El Invernadero de La Salita.
Begoña Rodrigo estrena un 'Invernadero' en su restaurante La Salita donde disfrutar de su cocina y coctelería
La chef valenciana ha creado un espacio contiguo a su restaurante con estrella Michelin donde servirá comidas y cenas al aire libre, además de acoger exposiciones, talleres y eventos privados.
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Desde el corazón del barrio valenciano de Ruzafa, Begoña Rodrigo vuelve a demostrar por qué es una de las voces más singulares y visionarias de la cocina española. La chef, al frente del restaurante La Salita —galardonado con una estrella Michelin, tres Soles Repsol y cinco rabanitos We’re Smart— acaba de estrenar un nuevo espacio que promete redefinir la experiencia gastronómica en la ciudad, comenzando por su 'casa': El Invernadero.
Se trata de una estructura acristalada, climatizada y diseñada para integrarse de forma natural en el jardín del complejo que alberga tanto el restaurante como su coctelería, COOKTL. Con techo retráctil, carpintería metálica y una luminosidad que parece capturar el cielo de València, El Invernadero nace con una premisa clara: disfrutar de la gastronomía y de la coctelería sin renunciar al exterior, haga el tiempo que haga.
El nuevo espacio permite ampliar la capacidad de La Salita y abre, además, una zona más distendida para el universo coctelero de COOKTL. Mesas elegantemente dispuestas se mezclan con sillones y butacas pensadas para tardes de cócteles, encuentros improvisados o pequeños picoteos al aire libre, ahora protegidos del frío, del calor o de la lluvia.
"Queríamos que quienes vienen a casa pudieran seguir disfrutando de la terraza exterior sin tener que preocuparse por la temperatura o la lluvia", explica Rodrigo. "Los veranos son cada vez más largos y las lluvias de otoño reducían los días de uso de la terraza. Con El Invernadero encontramos la solución: seguir sirviendo aperitivos, comidas y cenas al aire libre… sin tener que mirar al cielo".
La acogida no ha podido ser mejor. Durante las semanas de Valencia Cuina Oberta, el espacio se estrenó sirviendo alrededor de 500 menús y experiencias, convirtiéndose en uno de los rincones más fotografiados y celebrados por los comensales. La atmósfera diáfana y la luz natural han hecho del lugar un pequeño fenómeno en redes sociales.
Begoña Rodrigo en una de las ventanas de La Salita.
Pero El Invernadero no quiere limitarse a ser una prolongación del restaurante. Su vocación es la de espacio camaleónico, abierto a presentaciones, exposiciones, eventos privados y talleres. De hecho, ya ha acogido las primeras masterclass de COOKTL, y a partir de 2026 será escenario habitual de catas, degustaciones y talleres de coctelería dirigidos por Denise Coppola.
"Podrá venir un público diverso", cuenta Rodrigo. "Desde quienes quieren sólo un cóctel por la tarde, hasta quienes se acercan a nuestras clases, o quienes vienen a comer en La Salita. También quienes busquen un entorno distinto para un evento o una presentación. Nace con el espíritu de ser un espacio multifuncional, con el sello de la casa".
Una Navidad en mitad del bosque
Este mes de diciembre, El Invernadero se estrena con un guiño navideño: una decoración envolvente que reproduce la sensación de adentrarse en un bosque. Ramas de abeto natural, eucalipto, acebo y flores preservadas aportan aroma, textura y un toque sensorial que convierte el lugar en un pequeño refugio vegetal. "Queríamos que quien viniera esta Navidad se sintiera dentro de un espacio natural", explica la chef. "La idea era crear un ambiente cómodo, sensorial y evocador".
El interior de El Invernadero.
Con su estreno, El Invernadero se posiciona como un oasis urbano, un punto de encuentro en una de las zonas más vibrantes de València. Su acceso desde la transitada Pere III El Gran contrasta con el carácter íntimo y casi secreto que se experimenta al cruzar sus cristales.
Es, al final, una prolongación del universo de Begoña Rodrigo. Ese que conjuga técnica, sensibilidad, luz mediterránea y una mirada que siempre va un paso por delante. Un espacio pensado para detener el tiempo, alimentar la curiosidad y brindar por las experiencias que, como los buenos platos y los buenos cócteles, permanecen en la memoria.