Samuel Heath, inversor inmobiliario y emprendedor

Samuel Heath, inversor inmobiliario y emprendedor

Sociedad

Samuel, inversor, transforma un piso okupado en más de 130.000 €: "Me estoy forrando gracias a Pedro Sánchez"

La okupación vuelve al centro del debate inmobiliario con el caso de Samuel Heath, un inversor que compra pisos okupados, los desaloja y multiplica su valor.

Más información: Fernando, jubilado, sobre la crisis de la vivienda en España: "En 1990 yo me compré 2 pisos por un poco más de 100.000€"

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Las claves

Samuel Heath, inversor, adquirió un piso okupado por 36.000 euros y tras un desalojo y reforma, afirma que su valor ahora asciende a 170.000 euros.

El proceso de desalojo fue más rápido de lo esperado, logrando sacar a los okupas en solo tres meses y enfrentándose a un estado de insalubridad extrema en la vivienda.

Heath asegura que las actuales leyes de okupación le han permitido sacar rentabilidad y señala al Gobierno de Pedro Sánchez como facilitador de este tipo de inversiones.

El caso reabre el debate social y político sobre la okupación, la protección de la propiedad privada y la especulación inmobiliaria en España.

El mercado inmobiliario español se encuentra en un clima de máxima crispación, con la okupación como uno de los focos centrales del debate público.

En medio de esta controversia aparece el testimonio de Samuel Heath, un inversor que no solo reconoce beneficiarse de la situación, sino que también hace públicas las ganancias que obtiene gracias a ella.

"Me estoy forrando gracias a Pedro Sánchez. Estoy aprovechando al máximo las leyes de okupación que ahora mismo están en vigor", afirma Heath.

Su experiencia no deja indiferente a nadie: adquirió un piso okupado por 36.000 euros y, tras un proceso de desalojo y reforma, asegura que ahora vale 170.000.

El inversor relata que el procedimiento para recuperar la vivienda fue más rápido de lo esperado: "Pude sacar a los okupas en solamente 3 meses, no tardé mucho. Y ahora el piso tiene un valor de 170.000 euros".

Aunque admite que la vivienda estaba en un estado deplorable, los números, dice, le siguen cuadrando.

"Obviamente, el piso estaba asqueroso. Esta gente vivía como ratas y tuve que hacer una reforma integral, pero igualmente me salen muy bien los números", señala.

El estado de la vivienda

Para ilustrar su experiencia, Heath grabó el recorrido por el piso en las condiciones en que lo encontró.

Sus palabras describen un panorama insalubre y extremo: "Voy a enseñar ahora el piso que compré con okupas, y si de verdad esta gente vive en estas condiciones, estoy seguro de que no has visto nada parecido".

El relato continúa y no se queda corto en detalles: "Entramos en la casa y bueno, como podéis ver, está hecha un desastre. El olor estaba impregnado en todas las paredes. El piso está en una segunda planta y se olía hasta en la portería de abajo".

Un hedor que afectaba incluso a quienes lo visitaban: "Daba asco, el aire estaba totalmente contaminado y costaba respirar. Después de estar en este piso, el olor se te quedaba también impregnado en la nariz y en la ropa".

La descripción continúa con la presencia de animales y suciedad extrema, dos aspectos que hacían imposible la habitabilidad de la casa.

"Tenían gatos y había heces por toda la casa junto con un montón de basura. Y ahora pasamos al baño y, pues, más de lo mismo. No sé cómo la gente puede vivir en estas condiciones, me parece una locura", explica.

En las habitaciones, la escena no era mejor; el desorden y la suciedad continuaban por todas partes, haciendo que el ambiente resultara aún más asfixiante e incómodo.

"Ahora pasamos a las habitaciones y, bueno, como podéis ver, los colchones negros se encuentran junto a colchones en mejor estado al lado de la basura. Todas las paredes también estaban negras y súper pegajosas", describe.

De la ruina al beneficio

Tras desalojar a los ocupantes y afrontar la reforma integral, Heath sostiene que la vivienda se transformó por completo.

Aunque no aporta cifras exactas de la inversión realizada en obras, asegura que el valor final del piso triplica con creces lo que pagó inicialmente.

La historia de Samuel Heath no es solo un caso de inversión particular. También pone sobre la mesa un debate social y político: las leyes de ocupación, la protección de la propiedad privada y la especulación inmobiliaria.

Mientras unos lo ven como un ejemplo de cómo sacar provecho en un mercado complejo, otros lo interpretan como una consecuencia de la precariedad habitacional y de la falta de soluciones estructurales al problema de la vivienda en España.