
Critica de 'La historia de Souleymane'
'La historia de Souleymane': la odisea silenciosa de un joven migrante en París
Boris Lojkine compone un retrato crudo de la precariedad y la resistencia en el París contemporáneo, a través de una película que esquiva el maniqueísmo.
Más información: 'Sujo': sobre la posibilidad de escapar de un terrible destino en México, el país con tantos muertos en 2024 como Gaza
Hope (2014), la primera película del cineasta francés Boris Lojkine (París, 1969), se cerraba con la imagen de una mujer nigeriana que, después de una ardua travesía por el norte de África, atisbaba las luces del sueño europeo.
Ahora, en La historia de Souleymane, el director de Camille (2019) amplía el arco de su estudio sobre los procesos migratorios trasladando la acción hasta su ciudad natal, París, donde transcurre la lúgubre odisea vital de Souleymane, un joven guineano que trabaja ilegalmente como rider mientras intenta tramitar una solicitud de asilo político.
Adoptando los modos del cinéma vérité –cámara en mano, sonido directo, escenarios reales–, Lojkine compone el absorbente retrato de una cotidianidad marcada por una serie de rituales desesperados, desde la reserva diaria de una cama en albergues para indigentes hasta una jornada laboral frenética y esclavizante.
Más allá del desgaste físico y anímico, esta cruda realidad trastoca de un modo profundo la personalidad de Souleymane, quien debe asumir diferentes identidades (alquiladas o simuladas) para poder trabajar y para aspirar a un permiso de residencia.
Lojkine ha reconocido como sus principales referentes fílmicos la parquedad del cine de Cristian Mungiu, estandarte del Nuevo Cine Rumano, y el vértigo de la obra de los hermanos Safdie, responsables de Diamantes en bruto (2019). Sin embargo, La historia de Souleymane es demasiado inmersiva y orgánica como para encajar en modelos estéticos preconcebidos, sean realistas o esteticistas.
Cuando la cámara intenta seguir al protagonista en su trepidante pedaleo por las calles de París, Lojkine se sitúa en un punto intermedio entre el áspero verismo de los hermanos Dardenne y el hiperrealismo colorista de Elephant (2003) de Gus Van Sant. Aunque, por suerte, la película no se deja llevar por los excesos formalistas.
Cuando Souleymane debe confrontar sus traumas y su destino, frente a su familia y las autoridades, la cámara (operada por Tristan Galand, quien trabajó como electricista en varias películas de los Dardenne) encuentra la calma necesaria para albergar la dimensión humana del drama social.
"La película retrata la lúgubre odisea vital de un guineano que trabaja ilegalmente como 'rider' mientras intenta tramitar su asilo político"
En definitiva, La historia de Souleymane, con su detallismo disfrazado de atropellamiento, logra esquivar el exhibicionismo y el maniqueísmo en el retrato del tenso día a día del protagonista, vibrantemente interpretado por el actor no profesional Abou Sangare, quien aportó elementos de su historia personal a la película, alzándose con el premio al mejor actor en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes.
Cabe advertir que la sombra del tremendismo aflora en algunos giros narrativos que subrayan la extrema vulnerabilidad de Souleymane en sus interacciones con la policía y con diferentes tipos de traficante. Sin embargo, Lojkine logra rescatar numerosos gestos de humanidad del interior del claroscuro existencial de un hombre golpeado por desigualdades sociales y geopolíticas.
La historia de Souleymane
Dirección: Boris Lojkine
Guión: Boris Lojkine, Delphine Agut
Intérpretes: Abou Sangare, Nina Meurisse, Younoussa Diallo, Amadou Bah.
Año: 2024
Estreno: 30 de abril