Stanislavblog por Liz Perales

Ionesco y el juego de la sumisión

11 septiembre, 2017 16:14

[caption id="attachment_1713" width="560"] Luis Ortiz-Abreu, Angelika Taraszka y Yasmina Álvarez protagonizan La lección[/caption]

En el Lara se acaba de estrenar La lección, obrita deliciosa y trágica, con esa mezcla agridulce marca Ionesco. Si van a verla, no se arrepentirán. No parece que el texto tenga 65 años, está vivísimo. Y esta producción dirigida por Eduardo Recabarren acierta en el tono y el elenco, en el que destaca la joven actriz Yasmina Álvarez como la alumna.

Si uno lee el texto, comprueba que en las primeras acotaciones de La lección Ionesco ya adelanta el desenlace de esta historia entre un profesor y su alumna. La chica, dice la acotación, "muy animada al principio, se mostrará cada vez más fatigada y soñolienta. Hacia el final del drama… parecerá vagamente paralizada, con un comienzo de afasia…". Como en esas historias policíacas que nos descubren de antemano al asesino porque lo que importa es exponer cómo lo hizo.

En La lección, Ionesco escribe un texto de mucha palabra, su eje es el lenguaje como arma fascinante para ejercitar el poder y la autoridad. A través de él, el profesor consigue precisamente imponerse a su alumna, que es de lo que se trata. La obra tiene además ese aire que el autor consigue siempre darle a sus piezas, un aire de frivolidad, de humor, pero que es una comicidad superficial, pues en realidad lo que nos cuenta es una trágica y desesperada verdad.

Solo hay tres personajes: Un profesor (Luis Ortiz-Abreu), comienza a hablar de forma cortés pero luego no para de hablar, va poco a poco ganando terreno, también en violencia y gritos. Su objetivo no es otro que el de atolondrar a su educada y joven alumna. No es muy dado a responder con explicaciones a las preguntas de su alumna, sus razonamientos son cada vez más disparatados, hace preguntas y juegos de palabras sin sentido... Su alumna es una bella, inocente y animada jovencita, vestida con un impecable vestido blanco , que aspira al "doctorado total". Y una sirvienta (Angelika Taraszka), personaje aparentemente secundario, pero el que mueve los hilos de la historia y justifica el proceder del profesor, dando así continuidad a su crueldad.

En definitiva, una obra que trata sobre el poder y sobre cómo lo ejercemos con nuestros semejantes, tema muy presente en la obra de Ionesco. Podría pensarse que el argumento se ciñe al mundo de la educación, pero creo que estos juegos de sumisión y de humillación que el autor despliega entre los personajes se dan en cualquier ámbito.

Dirigir a Ionesco no es fácil, teatro de texto cuyo mensaje hay que descubrir entre el follaje de las frases sin sentido o aparentemente absurdas. Encontrar ese tono de tragedia frívola tampoco está al alcance de todos. Recabarren ha acertado desde la sencillez y con una básica escenografía realista. Luis Ortíz-Abreu es más joven de lo que el texto pide, pero no importa, cumple con su personaje, su recorrido va desde la discreción a la violencia. Taraszka interpreta a la sirvienta en el mismo registro, subrayando lo que tiene el personaje de caricatura. Sin embargo, Yasmina Álvarez lo aborda desde el naturalismo, y recorre el camino inverso a su profesor, desde la seguridad y la inocencia hasta la aniquilación.

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