referencias en que se habla de la revista. Si repasamos sus artículos, entrevistas e informaciones, con la distancia del tiempo, advertimos su conciencia y fervor por la libertad de pensamiento y política, y la ausencia de lenguaje sectario. El horizonte de la revista respira una conciencia más universal, un retrato de la complejidad de la vida a través de la cultura que, en esencia, es política.

Un sueño alternativo

El libro sobre la revista, OZONO, Un sueño alternativo (1975-1979), que publica la editorial manchega Almud, es un documento de un gran valor sentimental, documental e histórico. El trabajo que han realizado Alfonso González Calero y Víctor Claudín, con la colaboración de medio centenar de escritores, es un instrumento de historia cultural de excelencia, porque la revista fue un modelo de información y crítica cultural, con las más diversas secciones de las artes, la literatura, la música y el pensamiento.

El libro dice mucho, no sólo de lo que fue, de lo que hizo y de lo que no pudo hacer, la revista Ozono. Recoge ideas, gentes y conductas de un tiempo esencial en la historia de España, donde convenían aspiraciones, anhelos y esperanzas de un nuevo tiempo en libertad y democracia, a cuyo advenimiento contribuyó la cultura y sus agentes con nuevos lenguajes, actitudes y compromiso.

Juan Goytisolo, Francisco Nieva, Eduardo Galeano, Juan Benet, Mikel Laboa, Carlos Álvarez, Haro Ibars, Rafael Chirbes, Ullán, Savater, Enzesberger, Ramón Chao, César Antonio Molina, Henry Miller, Diego Manrique, Susan Sontang, M. Monmany, Benedetti, García Pelayo, Manu Leguineche, entre otros autores, algunos en sus comienzos. Sólo por las críticas literarias de Chirbes la revista Ozono ya tendría un valor añadido.

Había otras colaboradoras, como Concha Martín Perpiñán, que discutían sobre los problemas de la mujer, con sus valores, sexualidad, inquietudes y la necesidad de ser consideradas en la vida social en correspondencia. Especial particularidad tiene la sección “La española cuando lucha”, que llevaban Nativel Preciado e Imelda Navajo, donde aparecieron asuntos relacionados con materias de género, y otros como el divorcio, el feminismo como movimiento, la prostitución, la objeción de conciencia.

Ozono fue en este sentido un modelo de revista cultural de amplios horizontes, al contemplar en sus diversas secciones un periodismo crítico e incisivo. Y, en el aspecto profesional, una “escuela de periodismo”, como ha recordado Claudín.