Del huerto (literal) a la mesa: así es la experiencia más auténtica de uno de los mejores agroturismos de Ibiza

Del huerto (literal) a la mesa: así es la experiencia más auténtica de uno de los mejores agroturismos de Ibiza

Reportajes gastronómicos

Del huerto (literal) a la mesa: así es la experiencia más auténtica de uno de los mejores agroturismos de Ibiza

Tres hectáreas de cultivos ecológicos, energía solar, cocina de temporada y la visita de chefs como Yotam Ottolenghi, hacen de Atzaró y sus demás restaurantes (Aubergine y un beach club) un imprescindible en la isla.

Más información: El restaurante de Ibiza basado en la 'microtemporada' donde probar unas originales arepas de cecina mirando al mar

Publicada
Actualizada

En una isla donde todos quieren ver el mar, el interior también guarda muchos tesoros. Y es precisamente en el corazón de la Ibiza rural, entre caminos de tierra que serpentean entre campos y prados que en esta época del año son de postal, está uno de esos hoteles que han ido afianzando ese clamor de que Ibiza es mucho más que sol, playa y fiesta.

Se llama Atzaró Agroturismo Hotel y es un santuario donde vivir la isla en todo su esplendor y hacerlo de una forma tranquila, serena, exclusiva y en contacto con la tierra. Dicen que el nuevo lujo era esto, ¿verdad? En una finca de más de 300 años de historia, el concepto de agroturismo alcanza su máxima expresión. Por una parte, es lujo y hospitalidad; por la otra, tradición agrícola, porque aquí ese impresionante huerto que domina la propiedad no es solo paisaje, sino una filosofía de vida que buscan transmitir a cada huésped o cliente que traspasa sus puertas.

El huerto: alma y motor de Atzaró

Atzaró no es un hotel más. Es el alma verde de Ibiza convertida en destino, un lugar donde, al abrigo de árboles, buganvillas y muros encalados, el tiempo parece haberse detenido en una eterna primavera. El corazón del hotel no es otro que un huerto orgánico de tres hectáreas que lo nutre todo: los restaurantes, no solo del hotel, sino más allá, además de las experiencias del spa y otras tantas.

Un camino bordeado de más de 3000 naranjos, de variedades como navel o clementina, guía a los visitantes desde las terrazas del hotel hasta la entrada del huerto. Lo que comienza como un simple paseo para adentrarse en este paraje verde pronto se convierte en una maravilla para los sentidos: los colores intensos de las frutas maduras, el aroma de los jazmines, el frescor de la sombra que proporcionan olivos centenarios... Bucólico, lo sabemos, pero es que así es como uno se siente al adentrarse en este edén terrenal.

Lo suyo son tres hectáreas de cultivo ecológico donde todo tiene cabida, entre granadas, tomates, aguacates, lechugas, berenjenas o calabacines. Y eso solo por citar algunos. Más que un jardín, el de Atzaró es un ecosistema autosuficiente que encarna su compromiso con la sostenibilidad. El agua se obtiene de sus propios pozos —tienen tres de ellos—, la electricidad la generan 200 paneles solares, y cada hortaliza es fruto de una agricultura respetuosa con la tierra.

Y lo mejor es que este no es un huerto cualquiera. No solo abastece a los restaurantes del hotel y a las cabinas de tratamiento del spa, sino que también se convierte en escenario de experiencias que te harán enamorarte un poco más si cabe. Durante el verano, muchas noches tienen sesiones de cine al aire libre, pero también barbacoas bajo la luna y cenas especiales que conectan a los comensales con el entorno. Uno de los momentos más mágicos de la temporada pasada fue la cena de Yotam Ottolenghi, el chef y autor que ha revolucionado la cocina basada en vegetales. Si cenar bajo las estrellas, en el corazón de la Ibiza más auténtica y rural, y con cocina de este genio no es un sueño, no sabemos qué puede serlo...

Del huerto a la mesa: la gastronomía en el hotel

El huerto de Atzaró es el hilo invisible que une toda la experiencia gastronómica del hotel. Que si bien no tiene una figura capital a los fogones, es muy interesante, tanto para el huésped como para los que lo visitan. Dentro del agroturismo se encuentran dos restaurantes, La Veranda y El Orange Tree, que operan bajo el concepto farm-to-fork, llevando a la mesa lo que crece a escasos metros de la cocina.

