Álex Marco, 'Reel jump', 2025. Foto: Álex Marco

Álex Marco, 'Reel jump', 2025. Foto: Álex Marco

Arte

Álex Marco, una pintura que se asoma al abismo en una exposición para gozar

La pintura de este artista valenciano deslumbra en su última exposición individual, donde lo monocromo se combina con lo fantasmagórico y lo ardiente.

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Al entrar en la sala, dos lienzos de pequeño formato, Sin título e Inicio del reel, ambos de 2025, son el preámbulo de lo que luego veremos, y que, de golpe, se muestra como sorprendente en la última obra de Álex Marco (Valencia, 1986).

Junto a los lienzos, bajo el título de la exposición, Y yo, que no creía en las brujas, un texto del comisario, César Novella, advierte de las ilusiones con las que nos toparemos, cuando se refiere al artista como un “técnico de la fantasmagoría contemporánea de los albores de la reproducción mecánica de imágenes”.

Álex Marco. Y yo, que no creía en las brujas

Museo de la Ciudad. Valencia. Comisario: César Novella. Hasta el 7 de septiembre

Como declaración de intenciones, estos pequeños lienzos en una sala vacía empujan el ver hacia adentro en dos direcciones: la que nos conduce al fondo de la pintura y la que nos interna en el espacio expositivo; dilación de un lienzo y otro, configurados, todos, finalmente como un lienzo único.

Siete pinturas de gran formato, Reel jump (2024-2025), pegadas unas a otras, hacen temblar la segunda sala. Hay en ellas algo flameante, de mariposa nocturna, que ponemos en relación con la estética del desastre, según la reconoce Byung-Chul Han en el Himno a la belleza, cuando Baudelaire une flambeau (antorcha) con tombeau (tumba) y des astres (desastres/los astros).

Aquí, la pintura, como espacio contemplativo, se cierne sobre el ver acelerado batiendo sus alas, para llevarnos a mirar más allá. Como en la extraordinaria serie Shadows (1978-79) de Andy Warhol, Álex Marco acota la forma abstracta de los negros para iluminar el vacío, lo sombrío y espectral que dejó de lado la tradición moderna, etiquetándolo como misterioso y trágico.

Frente a la superficialidad de la imagen que todo lo exhibe y no deja ver nada, se muestra la pintura de lo caótico y roto, de lo frágil y agotado del ser contemporáneo.

'Sin título', 2025. Foto: Álex Marco

'Sin título', 2025. Foto: Álex Marco

Es impresionante observar cómo, a partir de ahí, esta exposición se abre en el espacio en salas sucesivas. Entonces se encoge el estómago y la mente se expande. Aquí, tan pronto observamos el recorrido de un gesto contenido a punto de estallar, que gira sobre sí mismo en un recogimiento casi ascético, como también percibimos, de repente, elevado, un ruido sordo que, sin embargo, está latiendo en todo momento.

Pone los pelos de punta presenciar el modo en que se orilla la pintura para dejarla correr y mantenerla, asomada al abismo. Es de una dramaturgia que empaña los ojos. Pero que no se queda ahí, sino que también se repliega para conducirnos luego al rincón del juego, llevando el ver de un lugar a otro.

'Sin título', 2025. Foto: Álex Marco

'Sin título', 2025. Foto: Álex Marco

Y así, a saltos, vemos y vamos a través de los rasantes de una pintura que se acerca a veces con dientes de sierra y, otras veces, con filos suaves, aunque hondos, penetrantes. Para referirse a esta exposición un coleccionista usaba, cabal, la expresión francesa del je ne sais quoi. Es justo eso: lo que se da a ver como bello y magnífico y que difícilmente se puede describir con palabras.

Es esta de Álex Marco una exposición para dejarse llevar por el ver, y gozar, y sentirse atrapado por sombras iluminadas como espectros en un juego de espejismos.