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Música

Noche de juerga, vino y folclore con David Montañés

El músico granadino, colaborador habitual de Los Planetas y Lagartija Nick, explora en su nuevo disco la música tradicional andaluza para proponer un brindis por la amistad, el amor y la espontaneidad

22 julio, 2021 09:07

Fandanguillos, villancicos, cantos de rueda, cantos de ánimas, nanas, vals, bulerías… Para componer su último trabajo discográfico, David Montañés se ha sumergido de lleno en la música folclórica de Andalucía, que, a pesar del tópico, no se limita al flamenco, ni mucho menos. El álbum lleva el festivo título de Juerga y vino (editado por El Volcán Música) y con él se suma a la nutrida corriente de músicos jóvenes que están recuperando las músicas tradicionales de distintas zonas de España, no con ánimo folclorista sino con la convicción de que ese legado puede ser una estupenda fuente con la que regar la creación contemporánea. Este jueves el compositor e intérprete granadino llevará su propuesta en directo a la Plaza Mayor de Huéscar, en su provincia natal.

“El proyecto tiene en parte un enfoque antropológico, pero sobre todo es una apuesta por una manera de concebir la música más espontánea, más directa y sin cables, un formato que permite hacerlo en el salón de una casa o en una taberna. En otros proyectos anteriores he tirado más de cosas contemporáneas y clásicas, obras más oscuras... Aquí quería hacer canciones más frescas y en tonalidad mayor y mediante este lenguaje me resultaba mucho más natural”, explica el músico.

Montañés, de formación clásica y multidisciplinar, tiene un currículum de lo más interesante. Licenciado en Composición y con un máster en Composición Electroacústica, ha actuado como pianista en todo el territorio nacional y en Buenos Aires, y ha trabajado con otros ilustres paisanos suyos como Los Planetas, Estrella Morente y Lagartija Nick. Entre sus peculiares creaciones encontramos una Ópera Requiem, una Misa electrónica y entre manos tiene la composición de lo que él denomina una “zarzuela-ovni”.

Siguiendo el juego de esta imaginativa forma de etiquetar sus composiciones, podríamos considerar Juerga y vino como una ópera folk, ya que el disco tiene una línea argumental que narra de principio a fin una noche de parranda con amigos, regada con alcohol y no exenta de algunos momentos de oscuridad que invitan a filosofar sobre el sentido de la vida y en la que el amor aparece como un rayo de luna hechicero y de aroma lorquiano. 

Montañés - Juerga y Vino

Todo ello suena enmarcado con compases casi siempre ternarios, los más habituales del folclore, lo cual rompe con la monotonía del 4/4 hegemónico en la música popular que se compone hoy. “Como pianista y como compositor me siento mucho más cómodo en esos tiempos, me parecen mucho más expresivos porque permite mucho el juego con la síncopa, y proceden de un importante acervo cultural heredado de otras culturas”, explica el músico.

Para ser coherente con el tema y el tono del disco, Montañés lo grabó prácticamente en directo con una multitudinaria banda formada por Moncho Rodríguez (mandola y voces), Lorena Álvarez (percusiones, autoarpa y voces), Alonso Díaz Carmona, miembro de Napoleón Solo (bajo, clarinete y voces), María del Mar Montañés (flauta travesera flamenca y clásica), María Vallejo (violín y voces), Álvaro Blas (percusión, carraca, flexatón y voces), Ángela Ramírez (cello), Andrea Ibero (también cello), Paco Solana (coros), Carlos Marqués (bajo y base electrónica), Noel Ruiz (percusiones), David Ruiz (percusiones), Roberto Escudero (congas) y María Mauri (voz).

Continuamente nos regala Granada talentos excepcionales para la música. En todas las épocas y estilos, de la clásica al trap, pasando obviamente por el rock y el flamenco; de Manuel de Falla a Dellafuente o Ayax y Prok, pasando por Pablo Heras-Casado o los ya mencionados más arriba. ¿Qué tiene la ciudad para concentrar tanto talento musical? “La teoría de Antonio Arias es que se debe a una gravedad especial, a algo telúrico, eso de que Granada es un puerto natural de estrellas. Pero aparte de eso también creo que tiene que ver con la herencia del reino nazarí, cuando se produjo un florecimiento que no existía en el resto de Europa”, afirma Montañés. Y así lo explicaba Federico García Lorca hace casi un siglo en una de sus célebres conferencias: "Granada está hecha para la música porque es una ciudad encerrada, una ciudad entre sierras donde la melodía es devuelta y limitada y retenida por paredes y rocas. La música la tienen las ciudades del interior. Sevilla y Málaga y Cádiz se escapan por sus puertos y Granada no tiene más salida que su alto puerto natural de estrellas. Está recogida, apta para el ritmo y el eco, médula de la música".

Regresar a la tribu

Como dice Rodrigo Cuevas, lo importante de esta nueva ola de inspiración folclórica es que “se siga bailando en las casas y en las cocinas”. En la misma línea, Montañés opina: “No concibo una auténtica juerga si no se baila, si no hay una guitarra y se canta. Hay que recuperar el sentido tribal de la música, como catarsis que se comparte. No sé por qué eso es algo tan difícil en la sociedad contemporánea. Está todo tan regulado que tienes que pedir permiso para cualquier cosa. La espontaneidad de las calles, del barrio, del pueblo, es una cosa que existía antes y que hoy está muy perseguida. Los juegos, las canciones de ronda y todas estas manifestaciones del folclore es algo que hemos perdido y tendríamos que reconquistar”.

En su prospección en la música tradicional, Montañés, por su formación clásica, señala la influencia de Felipe Pedrell, el primer músico que se encargó de estudiar la música folclórica española y maestro de compositores como Albéniz, Granados, Turina y, por supuesto, Manuel de Falla — “nuestro santo patrón”, bromea Montañés—. “También he contado con la ayuda de Ramón Rodríguez, de Fandila, que toca la mandola en mi disco y se ha dedicado a esa labor durante muchos años y tiene libros publicados al respecto. Él es el auténtico estudioso, el etnógrafo”.

En cualquier caso, Montañés insiste en que con su nuevo disco no pretende resucitar nada, sino recuperar el sentido participativo de comunidad. “Una de las cosas que más contento me ponen es que la gente, en los conciertos, aunque no se sepa las canciones, cante, dé golpes y jaleen. Ese es el sentido de todo esto”.

@FDQuijano