Image: El legado de Valle-Inclán

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Letras

El legado de Valle-Inclán

En 2016 expiran los derechos de autor del dramaturgo, aunque sus herederos guardan inéditos y piden tres años de moratoria

20 enero, 2012 01:00

Valle, con su mujer y una de sus hijas. A la derecha, facsímiles de los inéditos Cuadernos de Francia y El beato estrellín

Poco antes de morir en enero de 1936, abrumado por las deudas y la enfermedad, Valle-Inclán escribió los que parecen ser sus últimos versos: “Para ti mi cadáver, reportero/ mis anécdotas todas para ti./ Le sacas a mi entierro más dinero/ que en mi vida mortal yo nunca vi”. No fueron los periodistas, sin embargo, quienes mejor rentabilizaron su obra. Padre de seis hijos (aunque el segundo, Joaquín, moriría muy joven), cuenta la leyenda que las peleas por su legado han enfrentado durante décadas a algunos de sus herederos, tanto que hasta hace 10 años y tras 30 de negociación, no pudieron ver la luz sus Obras Completas (Espasa), con inéditos que desveló El Cultural. Pero la guerra no ha terminado: en 2016 vencen los derechos de autor del escritor, y la familia intenta conseguir, como los García Lorca, una moratoria de tres años, dado que durante la guerra civil no recibieron un real. Sin fatalismos No parece que la propuesta de la familia Valle-Inclán pueda prosperar, pero a las cuatro ramas de descendientes del escritor gallego no les importa demasiado, en primer lugar porque ven aproximarse la fecha “sin fatalismos”, en palabras de Javier del Valle-Inclán Alsina, hijo del primer Marqués de Bradomín. También porque se han conservado varias joyas literarias inéditas que irán viendo la luz antes de enero de 2016. La primera, en septiembre de este mismo año, será el Cuaderno de Francia, con las anotaciones manuscritas inéditas de Valle sobre la Primera Guerra Mundial, que publica la Cátedra Valle-Inclán de la Universidad de Santiago de Compostela, en edición de su directora, Margarita Santos Zas, del que en estas páginas ofrecemos un aperitivo. Es un cuadernito “de pastas negras, hojas rayadas y tamaño pequeño” y en “proceso de edición”. Tampoco será el único ni el último inédito: familiares y especialistas hablan de epistolarios como el de Genaro Estrada, publicado parcialmente en México en 1992 gracias a Luis Mario Schneider; de dibujos, de borradores de dramas.... Tal vez no haya una novela importante inédita, pero sí “poemas destacados” en palabras del dramaturgo Juan Antonio Hormigón, otro de los grandes especialistas en Valle, que asegura que aún “hay muchas bibliotecas y muchas casas que investigar” y que espera poder añadir nueva cartas a su monumental Biografía cronológica y un epistolario, en varios tomos en los que la familia ha tenido poco o nada que ver. Por su parte, Margarita Santos, que creó en 1994 el Grupo de Investigación Valle-Inclán de la Universidad de Santiago (GIVIUS), y que dirige desde 2002 la Cátedra Valle-Inclán, a la que la familia Valle ha cedido más de 5.000 páginas autógrafas y facsímiles, reconoce que su trabajo es “apasionante y lleno de sorpresas”: “El fondo documental del que disponemos es extraordinario,y nos descubre perfiles asombrosos del escritor. Es increíble”. Darío Villanueva, entonces rector de la Universidad e impulsor de esta cátedra, que convive con otra creada en la Universidac Autónoma de Barcelona, es el primero en felicitarse “por la generosidad de la familia” y en asegurar que “quedan muchas sorpresas por desvelar gracias al legado”. La cesión de estos fondos, en realidad, y como explica Javier del Valle-Inclán Alsina, fue “una iniciativa de Mercedes Alsina [su madre], que sus hijos secundamos. Piense que en la Universidad de Santiago de Compostela trabajan los mejores y más grandes investigadores de la obra de Valle-Inclán: Darío Villanueva, Iglesias Feijoo y Margarita Santos. A estas tres personas hay que agradecer su trabajo incansable, su profesionalidad y su constancia”. Al otro lado del espejo, los responsables de la Cátedra saben bien que tienen un tesoro, y lo custodian en una caja fuerte que no está a disposición de cualquier investigador. Su presupuesto varía según sus proyectos, pero cuentan con subvenciones de Universia (Fundación Banco Santander), de la Xunta de Galicia, del Ministerio de Cultura y de la Universidad de Santiago. No disponen aún, sin embargo, de la biblioteca del escritor, para la que la familia baraja ahora mismo distintas fórmulas, entre otras cosas porque no siempre el acuerdo ha sido posible ni total: tras la muerte del escritor en 1936, sus cinco hijos vivos, María de la Concepción (1908); Carlos Luis (1917), primer marqués de Bradomín; María Encarnación (1920), Jaime (1921) y María Antonia (1923) , acuciados por diversos problemas personales, no siempre lograron ponerse de acuerdo en la gestión de los derechos de autor Javier del Valle-Inclán, especialista en la obra de su abuelo, bibliotecario de la Universidad de Santiago y editor de su obra, niega la mayor: “Quien acusara a los Valle-Inclán, así, en bulto, de estar ‘divididos', que mire en su propia familia, seguro que tiene algo que rascar... Don Carlos del Valle-Inclán se mantuvo firme con la caprichosa censura de la época franquista, incluso frente al entonces ministro de Información y Turismo, don Manuel Fraga, no solo con el asunto de Luces de bohemia, con alguna otra obra más. Así eran las cosas entonces. Había que tener algo de valor para plantarse frente a la arbitrariedad y el capricho de que hacían gala los censores civiles y ensotanados”. Sin embargo, su padre, el primer Marqués de Bradomín, hizo mucho más: aunque era médico de profesión dedicó toda su vida a coleccionar obras y objetos de su padre, fue comprando cartas, ediciones, fotografías, manuscritos, incluso los derechos de sus hermanos, hasta reunir una excelente colección en la que no faltaban los miles de documentos que recibió desde Roma, donde su padre había dirigido la Escuela de Bellas Artes por iniciativa de Zuloaga. Alguno de sus hermanos no siempre aceptó de buen grado su protagonismo, por lo que un primer intento de reunir las Obras Completas del escritor, realizado por Alonso Zamora Vicente para Círculo de Lectores, se vio frustrado parcialmente porque Mariquiña Valle-Inclán, casada con el argentino Daniel Devoto, se negó a autorizarla. Precisamente esta rama de la familia Valle fue noticia hace cinco años cuando subastó la Biblioteca Devoto-Valle Inclán en la Sala Fernando Durán, y logró que el Ministerio de Cultura comprase 150 de los lotes, y un coleccionista privado pagase 8000 euros por un incunable de Petrarca. Cosas de familia. Lo cierto es que al final todo esto son minucias. Lo importante son Valle y su obra, aunque resulte imposible, como explica Villanueva, “publicar unas Obras Completas en edición crítica porque reescribió muchas de sus obras (de algunas hay más de 40 versiones) y los editores deben decantarse por la versión más afortunada o la que representa mejor el sentido de la obra. La edición exhaustiva es inviable”, concluye, antes de confirmar la sospecha: “hasta 2016, y seguramente después, nos espera un festival valleinclaniano asombroso”.

