
Marie-Christine Osselin, enóloga de Moët & Chandon, el pasado 29 de abril en el hotel La Residencia de Mallorca.
Marie-Christine Osselin, enóloga de Moët & Chandon: "El champán puede maridar bien con una hamburguesa"
La marca francesa acaba de lanzar Grand Vintage 2016, su vintage número 77 desde la fundación de la Casa en 1743.
Más información: Cómo beber champagne como un francés, la guía básica definitiva.
¿Quién no ha oído hablar de Moët & Chandon? Creada en 1743, está considerada la productora de champanes más conocida y vendida del mundo, en gran parte gracias a la influencia de Napoleón Bonaparte. El emperador francés era consumidor asiduo de esta bebida y mantenía una estrecha relación con Jean-Rémy Moët, nieto del fundador de la marca, lo que ayudó a impulsarla y promocionarla. De hecho, el Moët & Chandon Brut 'Impérial' debe su nombre a él, un guiño a modo de agradecimiento por su apoyo al negocio.
No obstante, pese a su pasado noble y su coste a menudo elevado, de un tiempo a esta parte la empresa ha querido presentarse al mundo como un "lujo accesible", apto para un público diverso. Así lo corrobora Marie-Christine Osselin, enóloga de la bodega: "Hay botellas que cuestan 50 euros, este precio es accesible; es cierto que quizá no es para el día a día, pero sí puede ser algo para tomar de vez en cuando".
Cocinillas EL ESPAÑOL ha charlado con Osselin en La Residencia Belmond, un espléndido hotel de 5 estrellas ubicado en el encantador pueblo de Deià (Mallorca). Moët & Chandon se ha desplazado hasta allí para dar a conocer su nueva añada: Gran Vintage 2016, el 77 vintage que lanza la Casa desde su nacimiento; un champange con seis años de envejecimiento en bodega elaborado con un 34% de uva pinot noir, un 48% de chardonnay y un 18% de meunier.

"Lo más importante para mí de esta nueva añada es la idea de la sublimación, de ser capaz de transformar las dificultades en excelencia", afirma Marie-Christine haciendo alusión a la meteorología turbulenta que caracterizó al 2016; de ahí que hayan apodado a este champán "la serenidad tras la tormenta". En cuanto a términos de cata, en nariz lo define como "tierno, de acidez suave y con notas a anís y toques cítricos". En boca es similar: "Muy fácil de beber, como una ola que llega y se va tranquilamente, con un final fresco a pomelo".
La experta recomienda maridarlo con carne blanca, pescado blanco, frutas frescas como la manzana, y almendras, ya que este champán tiene matices a este fruto seco, por lo que también sugiere combinarlo con leche de almendra. Más allá de los clásicos maridajes con ostras, la enóloga anima a que la gente se sienta libre de disfrutar de Moët como prefiera.
En este sentido, últimamente hemos podido observar una proliferación de propuestas gastronómicas que apuestan por maridajes de champán atípicos, empezando por Cakes & Bubbles, el proyecto de Albert Adrià en Londres que mezcla lo clásico y lo contemporáneo, ofreciendo una amplia selección de champanes y vinos espumosos por copa y por botella junto a postres de diferentes tamaños para compartir o saborear en solitario.

De izquierda a derecha, el chef Iván Cerdeño, Marie-Christine Osselin, y el chef Pablo Armando Aranda.
Otro ejemplo es el caso de la hamburguesería Kricky Pelton de Madrid, durante el pasado febrero lanzó una experiencia culinaria que combinaba sus icónicos pancakes con el champagne André Clouet para celebrar el mes de San Valentín. Asimismo, el restaurante Haranita, también de Madrid, se ha dado a conocer por su oferta de champán, caviar y baos. Por su parte, la 'marisquería moderna' Batea de Barcelona organizó hace unos meses un evento que fusionaba la hamburguesa de Argentinos Burguer (reconocida como la mejor de España en 2024) con vinos espumosos de Celler Mas Gomà.
Pero, ¿hasta qué punto son disparatados estos maridajes? "Escuché que en Estados Unidos mezclan champán con nuggets y caviar", cuenta la enóloga. "Para mi gusto los nuggets son demasiado grasientos para esta combinación, pero es cierto que cada vez surgen nuevas tendencias y que hay muchas personas que quieren alto lujo combinado con productos más accesibles como una hamburguesa. Y, ¿por qué no? De hecho, el Grand Vintage 2016 Rosé puede casar perfectamente con una burguer", agrega.
"Unas buenas patatas fritas, cuando son crujientes, no muy grasientas y con sal, también maridan muy bien", asegura Marie-Christine. Las compara con el mismísimo caviar: "Los huevos explotan en la boca y son salados; tienes, al mismo tiempo, la textura y la sal". Según dice, "para hacer brillar a un champán sólo se necesita algo que vaya bien con las burbujas". Como decíamos, la sal es uno de esos ingredientes clave, ya que como la mayoría de los champanes son secos o extra secos, esta ayuda a activar los cinco sabores básicos.

En definitiva, estas nuevas tendencias que comentamos parecen apuntar hacia una pérdida de la pompa y el elitismo que casi siempre ha definido al champán. "Hay muchos tipos de champán para distintas clases de persona: con Moët Impériale puedes maridar platos muy simples o alta gastronomía... Todo está bien mientras se respete el asunto de la sal y la textura".
Moët & Chandon, con casi 300 años a sus espaldas, sigue teniendo retos por delante. "Estamos tratando de combatir el cambio climático y queremos encontrar nuevas formas de ahorrar agua y energía", cuenta Osselin. "El destino de la firma pasa por ser más responsables que nunca y esforzarnos para que el champán continúe presente en el futuro".