Aquí, la carta, como es lógico, cambia al ritmo de las estaciones. Y todo apetece. Podríamos calificar la suya como comfort food, porque se prepara con ingredientes de temporada y de kilómetro 0 en el sentido más literal. En primavera, los platos se llenan de guisantes tiernos, habas y hierbas recién cogidas. En verano, que está a la vuelta de la esquina, es tiempo de tomates, sandías, berenjenas, pimientos...

Trabaja con platos como una ensalada de berenjena asada con garbanzos crujientes al za’atar, feta, almendra y salsa de yogur con lima y menta, el tiradito de lubina con leche de tigre, pistacho, cítricos de la finca y chili fresco, un risotto de boletus con trufa y espárragos trigueros o un solomillo de ternera al Josper con gratén de boniato y salsa de salvia. Entre los postres, delicias como una tarta de naranja de la finca con harina de almendra o un goloso coulant de pistacho y chocolate blanco, con helado de coco.

Su cocina es sencilla en apariencia, pero muy bien lograda y sabrosa. Y lo mejor es que se trata de recetas que potencian la calidad del producto, donde el aceite de oliva virgen extra de la isla, los pescados frescos del Mediterráneo y las carnes locales se tratan con el mismo respeto que las verduras que crecen en su huerto.

Aubergine by Arzaró y Atzaró Beach, la experiencia campestre en el interior y en la playa

No contentos con deleitar con su cocina orgánica, a pocos minutos del hotel y en plena campiña ibicenca, se encuentra Aubergine by Atzaró, el restaurante que lleva el espíritu del huerto aún más lejos. El sitio en sí es uno de esos que uno recuerda. Es imposible no quedarse embelesado con esa terraza rodeada de lavanda, con mesas bajo olivos y limoneros, donde la vida transcurre más lento.

En el restaurante, este concepto afianzado por el hotel se vive también en cada plato. El menú está protagonizado por ingredientes orgánicos procedentes del huerto de Atzaró, interpretados con ciertas dosis de creatividad y algún que otro punto viajero, sobre todo con influencias de otros países que baña el Mediterráneo. Clásicos como el carpaccio de berenjena asada con pistachos y granada, la ensalada de kale con aliño de dátiles y jengibre o los puerros caramelizados sobre yogur griego se combinan con platos principales como la lubina con cous cous de coliflor y chutney de cilantro o las chuletas de cordero con patató de Ibiza y pimientos de Padrón.

¿La esencia del huerto en la playa? También es posible con su concepto de beach club, Atzaró Beach. A pie de mar y en la icónica Cala Nova, se puede disfrutar con los pies descalzos hundidos en la arena y el sonido de las olas como fondo compañero de mesa. El menú combina clásicos veraniegos con ingredientes frescos y saludables. De entrada, platos como el tartar de gamba roja con aguacate y kimchi o el ceviche de atún rojo con mango y leche de tigre dan paso a principales que saben a mar, como el rodaballo con flores de alcachofa y bimi o el calamar salteado con patata confitada y pimientos.

Y si de compartir se trata, las paellas son imprescindibles: de pescado y marisco, mixta, negra o de verduras... Todo servido en un ambiente desenfadado pero elegante, con tumbonas frente al mar y una carta de zumos y cócteles de la que apetece todo.

Un tesoro en la Ibiza más auténtica

Detrás de este oasis de naturaleza y gastronomía está una familia que quiso perpetuar el legado de una casa payesa ibicenca y convertirla en un edén homenaje a lo de siempre. Así nació Atzaró, un agroturismo de lujo bien entendido, creado a partir de una vieja casona familiar centenaria, transformada con mimo y fidelidad a sus raíces.

Hoy, sus trece hectáreas albergan jardines frondosos, estanques, piscinas, pérgolas, terrazas y habitaciones que se integran de forma orgánica en el paisaje. En definitiva, han conseguido brindar a la isla un templo de la desconexión, yoga, descanso y cocina saludable basada en su propio huerto. Un lugar que ha sabido mantenerse fiel a los valores que le dieron origen: ofrecer un turismo de calidad que respeta la naturaleza, la autenticidad y el alma de una isla única.