Ferran Adrià en un montaje de El Español iStock
Ferran Adrià (63), chef español, rotundo: "Para que las gambas al ajillo tengan más sabor, el truco está en dorar las cabezas antes"
El chef español que consiguió revolucionar la gastronomía mundial en el cambio de milenio comparte una receta sencillísima para preparar unas gambas al ajillo con un intenso sabor a marisco.
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Contaba el chef José Andrés en una de las entregas de su newsletter que, siendo él muy joven, trabajaba como cocinero en un restaurante de la Costa Brava.
Por esas cosas que tiene el azar, un buen día Ferran Adrià acudió como cliente y probó las gambas al ajillo que había preparado el asturiano. El chef de El Bulli quedó tan entusiasmado que le pidió a José Andrés que se fuese a trabajar con él.
Esta anécdota bien puede servir como prueba de la fascinación que siente por este plato popular el cocinero catalán que cambió el paradigma de la gastronomía mundial cuando el siglo XXI daba sus primeros coletazos.
Las gambas al ajillo con más sabor
¡Empezamos!... La primera receta que vamos a cocinar son unas deliciosas gambas al ajillo. Para mí, además del producto, la clave es el tiempo de cocción. #SeguimosConectados pic.twitter.com/gBbjZ18Ot6
— Ferran Adrià (@ferranadria) April 29, 2020
El mismo Ferran Adrià, cuando durante el confinamiento de la Covid se animó a publicar vídeos cocinando algunas " propuestas muy sencillas, originales y ricas", no dudó en compartir su propia receta de gambas al ajillo.
El chef catalán, en el vídeo subido a la red social anteriormente conocida como Twitter (ahora X), reconoce humildemente que su receta no es ni mejor ni peor, pero que así es como se las come él y no nos cabe ninguna duda de que son una bomba de sabor.
El secreto de Ferran Adrià para no desperdiciar ni un átomo del sabor de las gambas consiste en dorar bien las cabezas en el aceite antes de incorporar las colas -la parte comestible- a la sartén.
Antes de retirar las cabezas, estas se aplastan bien con ayuda del mazo de un mortero o estrujándolas con nuestras propias manos -Adrià recomienda protegerse los dedos con un "dedal" de papel de aluminio-.
Haremos eso con el fin de que suelten sus jugos, pues una vez ligados con el aceite como si de un pilpil se tratase, darán lugar a una salsa deliciosa.
Ingredientes
- Gambas frescas enteras, 400 g
- Ajo, 4 dientes
- Guindilla seca, 1 ud
- Aceite de oliva virgen extra, 4 cucharadas
- Sal, al gusto
- Perejil fresco picado, 5 g (opcional)
Paso 1
Separamos las colas de las cabezas de las gambas. Pelamos y reservamos las colas y dejamos las cabezas enteras para extraer sus jugos.
Paso 2
En una sartén amplia o en una cazuela de barro, calentamos el aceite de oliva virgen extra con los ajos laminados y la guindilla. Dejamos que se doren ligeramente, vigilando para que no se quemen. Si queremos que el picante sea más intenso, podemos cortar la guindilla en aros.
Paso 3
Incorporamos las cabezas de las gambas y dejamos que se doren para que aromaticen el aceite.
Paso 4
Sazonamos las colas de las gambas con un poco de sal y las incorporamos a la sartén. Las salteamos a fuego fuerte muy brevemente, solo hasta que cambien de color, evitando que se pasen de cocción para que queden jugosas.
Paso 5
Presionamos las cabezas con un mazo de cocina o con un improvisado dedal de papel de aluminio para extraer todos sus jugos.
Paso 6
Retiramos las cabezas con unas pinzas y reservamos únicamente las colas de gamba con el aceite perfumado con los ajos, la guindilla y el jugo de las cabezas. Removemos todo para ligar el aceite con los jugos hasta que se forme una salsa.
Paso 7
Servimos las gambas al ajillo inmediatamente, bañadas con su aceite y los ajos. Opcionalmente, podemos espolvorear con un poco de perejil fresco picado.
Un aperitivo que es pura proteína
Las cazuelitas de gambas al ajillo son uno de esos clásicos de la "comida viejuna" que no pasan de moda.
Habituales en las barras de tapeo, cuando están bien hechas son un auténtico festín que también puede ser bastante equilibrado si uno es capaz de resistirse a no mojar media barra de pan en la salsa. Esto también había que decirlo.
Desde el punto de vista nutricional, las gambas son una excelente fuente de proteínas de alto valor biológico (unos 20 g por cada 100 g de porción comestible según datos de la Fundación Española de la Nutrición), bajas en calorías y con un aporte de grasas mínimo.
Destacan por su aporte de minerales como yodo, fósforo, zinc y selenio, fundamentales para funciones metabólicas y del sistema inmunológico. Además, son una buena fuente de vitamina B12 y niacina, esenciales para el buen funcionamiento del sistema nervioso.
Cuando se cocinan al ajillo, el ajo y la guindilla añaden compuestos bioactivos, como la alicina y la capsaicina, que tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias; mientras que, por otro lado, el aceite de oliva virgen extra aporta ácidos grasos monoinsaturados (cardiosaludables) y vitamina E.
Una receta muy versátil
Otros mariscos de características similares a las gambas también son adecuados para cocinarlos "al ajillo". Una excelente alternativa son los langostinos, que comparten muchas propiedades nutricionales con las gambas y ofrecen una textura firme que responde muy bien a la cocción que se precisa para la receta.
También se pueden usar cigalas, que tienen un sabor más delicado, pero que puede resultar muy elegante en esta receta. Si el presupuesto no es un problema, los camarones grandes o los carabineros, que tienen un sabor mucho más intenso, también pueden ser una opción excelente.
Todos estos crustáceos permiten variar la receta según disponibilidad en el mercado y presupuesto y, a la vez, mantener un perfil nutricional y una intensidad de sabor similares en un plato que es una de las mayores delicias de la dieta mediterránea.