Cuadernos de Francia y el beato Estrellín

Cuadernos de Francia, el primer inédito que verá la luz, en septiembre de 2012, es el diario que Valle escribió mientras se encontraba en la frontera entre Francia y Alemania, en la I Guerra Mundial y que acabaría cuajando en las crónicas que se publicaron en “Los Lunes de el Imparcial” bajo el título de Un día de guerra (Visión estelar), que daba cobijo a dos partes: la primera, La Media Noche (octubre-diciembre de 1916), versión que transformó al editarla como libro en 1917 y que está en sus Obras Completas, mientras que la segunda, En la luz del día, quedó olvidada durante 50 años. En las notas inéditas del Cuaderno de Francia leemos: “Motivo: la frase de un moribundo al confesor. No es verdad, padre, que mi regimiento se ha batido bien?”. Y en otra página: “Motivo: En Verdún- entre las trincheras alemanas y las francesas, queda un barranco. El barranco, desde las primeras ofensivas, está lleno de cadáveres” El beato estrellín es un borrador muy extenso de una obra teatral inédita. “Se conocía -explica Santos Zas- un brevísimo pasaje que se publicó en 1954 en Índice , pero nunca se supo más de este texto. Ahora en el legado Valle-Inclán está el manuscrito, muy corregido y reescritas muchas páginas. La obra plantea un enfrentamiento entre el bien y el mal, pero muchas de sus páginas están simplemente esbozadas”. El fragmento inédito que publicamos hoy reza, entre tachaduras: “Si el rui Lindo es el canto de los pájaros, ruiseñores, pero adonde está la dulcísima la dulzaina bien punteada de un pastor... Bien punteado y ajustado, de los pastores, de los pastores, bien punteada”.